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LA EXPRESIÓN DE ANDREY CARRASCO: ESCULTOR Y AMANTE DEL ARTE CLÃÂSICO

Escribe: Semanario Expresión
Edición N° 1057

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El arte sensibiliza a la persona y pone a prueba su potencialidad y su mundo interior. La escultura es una forma de expresión de ese mundo, es el arte de crear formas, objetos y figuras en tres dimensiones empleando distintos materiales. Aquella persona que no expresa gracia para ver los pequeños y grandes detalles de la vida que calan en la mente y regocijan el alma nunca podrá hacer arte, a pesar de ser parte de la naturaleza humana.

 

Andrey Carrasco Jibaja tiene 77 años y es un escultor proveniente de Huarmaca, Piura. Desde muy joven aprendió el tallado de la madera gracias a su padre, un ebanista. Posteriormente desarrolló otras técnicas como la fundición de bronce, el mármol y la fibra de vidrio.

 

El legado de la escultura le viene de familia. A los 10 años le empezó a gustar del dibujo y con el tiempo logró desarrollar grandes trabajos. A los 19 años, cuando se crearon las escuelas prevocacionales primarias en Huarmaca, trabajó dos años enseñando artes plásticas, manualidades, tallado en madera y dibujos a los niños.  

 

“No me gustaba mucho la docencia, pero fue una de las maneras de transmitir lo que me gustaba y mientras más lo hacía, más quería incursionar en el arte y ser un gran exponente de la escultura”, recuerda.

 

Andrey Carrasco es autodidacta, se preparó en base a la biografía de grandes escultores del renacimiento como Miguel Ángel y Donatello.

 

“Mi papá era conocedor de este tema y siempre inculcó de alguna manera el arte en nuestra familia. Yo me inclino por los escultores de la antigüedad, cuando vi por primera vez un trabajo en mármol quedé impresionado por su majestuosidad. Investigando sobre ellos me di con la sorpresa que se deterioraron producto de los conflictos europeos en esos tiempos. Fue ahí que me propuse ser un buen exponente de la escultura y devolverle a estas obras el valor que se merecen”, menciona.

 

El artista llegó a Chiclayo a los 21 años para seguir unos cursos dictados por el Instituto Nacional de Cultura y desde la fecha, gracias a su habilidad, consiguió trabajar y perfeccionar su técnica, destacando en el dominio del mármol.

 

“Una vez vi un mármol y tuve la oportunidad de trabajarlo con mi cincel. Para mí fue una grata experiencia, pues pude conocer las bondades de este material. En el año 1965 participé en talleres de marmolería dictados por reconocidos artistas plásticos y como la vida está llena de grandes emociones con el tiempo superé a mis mentores”, indica.

 

LA ESCULTURA NORTEÑA

Los antiguos pobladores que habitaron tierras lambayecanas fueron excelentes artistas. Los mochicas, por ejemplo, desarrollaron técnicas avanzados para la época y consecuentemente surgieron los huacos retratos. La cultura mochica es una de las más admiradas por el mundo, pues posee huacos de corte religioso y ceremonial considerados como una forma de escultura.

 

“La escultura local está llevada a menos. Nuestra cultura tiene grandes rasgos como la orfebrería, la textilería y el pulido de piedras preciosas, pero las personas las encasillan como elementos turísticos y nada más. En todo el norte hay un arte muy significativo, pero no se divulga y no es valorado”, expresa.

 

La primera escultura hecha por Andrey Carrasco fue el rostro de una niña a base de marmolina, un compuesto formado por mármol y un cemento blanco. El artista narra que cuando terminó su obra sintió nostalgia al ver plasmado por fin su trabajo.

 

LA ESCULTURA ACTUAL

En el mundo la escultura se remonta a los tiempos primitivos y nace como una necesidad utilitaria de los pobladores. Motivados por desempañarse en sus labores cotidianas fabricaron cucharas, platas y recipientes para juntar agua. Posteriormente la técnica empleada fue mejorando y actualmente el mundo posee grandes obras como El David y La Piedad.

