RECOMENDACIONES PARA UN PAíS CORRUPTO
Qué duda cabe que el Perú es un país corrupto y desarticulado, muy lejos de aquellos países emergentes que entraron en una fase de crecimiento importante en los últimos años, como es el caso de Brasil, China e India.
El punto principal es hacer cambios inmediatos en la administración de cada país y el principal es la eliminación de los factores hipócritas, donde las leyes insisten en ver el lado teórico, y no las consecuencias prácticas y reales.
Para que el Perú cambie es prioritario asumir prácticamente un conjunto de principios que permitan hacernos transitar hacia otro tipo de sociedad. Dentro de estas recomendaciones la primera tiene que estar referida a la pena de muerte para crímenes y violaciones atroces probadas. Un gobierno tiene que dejar de lado la hipocresía cuando se toca este tema, ya que un criminal o un violador no puede ser tratado como una celebridad. Ninguna sociedad honesta y trabajadora merece vivir con tanta impunidad y miedo.
Nuestra segunda sugerencia tiene que ver con severos castigos para los políticos corruptos. Es terrible saber que nuestro país tiene las tasas más altas de corrupción en el mundo, muy cerca de Nigeria. Nuestro país no castiga como debe ser a los políticos corruptos y es por eso que no hay altos burócratas arrestados por este flagelo, que diezma las arcas públicas. Estos delincuentes dicen que en nuestro país no hay razones para no robar. En China la corrupción probada es castigada con la pena de muerte.
Si el Perú quiere crecer debe producir los mejores profesionales del mundo y esto solo es posible si el Estado invierte por lo menos cinco veces más de lo que se hace ahora en educación. Si no se capacita de verdad a nuestro recurso humano, éste perderá la competitividad en el mercado de trabajo por falta de preparación.
China y los EE.UU han demostrado que el crecimiento del país no requiere perseguir a sus industrias y empresas, por el contrario, el Estado tiene que ser un aliado y no un enemigo de los negocios, después de todo, es del trabajo de estas empresas que el país obtiene su sustento para crecer y garantizarle calidad de vida a sus ciudadanos.
Nuestro país tiene la política más mediocre y como tal una de las más caras del mundo, como consecuencia del malandraje y por las faltas de políticas serias y claras en materia salarial. Es necesario que el político entienda que es un funcionario público, con una obligación de entregar su trabajo y sus conocimientos en beneficio de su país y no un "rey" como se ve actualmente. Un diputado en China cuesta menos de 10% de lo que un diputado cuesta en Brasil. En los países Escandinavos es común ver al primer ministro llegar a su trabajo conduciendo una bicicleta. Lo terrible de esta situación es que un pueblo que se siente robado por sus líderes políticos pierde la percepción de lo que es correcto, justo, honesto y honorable.
El Perú debe desborucratizarce inmediatamente. El Perú es un país burócrata tanto en lo referente a las importaciones como a las exportaciones, por todas las barreras, trabas y requisitos innecesarios que a menudo impide, dificultan y encarecen la negociación, lo que termina por frenar el desarrollo de las empresas y que se refleja en el desarrollo del país. Este es un asunto urgente de resolver.
El Perú ha sufrido una parálisis en las inversiones públicas de los últimos treinta años. Faltan más inversiones en infraestructura, educación, lo que ha dificultado el crecimiento del país.
El pueblo peruano ya no cree en el gobierno ni en la política y como tal no respeta las Instituciones, no cree en sus leyes y pasó a ver como normal las noticias trágicas sobre la corrupción, violencia y deterioro de los servicios públicos. Se necesita invertir en el cambio de la cultura del pueblo, enseñándolo a amar, a honrar a su país y amar a sus semejantes.
El Perú necesita invertir en ciencia y tecnología ya que no cuenta con profesionales con una formación de calidad para competir con los países desarrollados, pues influye en el desarrollo de cada nación.
Nuestro país es uno de los pocos que todavía tiene una cultura de tratar a los adolescentes de 15 a 18 años, como niños, que no se hacen responsables de sus actos, y les prohíben ofrecer su mano de obra. Esto es peligroso, porque sirve para crear delincuentes que al cumplir los 18 años, están formados para el delito, ya que no pudieron trabajar y muchos buscaron su formación en el crimen.
En nuestro Perú reina la impunidad en la política y por lo tanto, un pueblo complaciente que solo mira como los corruptos retiran o hurtan el dinero de su propio bolsillo, es el sueño de todos los delincuentes de cuello blanco.
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