En su introducción, la decana del Colegio de Periodistas de Lambayeque, Rosa Chambergo Montejo, reconoció que la mujer ha avanzado bastante, pero afirmó que aún falta más y no hay pretexto para detenerse. “Debemos avanzar más, porque esta posición que hoy hemos ganado significa que a quienes representamos creen más en nosotras las mujeres, y ello nos obliga hacer bien las cosas por nuestros colegios profesionales, no solo en el contexto interno, sino en el empoderamiento institucional para sacar adelante a Lambayeque”, sentenció.
Recordó que el Día Internacional de la Mujer nació en un contexto político y social, y por muchos se buscó años la equidad de género y la igualdad de oportunidades. “Ahora no queremos ser más ni tampoco menos, queremos ser mujeres respetadas por lo que pensamos y hacemos”. Remató con una frase del poeta cubano Rubén Darío: “Sin la mujer, la vida es pura prosa”.
A continuación recogemos la posición de cada una de las decanas, respecto al rol que juega la mujer hoy en día y cuánto espacio ha ganado en una sociedad machista como la peruana.
Marisol Calonge de la Piedra
Decana del Colegio de Psicólogos de Lambayeque
Ser mujer en nuestra sociedad no significa lo mismo para todas, pues vivimos en una realidad diversa, donde cada una de nosotras depende de nuestro entorno, de nuestras posibilidades económicas, de la edad que tengamos, de la educación que hayamos recibido, de la familia a la cual pertenecemos, del trabajo que desempeñemos. Teniendo en cuenta esto podemos hablar de sentimientos, experiencias, frustraciones, de situaciones comunes que compartimos como un colectivo, especialmente si consideramos que hace apenas algunos años ser mujer significaba básicamente dedicarse al cuidado de la familia.
De repente esto ya no sucede con nosotras, pero si pasó con nuestras madres, nuestras abuelas, nuestras tías, allí vemos el claro ejemplo de que la mujer estaba básicamente dedicada al cuidado de la familia, no tenía muchas posibilidades para elegir o decidir sobre su propia forma de vida, tenían que tolerar todo por sus hijos. Sin embargo, ahora las mujeres tenemos cambios muy importantes de manera personal como colectivo, ahora se accede en mayor medida a la educación y cada vez más mujeres están logrando cumplir metas personales, tener una independencia económica que nos permite tomar nuestras propias decisiones, somos más empoderadas.
Nosotras hemos ido modificando nuestra forma de vida en general, como nuestra maternidad, las relaciones de pareja, nuestra sexualidad, cambiando valores y actitudes, aunque estos muchas veces suponen un esfuerzo que nos genera tensión psicológica. A veces nos sentimos culpables por no estar en casa con nuestros hijos; pero esta es una lucha entre lo que nosotros queremos y buscamos, y estos estereotipos que cargamos de generación en generación.
Es importante tener en cuenta la salud mental de la mujer, porque somos más propensas a temas de ansiedad, de depresión, de alteraciones mentales, que no se deben a esas ideas erróneas del ciclo hormonal de la mujer o por situaciones bioquímicas. Nosotras cumplimos un doble rol, porque trabajamos para la casa, pero también trabajamos en la casa, y eso genera más estrés, y si bien hay hombres que nos apoyan, pero no es muy común compartir estas actividades.
Una persona inteligentemente emocional es capaz de regularse y ejercer un control sobre sus emociones y sentimientos, por ello las mujeres practican la resiliencia con más capacidad que los varones; es decir, enfrentan una adversidad, la superan y salen fortalecidas. También necesitamos tener una buena autoestima y desarrollar el locus de control interno, porque a medida que nosotros nos convenzamos de que las cosas que pasan en nuestra vida son consecuencia de nuestros actos, vamos a tener una mejor claridad y comprensión de las cosas que nos suceden. Es decir, yo me hago cargo de mis actos, yo decido cómo sentirme.
Betsy Urcia Segura
Decana del Colegio de Obstetras de Lambayeque
Nosotros como profesionales de salud sabemos bien que todo ser humano se mueve siempre que tenga una buena salud física, por ello la mujer no solo debe verse bien físicamente, sino también gozar de buena salud emocional y anímica, y debe tener una autoestima alta. Pero para gozar de buena salud física y emocional, hay que tener una alimentación saludable. Desde adolescentes se debe enseñar a la mujer a manejar su autoestima, a mejorarla, porque desde que son niñas deben entender que la mujer es valiosa. También es importante que el entorno familiar donde vivimos sea tranquilo, y tener un control de las emociones cuando estamos frente a diversos problemas.
