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UN ESPACIO PARA VER Y HABLAR: CINECLUB DE LAMBAYEQUE CUMPLE 11 AÑOS DE FUNCIONAMIENTO

Escribe: Semanario Expresión
Edición N° 1054

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A fin de promover el amor por el cine desde distintas perspectivas, más allá de los géneros, los formatos o las temáticas, el CineClub de Lambayeque retoma sus actividades este jueves 15 de marzo en el Colegio Médico de Chiclayo a las 7:30 de la noche.

 

La organización ofrece un espacio alternativo para la exhibición audiovisual. El cineclub es el lugar donde se reúnen los cinéfilos que no necesariamente son especializados en el lenguaje audiovisual, pero como espectadores se interesan por propuestas distintas a las que ofrecen los espacios convencionales como las cadenas de cine o la televisión.

 

HISTORIA

En el 2007 Carlos Mendoza Canto fue nombrado director en el Instituto Nacional de Cultura. Él tenía la idea de activar el espacio no solo como una institución burocrática del Estado, sino como un lugar para el desarrollo de actividades culturales que comprenda una sala escénica, una galería para exposiciones fotográficas de artes visuales y el cineclub.

En marzo de ese año, jóvenes universitarios asistieron a sus proyecciones como espectadores y con el tiempo acogieron el proyecto y se comprometieron con él. Inicialmente se encargaban de afinar detalles sobre las actividades, pero con el tiempo nació la idea de hacer independiente el proyecto y así cada uno asumió un rol específico.

Según el programador de la institución, César Vargas Pérez, en el 2013 el CineClub de Lambayeque salió de la Dirección Desconcentrada de Cultura – DDC e inició sus labores como un proyecto independiente.

“Fue interesante salir de un espacio que era nuestra zona de confort para identificar a otros actores sociales del departamento que son importantes en el aporte a las actividades culturales, no tanto en la producción, sino en brindar espacios para realizar todas las iniciativas”, menciona.

El cineclub al inicio ocupó la DDC, luego el Colegio de Periodistas, el Colegio de Arquitectos y actualmente el Colegio Médico. Cada institución en las distintas gestiones tuvo la voluntad de acercarse a la comunidad lambayecana cediendo su espacio para todo tipo de propuestas.

 

ACTIVIDADES

En 11 años de funcionamiento desarrollado a través de alianzas estratégicas con instituciones públicas y privadas en la búsqueda de una mayor participación de los sectores sociales, el CineClub de Lambayeque inicia un nuevo ciclo denominado “La Voz de los 80”.  Este ciclo habla sobre cómo influyó la década de los 80 en el siglo XXI.

“La Voz de los 80” consiste en una selección de películas que manifiestan la influencia de esta década en el nuevo milenio tanto en la vida cotidiana de las personas, como en las disciplinas artísticas y el activismo social. Algunas películas están ambientadas en esta década y otras hacen referencia de su influencia en años posteriores.

“Ahora resalta toda la onda retro y vintage, la cual recupera las formas de décadas pasadas. Este ciclo busca conocer la influencia de esta década a nivel de contenidos. Las proyecciones serán: ‘Qué hacer en caso de incendio’, ‘El calamar y la ballena’, ‘Sing Street’ y ‘Viaje a Tombuctú’. Las películas se proyectarán los jueves a las 7:30 de la noche”, manifiesta.

César Vargas comenta que dentro de la dinámica del cineclub no solo se ve la película, sino que se hace una presentación previa del contenido. Posteriormente se realiza un conversatorio a fin de generar feedback entre los asistentes, pues cada persona tiene una perspectiva diferente.

“Cada ciclo genera una respuesta diferente en el público. Hay ciclos que tienen mayor receptividad, en los cuales asisten entre 50 u 80 participantes, pero otros ciclos son tan especializados que el público es menor, pero no por eso es menos importante”, expresa.

 

PÚBLICO LAMBAYECANO

Los géneros como el terror o la comedia son bastante populares y tienen mayor acogida entre el público, pero a fin de descubrir nuevos géneros que gusten a la población, el cineclub ha programado comedias de cine mudo de actores poco conocidos, actividad que anteriormente fue propuesta y tuvo una buena respuesta.

Las producciones realizadas no necesariamente llegan a la cartelera comercial, la cual busca mayor notoriedad en el público por sus propuestas en algunos toques facilistas. En ese sentido, en cuanto al cine peruano, dice César, su exhibición es un poco difícil por los prejuicios que se tienen, sin embargo el cineclub tiene programadas algunas de estas películas que ayuden a ampliar la mirada del consumidor.

En cuanto al bajo consumo cultural, César Vargas comenta que es necesario trabajar con lo que ya se tiene. Es decir, si la difusión de programas o políticas culturales no es amplia, la respuesta no puede ser masiva.

“Se debe trabajar mucho, sobre todo en el lado de la expresión cultural y de cómo se gestan estos proyectos. Es decir, si es por la voluntad del artista, o si se busca una incidencia ciudadana a partir de las artes escénicas, audiovisuales o música. Creo que la respuesta del público antes las actividades culturales no es mala, sino que esta está en función a la cantidad de difusión que se realiza”, sostiene.

 

CINE ERRANTE

El Cine Errante es uno de los proyectos creados por el CineClub de Lambayeque en el 2009, el cual busca llevar producciones cinematográficas a comunidades que no tienen acceso a la cultura por estar ubicadas en zonas alejadas.

“Por momento el proyecto está en pausa. Hasta el 2014 tuvimos cerca de 30 proyecciones en distritos de Lambayeque realizados en coordinación con asociaciones de cada lugar. Lo importante no era el cine como exhibición en sí, sino como el ejercicio de los derechos de los ciudadanos a disfrutar de manifestaciones culturales en espacios públicos”, expone.

César Vargas señala que es importante reconocer la capacidad de organización de cada distrito, pues desde la visión centralizada de la ciudad no se reconocen las potencialidades que están presentes.

A partir del Cine Errante se logró conocer el otro perfil del espectador que no es pasivo, sino que tiene un rol muy activo en aquello que hace. Los primeros cuatro años del proyecto fueron una primera etapa que permitió recopilar una base de datos de asociaciones y el perfil del público.

El CineClub de Lambayeque desde la exhibición aporta a la actividad audiovisual chiclayana. La persistencia permite que los proyectos duren y trasciendan, porque muchas veces se quedan en la persona que los ejecuta inicialmente y luego desaparecen.

“El lado beneficioso de que en el Perú no haya una industria cinematográfica es que nos permite experimentar, la desventaja es que muchas veces no existen los suficientes recursos económicos para ello, pero eso puede ser un incentivo para la creatividad y en ese aspecto las universidades juegan un papel importante”, finaliza.

 

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