La informalidad en Chiclayo es trasversal. No sólo está presente en sectores como el comercio y el transporte público, sino también en la construcción de viviendas, lo que acrecienta el desorden urbano y pone a la ciudad en seria desventaja para atraer la inversión privada.
Mario Pérez Angulo, docente de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo – UNPRG, y vicepresidente de la Cámara Peruana de la Construcción – CAPECO Lambayeque, menciona que en los últimos años se ha registrado en Chiclayo una ola de expansión constructiva que no responde a criterios de planificación y ordenamiento territorial, generando condiciones adversas para el desarrollo y acceso a los servicios básicos de calidad para la población.
“En las vías a Ferreñafe, Reque, Pomalca, Pimentel y Lambayeque se han asentado diversas habilitaciones urbanas que son desordenadas e informales. Hace buen tiempo SUNARP consciente la independización de lotes no urbanos para venta, tema que se está manejando solamente a nivel notarial y va en contra de la Ley de Habilitaciones Urbanas”, advierte Pérez Angulo.
Menciona que frente a la problemática existente es necesario que el gobierno municipal local revise los procesos para la emisión de licencias de construcción, cambios de usos de suelo y proyectos, pues “la burocracia y las barreras existentes generan costos adicionales a los inversionistas, alientan la corrupción y reducen las posibilidades de desarrollo”.
“En Chiclayo el 70 % de las edificaciones y construcciones son informales, están en proceso de sacar licencia o simplemente no la tienen. Eso lo vemos con permisividad de las autoridades y es momento de poner estos temas en agenda”, señala.
ASPECTOS A CONSIDERAR
Pérez Angulo sostiene que se tiene que hacer una mirada retrospectiva al Chiclayo de hace 30 o 40 años, cuando la ciudad era pequeña, pero tenía un gran valor a nivel nacional, posiblemente siendo la segunda o tercera del país.
“Ahora hemos sido desplazados. ¿Cuáles son las causas? Si se revisan los actores, los últimos gobiernos, vamos a encontrar a la carencia de herramientas para la planificación. Ahora se ha elaborado un Plan de Desarrollo Metropolitano que se complementa con el Plan de Acondicionamiento Territorial, pero existen muchos más factores que esas dos herramientas normativas. Los otros factores son la gente, la infraestructura, el equipamiento urbano, la vivienda, la gestión que se hace en la ciudad. Esos aspectos son importantísimos para tener una ciudad ordenada”, indica.
Anota, además, que los mecanismos de socialización de estos planes son desconocidos por la gente. “Antes se hacían cabildos abiertos, ahora ya no”, acota.
FALTA DE PROYECTOS
El vicepresidente de CAPECO señala también que Chiclayo no tiene infraestructura adecuada.
“Desde hace muchos años no hay un proyecto importante. ¿Podemos hacer mención de algún proyecto trascendente? Creo que desde que se hizo la Vía de Evitamiento no se ha tenido más. Ni siquiera tenemos un estadio de calidad para eventos deportivos, las redes de agua están colapsando por todos lados y otros problemas más. El poblador que paga sus impuestos no tiene equipamiento urbano, ni siquiera un espacio público limpio, seguro y bien cuidado para que jueguen sus hijos; no tiene seguridad ciudadana permanente ni servicios de calidad. Nos falta mucho para ser ciudad”, cuestiona.
Mario Pérez manifiesta que como está Chiclayo actualmente, es imposible atraer la inversión para desarrollar proyectos privados.
“La empresa privada tiene que aportar al desarrollo urbano, tal como ha sucedido en Arequipa y en Trujillo, pero esta debe ser convocada por los actores políticos, quienes también deben abrir el espacio a la academia. En las universidades todos los ciclos se trabajan propuestas para la ciudad, pero nunca han sido consideradas por las autoridades para ponerlas en ejecución”, precisa.
Sobre la planificación, señala que los planes de desarrollo tienen políticas medioambientales orientadas al cambio climático y la huella de carbono. Sin embargo, el plan de Chiclayo no aborda estos temas, pese a ser una agenda global.
“La tasa de crecimiento de la ciudad ha bajado, no es la misma que se tenía en la década del 80, pero aún así es necesario que se tenga una visión clara del componente medioambiental en el plan de desarrollo urbano. La segunda observación es la viabilidad. Trasladarse de un sitio a otro a la ciudad es un problema. Hoy viajar hacia Pimentel es muy complicado por el tráfico. ¿Qué está faltando? Mirar el problema y evaluar soluciones. Quizá se necesita ya una vía multimodal, donde haya carriles exclusivos para buses y otros para vehículos particulares. En Arequipa o Cusco no hay combis, en Chiclayo el desorden es muy alto”, enfatiza.
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