En la edición anterior de Expresión revisamos los hechos aquel domingo 20 de noviembre de 1960, cuando se produjo un maretazo que afectó San José. Pimentel, Santa Rosa y Eten. Esta segunda entrega permite conocer las otras consecuencias de aquel evento natural.
En el Puerto de Eten se derrumbaron más de 50 casas entre rústicas y de concreto, las aguas irrumpieron hasta la Plaza San Martín, la calle Alfonso Ugarte, las instalaciones del Astillero de la Empresa del Ferrocarril sufrió graves daños, todas estas zonas quedaron sin el servicio de luz eléctrica, pues la fuerza de las olas arrancó varios postes de luz; el muelle sufrió también grandes daños (la fuerza de las olas levantaron muchos de los pesados durmientes y torcieron las rieles del ferrocarril en el muelle) y habían desaparecido varias lanchas de cargo.
Los tripulantes de un remolcador al ver la llegada de la primera ola abandonaron la embarcación, avisando del peligro al guardián del muelle, don Juan Sarmiento, quien también corrió para ponerse a salvo subiendo todos a la parte alta del morro siendo testigos de cómo las olas gigantes tapaban casi el muelle. Perdió la vida el niño Juan Cépeda Barrera, quien se encontraba bañándose en la bocana del río Eten. Una de las personas afectadas junto con su familia fue el señor Álvaro Mesones Piedra, jefe de la Aduana de Eten, ya que las oficinas de la Aduana y su casa se inundaron, ya que fue uno de los sectores más afectados.
Después de ocurrido el maretazo, la gente de estos cuatro lugares (Santa José, Pimentel, Santa Rosa y Eten) comenzaron a huir por el temor que se vuelva a repetir: los pobladores de San José se dirigieron a las partes altas, los de Santa Rosa huían en cualquier medio de transporte con dirección a Monsefú, quedando prácticamente deshabitada; los pobladores de Pimentel se vinieron masivamente (inclusive a pie) a Chiclayo, siendo albergados en el Colegio “San José”, el Club “Unión y Patriotismo” y en el local de la Cruz Roja Departamental. Otros acamparon en la Plazuela Elías Aguirre.
Los pobladores del Puerto de Eten, así como muchas familias enteras se dirigieron a Reque; otras a Chiclayo y muchas se dispusieron a pasar la noche en la pampa que da a la carretera Panamericana.
Respuesta
Esa misma noche de ocurrido el fenómeno las autoridades departamentales se movilizaron : El prefecto Antonio Baca Walters; el jefe de la Base Aérea, coronel Pedro Sala; el jefe de la Séptima División Ligera, general Luis F. Urrelo; el jefe de Servicio de la Guardia Civil, mayor Alfredo Ceta; el coronel Félix Peñarrieta; iniciaron un recorrido por las zonas afectadas dictando las disposiciones de auxilio necesarias, coordinando con el Capitán del Puerto de Pimentel Jorge Salcedo Ruiz y el capitán del Puerto de Eten, Guillermo Diez Canseco. fuerzas del ejército y de la Guardia Civil fueron destacadas para resguardar el orden.
La esposa del presidente de la República, señora Clorinda Málaga de Prado, dispuso el embarque vía aérea de ropa y frazadas en un avión del Servicio Aéreo de Transporte Comercial - SATCO.
Tanto en Puerto Eten como en Pimentel los pobladores sacaron algunas imágenes de sus templos, recorriendo en procesión sus calles.
El Club de Leones mediante sus médicos e ingenieros (Dr. Ricardo Vergara Almandoz, Ing. Cesar Maza Taramona, Dr. Francisco Cabrera Castro, Ing. Pablo Antonio Calle entre otros) desplegaron intensa labor; en lo referente a la atención de la salud y el restablecimiento del agua potable y desagüe.
