Las inundaciones provocadas por el río La Leche pones otra vez sobre la mesa una vieja demanda de los pobladores de la parte baja del valle del mismo nombre: la ejecución de la represa La Calzada. El proyecto tiene factibilidad desde el 2008, pero la Autoridad Para la Reconstrucción con Cambios se niega a ejecutarlo, argumentando que es inviable. Como solución se propone obras menores que, dada la magnitud del caudal que traslada el río, no mitigarían en nada futuros desastres como los que se han visto en los últimos días.
En diálogo con Expresión, el presidente del Frente de Defensa de los Intereses del Pueblo de Íllimo, Jorge Vidarte Odar, afirmó que intereses subalternos impiden la ejecución del proyecto La Calzada, obra hidráulica que hubiera laminado el caudal del río la Leche y evitado las lamentables consecuencias de inundación en distritos como Pacora, Íllimo, Túcume y Mórrope.
"El PEOT, como unidad técnica del Gobierno Regional de Lambayeque, no ha realizado ninguna acción hasta ahora para definir qué tierras serían las necesarias para construir la represa en la parte alta y por esa indiferencia se sigue postergando la ejecución del proyecto", señaló.
Vidarte Odar recordó que La Calzada tiene una ley que la declara de interés nacional desde el 2011 y pese a la contundencia técnica de estudios como el formulado por el equipo internacional que lideró el ingeniero lambayecano Domingo León Escurra, sigue postergado.
"Existe el interés de ejecutar una obra de enrocado de más de 320 millones de soles que en nada va a resolver el problema. Si en la parte alta del valle La Leche existen quienes se resisten a la licencia social, el Congreso debe impulsar una ley de expropiación. Se necesita decisión política", enfatizó.
La factibilidad
En el 2004, el ingeniero lambayecano Domingo León Ezcurra, por aquel momento residente en los Estados Unidos de América, informó al entonces alcalde de Lambayeque, Percy Ramos Puelles, de la existencia de la Agencia de Comercio y Desarrollo, adscrita al Ministerio de Relaciones Exteriores del gobierno americano, cuya naturaleza permitía el financiamiento de proyectos con fondos no reembolsables para países emergentes.
El objetivo desde el principio fue que se solicite a la USTDA (por sus siglas en inglés) apoyo para financiar los estudios de La Calzada. Dada la magnitud de la gestión esta se trasladó al Gobierno Regional de Lambayeque, presidido en ese momento por Yehude Simon Munaro.
En mayo del 2004 Simon Munaro fue recibido por el embajador de Estados Unidos en el Perú, James Curtis Strubble, y se coordinó para que el PEOT solicité la donación a la USTDA de los fondos para los estudios. Así, el gobierno americano lanzó una convocatoria para contratar a la consultora que se encargaría de elaborar el documento de prefactibilidad de La Calzada.
Tras la evaluación resultó ganadora la firma D’Leon Consulting Engineers, con sede en California, que presentó a un equipo técnico de primer nivel. Entre ellos figuró el ingeniero Domingo León Ezcurra, egresado de la Universidad Nacional de Ingeniería y con estudios de maestría y doctorado en Estados Unidos, España y Francia; el ingeniero español Francisco Sánchez Carol, integrante del Comité Internacional de Grandes Presas, uno de los más connotados expertos en la materia a nivel mundial, y el ingeniero Jack Ferguson, integrante del Cuerpo de Ingenieros Civiles del Ejército de los Estados Unidos.
Junto a ellos participó también el ingeniero Juan Alfaro, quien fue consultor del Banco Interamericano de Desarrollo – BID, durante 25 años y además es uno de los fundadores de SEDAPAL; el ingeniero Víctor Miguel Ponce, docente de Hidrología y Medio Ambiente de la Universidad de San Diego California, y reconocidos profesionales peruanos como Pastor Espinoza Chilón, Manuel Suárez Collazos y Enrique Varías Ramos.
El 11 de diciembre del 2007, el presidente regional Yehude Simon y el embajador de los Estados Unidos en el Perú, en representación de la USTDA, firmaron el Lima el contrato para la ejecución del estudio denominado: “Estudio de Factibilidad de Control de Inundaciones en la Región Lambayeque”.
El estudio
El equipo técnico que encabezó León Ezcurra abordó el control de inundaciones en la cuenca del río La Leche, entregando 10 volúmenes, con un total de mil páginas, divididas en la revisión de la información existente y visitas de campo que permitieron evaluar las ubicaciones físicas propuestas de las represas incluidas en las diferentes alternativas, analizando al detalle aspectos geológicos, morfológicos y de naturaleza estructural de la cuenca y sus afluentes.
