El COSCH ha tenido a bien compartir con nuestro semanario una síntesis fotográfica de sus experiencias en el año que termina, que viene a ser su quinto año de existencia, en el cual han transitado por muchos momentos no siempre felices. Afortunadamente podemos decir que poco a poco han ido conquistando un espacio en el gusto y la preferencia de un público que se ha expandido gracias al esfuerzo desplegado por cada uno de sus integrantes que, como señaláramos en un artículo anterior seguían adelante por puro amor al arte.
Pero como bien lo expresó en su momento Elizabeth Centurión Silva no es que al público masivo no le guste la música sinfónica, es más bien la falta de oportunidad de tener un contacto directo con una orquesta que cultive la música académica lo que les ha privado de apreciarla. Y esa ausencia de oportunidades es el resultado de la enorme indiferencia y “desaprecio” por parte de las autoridades quienes, en lugar de tomar acciones para apoyar este tipo de iniciativas artísticas, parecieran tener la consigna de mantener a la población lo más lejos posible de las diversas gratificaciones culturales.
Hubo un momento en que todo parecía confabularse para que el esfuerzo desplegado desde el año 2017 se diluyera y quedara nuevamente en el recuerdo como intento fallido para que Chiclayo contara finalmente con una verdadera orquesta sinfónica. Desde una inexplicable directiva de un Ministerio de Cultura que aleja a los talentos artísticos de la que siempre fuera nuestra Casa de la Cultura, porque desde Lima se decide cobrar una cuota por el uso de sus instalaciones para los ensayos de cualquier índole -como si la actividad artística generara suficiente dinero a sus cultores para alquilar espacios para practicar- hasta un momento álgido en el que siendo los vecinos más cercanos de la sede del encuentro nacional de coros y orquestas sinfónicas Piura 2022, existió el riesgo de no participar por la falta de fondos en la asociación para cubrir los pasajes de los participantes dado que de todas sus presentaciones sólo el 20% recibieron algún tipo de retribución económica apenas suficiente para movilidad de sus integrantes.
En el primer caso, afortunadamente el titular de la sede de la DDC Lambayeque Dr. Julio Fernández Alvarado, cumplió la palabra dada al momento de asumir la dirección de este órgano del Ministerio de Cultura en el mes de marzo en que se sintió identificado con ellos y ofreció brindarles todas las facilidades que estuvieran a su alcance, desde su cargo para que puedan continuar con sus actividades.
Por otro lado, como ya es costumbre generaron sus propios recursos mediante un concierto ofrecido dos días antes de partir hacia Piura a fines del mes de octubre, denominado Viajemos con la Música, para procurarse los viáticos necesarios y así poder viajar, dado que ni las empresas de transportes ofrecieron la ayuda idónea que en su momento les fue solicitada.
Todo esto iba minando los ánimos de los directivos de la Asociación y de los jóvenes participantes también, pero ocurrió que, de haber estado en riesgo de no participar, terminaron siendo los más largamente ovacionados por el público piurano. Ni el ver que sus pares de otros lugares distantes llegaron hasta esa sede contando con todo el auspicio tanto de sus autoridades como de empresas privadas regionales, o encontrar que autoridades de pueblitos pequeños como Bernal habían dotado a sus músicos amateurs desde instrumentos hasta uniformes, les hizo perder la fe de que sus desamparados esfuerzos realmente valían la pena. Y así fue que llegaron a fin de año con la zozobra de no saber si sus ganas de permanecer en el tiempo serían suficientes para lograrlo.
Y he aquí que se da un punto de inflexión en esta historia, tal como contáramos en la edición anterior se logró ofrecer uno de los mejores conciertos brindados por esta sinfónica de Chiclayo, y fue en Pomalca en donde el buen olfato de sus directivos los animó no solo a llevar a cabo una velada inolvidable para cuantos tuvimos la suerte de participar en él, sino que marcó un hito en la historia de esta asociación cultora de la música pues finalmente alguien logró tomar conciencia que estamos ante un fenómeno de convergencia de grandes talentos, entre directores de orquesta y coros, solistas fuera de serie, coreutas bien afinados y muy disciplinados, músicos virtuosos entre los cuales se cuenta con grandes maestros y que no podemos darnos el lujo de permitir su fuga hacia otros lugares o lo que sería peor aún hacia otras actividades que les reditúen los recursos necesarios ya que su arte no se los puede brindar en nuestro medio.
Volvemos a recordar el ofrecimiento personalísimo del Señor Edwin Oviedo Picchotito de apoyar a este numeroso grupo de talentos que aspira a llevar cultura a cada distrito y provincia nuestra región con el proyecto “Sinfonía para los pueblos” en función de llegar a mucha gente que no cuenta con recursos económicos, pero sí con gran talento artístico y necesidad de desarrollo y difusión y como valor agregado, será una vitrina para mostrar al resto del Perú y del mundo algunos de los lugares más emblemáticos de la Región como el Museo de Sitio en Huaca Rajada, el Museo de Sitio de Túcume y la Iglesia Santa Lucía de Ferreñafe.
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