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LA HORA DE LA UNIDAD: Derroteros del Bicentenario

Escribe: Semanario Expresión el 2021-07-30

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Escribe: Juan Vejarano Vergara (*)

Estamos a días de que nuestro país conmemore los 200 años de su bicentenario, de aquel grito libertario que encabezara don José de San Martín y otros grandes prohombres que creyeron firmemente en sus ideas y principios, de que había llegado la hora de plasmar el objetivo independista del yugo español. Los gobiernos nacional, regional y locales han preparado diversas actividades para esta magnánima celebración, donde se testimoniarán sendos homenajes a quienes entregaron su vida por la patria, en defensa de una nación libre y emancipada de las ataduras de la opresión, la esclavitud y el avasallamiento de los derechos de las personas.

Sin embargo, vale preguntarnos ¿Cuál es el principal legado que nos dejan estos 200 años de independencia?, ¿Hemos construido la nación igualitaria, con derechos para todos, con valores y justicia a lo que aspiraron nuestros próceres, héroes y libertadores?, ¿Por qué a 200 años del bicentenario siguen existiendo abrumadoras diferencias sociales y económicas que nos separan abismalmente en un país con muchas potencialidades?, ¿Qué tan responsable es nuestro sistema político, heredado en estos 200 años de República, del atraso, de la galopante corrupción que ha corroído las instituciones, del país convulsionado que nos han heredado?

Estas son solo algunas preguntas que nos hacemos tras 200 años del surgimiento de la República Peruana como un estado independiente de la monarquía española, plasmada a través de la historia y escrita con sangre, dejando una estela en muerte en batallas y combates, con luchas sociales por reivindicar derechos conculcados y exigiendo justicia desde diferentes frentes. La rebelión de Túpac Amaru II de 1780 es uno de los primeros levantamientos que cuestionaron el orden social y el gobierno del entonces Virreinato del Perú. Luego se producirían otras insurrecciones que buscaban la autonomía del país, como la rebelión de Tacna de 1811 encabezada por Francisco Antonio de Zela, la rebelión de Huánuco de 1812 y la rebelión del Cuzco de 1814 de los hermanos Angulo.

Según los historiadores, las ideas libertadoras tuvieron en la ciudad de Trujillo a uno de los principales focos de gestación. Luego del desembarco del general José de San Martín en Paracas, en setiembre de 1820, el intendente de Trujillo, José Bernardo Tagle, recibió una carta del libertador invitándolo a unirse a la causa emancipadora. Trujillo fue la primera ciudad en completar el proceso de independencia y cumplió con los actos necesarios para tal fin entre el 24 de diciembre de 1820 y el 6 de enero de 1821. El 29 de diciembre en la sede del cabildo se firmó el acta de independencia. Dos días antes, el 27 de diciembre de 1820, se proclamó la independencia de Lambayeque. El núcleo revolucionario lo lideraban los hermanos Iturregui, Leguía, Saco Oliveros, quienes se reunieron en la casa Montjoy para conspirar a favor de la causa independentista. Se levantaron el 27 de diciembre contra los cuarteles realistas españoles.

País polarizado

A 200 años de la gesta libertaria, el Perú atraviesa un presente sombrío producto de una clase política cuestionada, que jamás ha estado a la altura de las circunstancias. Las elecciones presidenciales recientes han dejado un país polarizado, producto de posturas equivocadas y de actitudes inmaduras e irresponsables de los candidatos que disputaron la primera magistratura del país (principalmente de la derechista, Keiko Fujimori). Ahora, se le viene una dura tarea al electo gobernante Pedro Castillo para consolidar espacios de encuentro, donde el diálogo y la discusión de ideas de manera alturada tiene que ponerse en marcha. Hay que tender puentes con la oposición y practicar una comunicación horizontal y franca, para que se logre la tan ansiada gobernabilidad y no se repitan escenas como las ocurridas el último quinquenio, donde llegamos a tener cinco presidentes por irresponsabilidad de esta clase política que gobierna el país de espaldas a la realidad.

La pandemia del coronavirus ha desnudado, además, serias falencias en el Estado, las cuales estaban ocultas o bien maquilladas, por un modelo económico que nos hizo creer que todo caminaba de maravillas. La emergencia sanitaria nos devolvió a nuestra realidad y expuso estrepitosamente nuestro precario sistema de salud, el cual colapsó ante una enfermedad que no dio tiempo de nada. También afectó enormemente la economía nacional, muchas empresas despidieron a miles de trabajadores y otras tuvieron que cerrar ante la falta de liquidez. Se espera una pronta y sostenida reactivación de los distintos sectores económicos.  

La pandemia ha expuesto también las grandes diferencias sociales existentes, entre un Perú urbano limeñizado y costero, y un Perú profundo que reclama justas reivindicaciones desatendidas por el Estado a lo largo de los últimos 30 años. Urge acortar las brechas de pobreza y desigualdad con un trabajo serio a mediano y largo plazo, generar infraestructura a todo nivel y aplicar reformas sociales que reivindiquen a la persona humana. Es vital fortalecer, además, los mecanismos de lucha contra la corrupción y fortalecer los sistemas de control gubernamental, y poner en marcha una intensiva cruzada de valores.

Tarea titánica

Pedro Castillo es el presidente del Bicentenario, asumirá funciones este 28 de julio y recibirá un país seriamente convulsionado, con una derecha conservadora y recalcitrante que buscará ser una piedra en el camino del mandatario, con un Congreso atomizado que tratará de vacar a Castillo al primer desliz en que incurra. La tarea será titánica para el profesor, que tendrá que tomar decisiones inteligentes, moderadas, sin poner en riesgo nuestra endeble democracia y la estabilidad jurídica y económica.

Se espera una actitud madura y responsable de la clase dirigente política, porque de por medio está el futuro del Perú, de los 33 millones de habitantes, que esperan que el nuevo gobierno haga las cosas correctamente en beneficio de las grandes mayorías. El pueblo está cansado de tanto egoísmo, de ambiciones desmedidas de los grupos de poder, de mezquindades de la derecha reaccionaria. Ha llegado la hora de la unidad, de dejar de lado los apetitos personales y de poner el hombro para salir de este atolladero. 

 

(*) Licenciado en Ciencias de la Comunicación.

 

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