Como mujeres tenemos que ir avanzando, en la actualidad ocupamos un espacio en la sociedad, nos hemos hecho respetar y ocupamos cargos importantes, nos relacionamos constantemente para vivir en paz y poder lograr las metas que nos proponemos. No intentamos ser mejores, intentamos ser iguales al varón, que no nos vean menos que otros; por ello, la salud mental de una mujer tiene que estar en buenas condiciones para que pueda desarrollarse en el medio donde habita.
Hay que saber manejar las emociones, los sentimientos, el comportamiento, en el lugar donde estemos, y aprender a integrarnos. Si nosotros trabajamos en un lugar tranquilo, nos vamos a poder desarrollar mejor. Es importante inculcar a la juventud valores sólidos, para que más adelante puedan desarrollarse y tener actitud y salud emocional, que es importante para que estén en paz consigo mismo. Hay que aprender a valorar a las personas y aceptarlas como son, hay que aprender de las experiencias para poder avanzar en la vida.
Carlota Flores Arrascue
Decana del Colegio de Biólogos de Lambayeque
Como biólogos nosotros estudiamos la vida en su plenitud, que va desde la forma más mínima de vida hasta la obra máxima de la creación: el hombre. Mi saludo de gratitud a la mujer peruana, mi solidaridad y reconocimiento por el hecho de ser mujer; una mujer marcada por el signo del amor, expresado en el respeto por la vida, en la responsabilidad del cumplimiento de sus metas y la solidaridad en la búsqueda del bien común. Hablaré de la salud física y emocional de la mujer desde la fe, porque su base está en la fuerza del amor, la persona que se ama, se valora, se respeta y es solidaria, busca su felicidad con objetivos concretos, sin pisotear a nadie, en concordancia con los que lo rodean, haciendo el bien común.
Pero eso parte desde la familia, por eso hay que trabajar por empoderar a las niñas, a las jóvenes, para que no sean maltratadas, porque una familia que se ama entonces se está construyendo frente a la sociedad. Porque las mujeres con una autoestima muy baja, que han perdido el horizonte de su vida, creen que están hechas para ser utilizadas o que no tienen valor. Me dirijo a esa mujer poco valorada, que a veces no encuentra sentido en su vida, que tiene una autoestima deteriorada, y que tal vez viene de una familia donde no le generaron valores, específicamente el del amor.
La mujer no es un lado más de la costilla de Adán, como dice el Génesis, no es un fenómeno de dependencia; por el contrario, es una figura que utiliza el Dios de la vida para ser la compañera. Vivir en una comunidad de iguales desde nuestras diferencias nos hace iguales, y nos hace iguales en roles, la única diferencia que marca a la mujer es que es capaz de engendrar vida en abundancia. La figura de la mujer desde los inicios fue maltratada y humillada; pero siempre hubo una mirada de liberación, por ello urge valorar la maternidad con misión excelente. Esto no se opone a su desarrollo profesional, porque la mujer es insustituible en el hogar, en la educación de los hijos, la transmisión de la fe, y tiene una participación activa en la construcción de la sociedad. La mejor manera de que la mujer tenga una salud física y emocional es con la fuerza del amor, donde contribuye toda la familia.
Isabel Lizárraga de Maguiña
Decana del Colegio de Enfermeros de Lambayeque
Ser mujer hoy en día resulta bastante complicado, porque las mujeres tenemos necesidades sanitarias y sociales durante todas las etapas del ciclo vital; es decir, desde que el niño es concebido hasta la ancianidad, cada etapa tiene que vivirse plenamente para que las siguientes sean plenas y saludables. En la etapa infantil se logra el cimiento de toda la persona, desarrollando el área cognitiva, el lenguaje social emocional, el área motora. En la adolescencia se va formando la personalidad para el temperamento, para llegar a la edad adulta muy madura y podamos realizar plenamente nuestras funciones como personas. Por tanto, el cuerpo de la mujer tiene que ser considerado como máximo responsable de la continuidad del ciclo de vida de la persona, la familia y la sociedad.
Durante la insanía del terrorismo muchos niños quedaron huérfanos de padre, pero salieron adelante con la madre; sin embargo, hubo un grupo que quedó huérfano de madre, y según estudios se convirtieron en niños pirañas o niños con problemas, porque la madre es el soporte de la sociedad, ellas siempre han hecho frente a los problemas de la sociedad: el vaso de leche, las ollas comunes. Por tanto, la salud física y emocional que alcance hoy en día la mujer es el producto de lo que los padres han proveído en el pasado, y lo que haga hoy con mi salud física y emocional a nivel individual y comunitario va a repercutir en mi futuro.
Nosotros vivimos en una sociedad machista, con mucho racismo, violencia y discriminación, por eso en esta fecha hay que comprometernos a seguir generando propuestas para cambios de políticas públicas en favor de la mujer, si bien se ha ganado espacios en los últimos años, pero todavía hay mucho por lograr.
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