De acuerdo con el Banco Central de Reserva en el año 2023 la economía peruana reflejaría una disminución de la proyección de crecimiento a 2.9 %, debido a un menor estímulo del crecimiento económico dado el contexto de incertidumbre de la economía internacional, un bajo crecimiento de la inversión privada, una proyección de una conflictividad social y una caída de la inversión pública en 2.3 % por el cambio de los gobiernos subnacionales.
Si bien la economía peruana se recuperó en el año 2021 con un crecimiento promedio de 3.6 %, que evidencia un crecimiento cercano a la tasa de crecimiento potencial, evidenciando la resistencia de la economía peruana tras la crisis sanitaria de la COVID-19 y la incertidumbre internacional, el 2023 se avizora un tanto complicado, motivada principalmente por la profunda crisis política que afecta al país desde el último quinquenio donde el factor político ha conllevado a una agudización del sistema democrático.
Fortaleza macroeconómica
El primer reto que enfrenta el país para el año 2023 es no solo apostar por la fortaleza macroeconómica que requiere la economía peruana, sino apostar por el fortalecimiento de la planificación estratégica en el Perú dándole una mayor preponderancia a la planificación estratégica en la gestión pública para la aplicación de las políticas públicas con el fortalecimiento del ente rector del Centro Nacional de Planeamiento Estratégico, que permita avizorar un país que conlleve a fortalecer los aspectos sociales y para ello se requiere un agresivo cierre de las brechas sociales a través de los presupuestos públicos orientados a resultados.
El segundo reto es el relacionado a la inflación, que para el año 2022 de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística e Informática se cerraría con el 8 % y con una informalidad del 80 %, cuya preocupación parte del incremento de los precios que afectan a la canasta básica de alimentos ocasionaría una amenaza a la seguridad alimentaria, principalmente por el impacto causado donde cinco de cada diez peruanos se encuentran vulnerables a ser pobres. De ahí que el Banco Central de Reserva del Perú ha generado una continua alza de las tasas de interés de referencia alcanzando el 7.5 %, que produciría un efecto de desaceleración de la demanda interna que afecta al consumo privado.
Panorama internacional
El tercer reto que enfrenta la economía peruana es el álgido panorama internacional que avizoran las instituciones internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, entre otros, que debido a la invasión Rusa a Ucrania, la crisis del costo de vida, la desaceleración de las economías de China, Estados Unidos y Europa que junto a las presiones inflacionarias produce una desestabilización de la economía mundial y un endurecimiento de las condiciones monetarias.
El mundo atraviesa un periodo volátil de cambios tanto económicos, geopolíticos y económicos que generaría un impacto sobre la perspectiva mundial, al ser contracícilica la política monetaria y generar una disminución del presupuesto de los hogares y el moderado apoyo fiscal, así como el incremento del costo del endeudamiento.
Los eventos anteriormente descritos generan un escenario nebuloso en una mirada prospectiva que ocasionaría un menor crecimiento de la demanda externa, así como menores precios internacionales de las materias primas de exportación y escasez de los flujos de capital que enfriaría el crecimiento de la economía peruana.
De ahí la necesidad del accionar de los actores políticos en los próximos comicios electorales que permita instaurar no solo un gobierno democrático, sino un gobierno orientado a las necesidades de la población bajo una mirada de las brechas sociales y también del actuar ciudadano donde cumple un rol fiscalizador clave para la gestión pública.
A este punto es necesario comprender que las frustradas expectativas de la población; así como el desperdicio de la bonanza de los precios internacionales de los minerales y un gobierno de confrontación que no comprende el escenario internacional y la situación interna del país que ocasiona la inestabilidad económica conllevará que sus tropiezos, escándalos y desatinos políticos ocasionarían un futuro sombrío para la economía peruana sobre el cual tiene que accionar el actual ministro de economía a través de la política fiscal, las políticas públicas y la relación con la política macroeconómica, requiriendo para ello tener gestores públicos que consideren al Plan Estratégico de Desarrollo Nacional hacia el 2050 que es el documento orientador hacia los cuatro objetivos nacionales relacionados al desarrollo de las capacidades de las personas, gestionar el territorio de manera sostenible, elevar los niveles de productividad y competitividad con empleo y garantizar una sociedad justa, democrática, pacífico y un estado al servicio de las personas. De esta forma dicho instrumento orienta el accionar del estado en el mediano y largo plazo que permita mejorar las condiciones de vida de la población.
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(*) Economista, con Maestría en Ciencias con Mención en Proyectos de Inversión de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo.
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