La solidaridad en el departamento fue grande; además del Club de Leones se formó el Comité Pro Damnificados presidido por el prefecto; se hicieron presentes las Damas del Comité del Hogar del Ingeniero, el Comité de Ayuda organizado por el capitán del Puerto de Pimentel Jorge Salcedo R.; los lambayecanos residentes en Lima, el Comité de la Unión Nacional Odriísta, la Hacienda Pucalá, los empleados bancarios de la FEB contribuyeron con 10 soles cada uno, la tripulación del BAP “Talara” contribuyó con un cheque por mil soles. Muchas firmas comerciales colaboraron como fueron, entre otras: Molino Vda. Dall’Orso, Casa Grace, la tienda de Guillermo Guerra Quintín, la firma Pastor Boggiano, así como la Escuela n.° 258 que dirigía el Sr. Sergio Bermejo Quiroga, quien inició una campaña de ayuda al Puerto Eten enviando ropa y otros menesteres, visitando los locales de la Escuelas 232, 233 y 2237 para hacer entrega de los donativos logrados. Un gesto conmovedor lo dieron los presos de la Cárcel Pública de Chiclayo al donar el almuerzo del día 30 de noviembre para los damnificados.
La recuperación
Al día siguiente de la catástrofe llegaron de Lima representantes parlamentarios como lo era el presidente de la Cámara de Diputados, el chiclayano Armando de la Flor Valle, el senador Carlos Doig y Lora y el diputado Genaro Barragán Muro. En tanto en el departamento se encontraban los diputados Carlos Ortega Carrasco y Miguel Oneto García, quienes de inmediato recorrieron las zonas afectadas. El Congreso dio la Ley n.° 13477, Ley que autorizó al Poder Ejecutivo abrir créditos hasta por la suma de S/5 000 000.00, para atender a los damnificados de los puertos Pimentel y Eten y de las caletas de Santa Rosa y San José, del departamento de Lambayeque. Dada el 25 de noviembre de 1960 por el presidente Manuel Prado.
Hubo adhesiones de apoyo como fue el caso del matador de toros español, Diego Puerta, quien ofreció torear gratis para algún festival taurino en beneficio de los damnificados del maretazo. La Academia de Música “Bernardo Alcedo” suspendió el concierto del martes 22 en adhesión al sentimiento general de pesar por los dolorosos sucesos del domingo en las costas lambayecanas.
Se informó además de daños en las Islas Lobos de Afuera como de Lobos de Adentro; el Ing. Víctor Emilio Ostolaza, gerente de la Cía. del Guano, se preocupó se verifique si existen víctimas y daños en los faros por lo que se envió al buque “Chincha” urgentemente. Se conoció posteriormente de la muerte de miles de aves guaneras incluidos pichones especialmente en el islote “Lagarto”, donde se perdieron 800 toneladas de guano y murieron miles de pichones.
Trascendió en el mundo esta tragedia, que el Papa Juan XXIII envió su bendición paternal y sus ruegos al Altísimo ante el dolor de los lambayecanos; hizo extensivo esta bendición en mensaje telegráfico del 22 de noviembre mediante el monseñor Carboni al obispo de Chiclayo Daniel Figueroa Villón. Muestras de noticias felices fueron la aparición de la lancha el 23 de noviembre con los hermanos Galán; también fueron encontrados vivos los aficionados a la pesca venidos de Lima, quienes en una camioneta y un jeep se dirigían aquel domingo a la playa de Bayóvar conocida como “El Gigante” por la orilla de la playa de San José, siendo sorprendidos por el maretazo. El Capitán Armando Baca Rossi al tener la noticia de sus amigos desaparecidos, voló en una avioneta, localizándolos y aterrizando en la playa para brindarles información de la ruta a San José no afectada por el fenómeno natural.
Fueron estos momentos inolvidables para los lambayecanos, incrementándose la alarma ante el hecho que se produjeron 2 temblores el lunes 21 a las 6.10 y 7.29 de la mañana. Hasta el día de hoy son recordados estos hechos trágicos, los cuales hemos recordado en esta nota, al cumplirse este noviembre 64 años de este acontecimiento.
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(*) Investigador e historiador.
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