Los expertos también realizaron la comparación de alternativas, un estudio básico preliminar del impacto ambiental de las mismas y la clasificación de la alternativa más beneficiosa para el control de las inundaciones en el valle La Leche en función de la factibilidad técnica, ambiental, económica y financiera.
Investigaron la escorrentía usando fórmulas y modelos para definir si el control de las avenidas requería la construcción de más de un embalse; exploraron el suelo para la geología estructural realizando calicatas, perforaciones y aplicando métodos como la refacción sísmica. También definieron la tipología de la presa basada en las características propias del terreno.
Alcanzaron directivas generales para el diseño básico de la presa y sus componentes hidráulicos; las metodologías para realizar un Estudio de Impacto Ambiental; formularon un Informe de Impacto Ambiental; analizaron el costo/beneficio; confeccionaron un estudio de suministro de agua a la población aledaña a la cuenca para los próximos 25 años a partir de la construcción de la presa y formularon las proyecciones financieras. Asimismo, se encargaron de proyectar el impacto de la obra sobre el desarrollo de Lambayeque.
El informe final fue redactado en inglés y traducido al castellano y entregado a la sede de la USTDA y a la Embajada de los Estados Unidos en Lima en el 2008.
La Calzada
“Llegamos hasta la naciente del río La Leche, sobre los cuatro mil metros de altura y ese trabajo nos permitió definir que la presa La Calzada es la solución definitiva para el problema de inundaciones y regulación del recurso hídrico en el valle”, comentó desde Estado Unidos a Expresión Domingo León Ezcurra en el 2018.
El especialista refirió que para determinar los volúmenes de agua que pueden presentarse de ocurrir el Fenómeno El Niño, el equipo técnico realizó proyecciones de mil, dos mil y hasta 10 mil años, superiores a los que manejaba en ese momento el PEOT que eran de solo 500 años.
Esto permitió concluir, por ejemplo, que las pirámides truncas que se extienden en Valle La Leche no solo tenían fines religiosos o de élite para las culturas mochica y sicán, sino que también servían como refugios frente a las inundaciones.
León Ezcurra comentó que en base a las proyecciones técnicas se propuso la construcción de una presa de 50 metros de altura, capaz de almacenar 150 millones de metros cúbicos de agua (tres veces más que la Presa Limón del Proyecto Olmos) y para aliviar la carga en tiempos de avenida una presa de menor dimensión, Calicantro, para almacenar 40 millones de metros cúbicos, ubicada a 8 kilómetros aguas debajo de La Calzada.
Asimismo se propuso la construcción de pequeñas presas para controlar el arrastre de los sedimentos de La Calzada y de limpieza manejable, situadas en las quebradas Moyán y El Zángano, que son afluentes del río La Leche.
“Ni en el emplazamiento de La Calzada ni en Calicantro existe la posibilidad de realizar una presa de gravedad ni una presa de hormigón compactado. En estos emplazamientos solo es posible ejecutar, por razones geotécnicas, presas de materiales sueltos, debido a que son cerradas”, explicó Domingo León.
En virtud de ello, los especialistas propusieron en su estudio tres alternativas: construir una presa de escollera con núcleo central de arcilla y pantalla de impermeabilización del cimiento de bentonita-cemento bajo el núcleo o una presa de escollera con núcleo central de arcilla y tapiz arcilloso de enlace con la ataguía y pantalla de impermeabilización del cimiento de bentonita-cemento, bajo el núcleo de la ataguía aguas arriba.
La tercera alternativa es la construcción de una presa de escollera con pantalla/losa de hormigón armado aguas arriba, exenta de núcleo de arcilla, con pantalla de impermeabilización del cimiento de bentonita-cemento, bajo el zócalo-plinto (aguas arriba), justo donde termina la losa.
“Las estimaciones de los estudios anteriores no son nada realistas. De hecho una de las riadas reales superó claramente la avenida de 100 años que ellos (PEOT) proponían. Las pendientes andinas son brutales y los tiempos de concentración muy rápidos. Incahuasi, donde se sitúan las lagunas que forman el río La Leche está a unos 80 kilómetros del Océano Pacífico y a cuatro mil metros de altura”, detalló el experto.
Los expertos propusieron además que en la margen izquierda se construyan túneles de descarga del aliviadero y en la margen derecha la estructura de toma, que se habilite un estanque de regulación y un canal de derivación.
Incluso consideraron elementos que permitan el tránsito de peces aguas abajo y el menor impacto ambiental posible, teniendo en cuenta que la zona propuesta para la construcción de la presa es hábitat natural de especies en peligro como la pava aliblanca, la cortarrama y el copetón rufo.
El proyecto de La Calzada sigue postergado, pese a ser la solución técnica más viable para controlar el caudal del río La Leche y evitar desgracias como las que hoy afectan a la parte baja del valle.
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