Sube!

“Nuestra Caverna”

Escribe: Luis Soto Jiménez (*)
Edición N° 1352

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El mito de la caverna es una alegoría sobre el conocimiento. En ella se muestra al ser humano encadenado dentro de una caverna desde su nacimiento, donde lo único que ve son sombras reflejadas en la pared, pensando que esa es la realidad. Cuando Platón intenta explicar esa famosa “alegoría de la Caverna”, no concebiría pues que ésta se trasladase hasta nuestros tiempos actuales y se mantenga casi como una ley inmutable.

Muchos peruanos intentan fomentar el cambio y la revolución en el país, pero, el problema de fondo resultan las relaciones de éstas palabras que han sido satanizadas por varios años, nos imaginamos cuando se usa la palabra "revolución"  a un cambio radical y, con ello una lucha armada, terrorismo, asesinatos o lo que ahora es una moda de uso en los discursos populistas (varios ex presidentes han usado esas palabras), en ese instante nuestra supina ignorancia aplaca a nuestro intelecto, la investigación por nutrirnos de la verdad se pierde en el camino y tomamos por sentencia o condena que cada ciudadano debe sumergirse en la desinformación, lo contradictorio del asunto, es que quién o quiénes entregan esfuerzos para sacarnos de dicha caverna, tienen por respuesta inmediata por nosotros: el insulto, la diatriba, los argumentos ad hominem (ataques personales),  el simple: ¡Cae oe!, ¡Tú, qué te metes!, - simple y llanamente, por intentar mostrarles la verdad o ayudarnos a salir del error-.

Amor y vida

Los problemas sociales que empobrecen cada vez más a nuestro país, no son únicamente las brechas que se presentan en los tres niveles de gobierno de la gestión pública, ni tampoco para lo usualmente nuestros antepasados nos repetían en coro: ¡Falta de lectura!

El problema de raíz en lo que me concierne y a la fabla popular, son necesariamente dos: nuestros conceptos sobre “amor y vida”, -¿qué entendemos por ello? ¿qué se necesita para realizarlos o ejecutarlos? -expliquemos un poco- para los intelectuales uno de los significados etimológicos aceptados del amor, resulta que es una palabra compuesta del prefijo “a” que significa “quitar” “sin” “ausencia” “carencia” (como en la palabra amoral, que significa carente de moral; a diferencia de moral, que refiere al sujeto que no actúa de manera moral). ¡La segunda parte es la raíz “mort” que proviene del latín “mortis” que significa “muerte” de tal suerte que “a-mor” viene siendo “carencia de muerte”, “vivir sin muerte”, - ¿cómo se podría hacer ello? -, quizás uno de las maneras más aceptables sea “trascender”, por ello, nos atrevemos en aseverar que se logra trascender a través de los hijos, dando como origen otra vida, coincidentemente tiene una etimología latina “vita”.

Deberes y derechos

Lo complicado de todo este asunto es que no todos los seres humanos coinciden con los conceptos: de los deberes, derechos y obligaciones que conllevan a su realización, aquí surgirá un punto de quiebre, el hogar en que nos formemos o intentemos formar, sea cada vez mejor y, en lugar de tener un ciudadano más que sirve de estadística, sea un(a) ciudadano(a) que esté dispuesto sobresalir sus habilidades o potenciales en apego de la ley, porque cuando uno ama la vida, lucha con o sin queja en momentos que pueden ser ora fáciles ora difíciles, pues, “Cuánto mayor es la dificultad, mayor es la gloria”, nos mencionó alguna vez M.T. Cicerón, que calza a la perfección, lamentablemente el ser humano, aborrece con normalidad todo lo relacionado con esforzase -nos es difícil salir de nuestra zona de confort- , ergo, es más fácil desplazar éstos dos nociones, para ser esclavos de aquellos sentimientos que envilecen nuestra alma, del pesimismo que corroe nuestro espíritu, de nuestra estupidez concienzuda que afecta nuestros juicios, reconfortándonos en el odio que admite las polarizaciones, el rencor para objetar al que sobresale, la envidia zigzagueante ante el exitoso y con cada sentimiento avieso que se nos tropieza, aumentando nuestra soberbia, creyendo ilusamente que jamás podremos ser juzgados ni condenados con cada hecho malo que propiciamos a los demás.

Ese es el increíble camino que trae la vida, no hay mayor gratificación que educar al que no pudo  hacerlo dentro de nuestras posibilidades, ayudar al que carece de alguna orientación para encontrar sus habilidades, fomentemos entonces en ellos a pensar con crítica sin dejar la autocrítica, a mirar las cosas desde cerca y desde lejos, a siempre evaluar los pros y las contras, a cavilar con rapidez sin perder la mesura y a solucionar los problemas de nuestra sociedad, dichas resoluciones no siempre se dictan con burócratas, sino con personas cívicas y respetuosos de las leyes,  no olvidemos pues en este punto el aforismo de derecho romano que dice “ignorantia iuris non excusat” (el desconocimiento o ignorancia de la ley no sirve de excusa)  y, aunque este sendero es complicado, lo más complicado es localizarnos siempre sin perdernos, incluso,  en los vericuetos de nuestro destino, quizás así, logremos salir de nuestra caverna, de lo contrario, como diría Neruda: “Si nada nos salva de la muerte, que a menos el amor nos salve de esta vida”.

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(*) Magíster en Gestión Pública | luricsoji19@gmail.com

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