 

En Grecia se diseñaban edificios conmemorativos al credo de la población a fin de adorar a sus dioses. La escultura y la arquitectura juegan un papel complementario, pues con el fin de decorar dichos lugares colocaban los cuernos de los animales y así surge la escultura ornamental.

 

“Luego del Renacimiento viene la deformación del arte, pues pierde su esencia en cuanto forma y volumen. Actualmente prima el arte abstracto y conceptual y los escultores emplean técnicas más facilistas, de modo que simplifican las cosas y despersonalizan la esencia de sus obras. Según mi criterio es un trabajo mediocre”, expone.

 

Según Andrey Carrasco las obras se canalizan en dos vertientes: la réplica y la obra creativa. La obra creativa da salida a la imaginación y permite crear al artista. La réplica es una copia de lo que ya está hecho, pero las obras majestuosas hechas son difíciles de replicar, de modo que saturan y tensan al artista. Por otro lado, al replicar se cometen los mismos errores, situación que no llena, ni regocija a la persona.

 

“En el quehacer artístico he logrado trabajos creativos. Mi mayor obra se titula Aural. Esta la expuse en Trujillo, pues ahí se realizan salones anuales de escultura a nivel nacional. Aural retrata a una gimnasta que salta formando un movimiento elíptico, ornamental y bien equilibrado”, expresa.

 

A la par, el escultor fue mentor de dos jóvenes. Uno posee su academia y sus hijos siguen esa misma línea desarrollándose en mármol. Su otro pupilo se dedicó a la religión, pero esta le impide crear imágenes semejantes a Dios y abandonó todo su trabajo.

 

“Amo a todas mis creaciones. No hay un cariño especial por alguna en específico, pues a cada una le ponía las mismas ganas. Creo que el mejor arte es el antiguo, pues el material trabajado requería de mucha habilidad y una mirada diferente”, finaliza.

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ENTRE PINCELES Y AEROSOLES: EL GRAFITI: MOVIMIENTO CREATIVO Y ARTÃÂSTICO EN CHICLAYO

Escribe: Semanario Expresión
Edición N° 1057

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  • Marca un estilo y una tendencia adaptándose a la sociedad, a la ciudad y a sus leyes.

 

El arte urbano es una de las iniciativas creativas más importantes de la actualidad. Entre ellas destaca el grafiti, un movimiento joven, contemporáneo, con temática y técnicas diversas que tiene por objeto comunicar mensajes, una propuesta o una idea en las ciudades a través de imágenes o frases.

 

Un representante chiclayano del grafiti es Joseph Godos Durán, de 28 años de edad. Él inició en este mundo hace ocho años, viajando a distintos lugares del Perú con su padre. Con el tiempo asistió a distintas actividades y conoció a grafiteros extranjeros. Desde ahí se planteó ser un gran artista urbano.

 

El grafiti es uno de los cuatro elementos del hip hop. Este está compuesto por un dj encargado de poner el ambiente, un big boss que baila al ritmo del dj, un rapero o maestro de ceremonia que se encarga de improvisar y un grafitero que se encarga de decorar el ambiente y llenarlo de caricaturas o imágenes, además deja un mensaje diferente de acuerdo a la temática tratada.

 

“Al inicio pedía a los organizadores de los festivales un espacio para pintar, crear arte y darle vida a un lugar. Yo quería ver mi trabajo reflejado y sentirme orgulloso y quería que la gente reconozca el potencial que hay en mí, pero decían que no porque no me conocían. Entonces con mi propio dinero compraba materiales y me colaba a las actividades para desarrollarme como artista. Con el tiempo gané un nombre y los organizadores empezaron a invitarme a sus festivales”, comenta Joseph Godos.

 

De esta manera el artista creció en Chiclayo y gracias al grafiti visitó México y Ecuador.

 

Para ser un buen exponente del grafiti se necesita practicar y tener creatividad, además de educación y confianza. Según Joseph Godos, ser grafitero significa respetarse a sí mismo y respetar lo que se hace.  

 

El grafiti es un mundo muy amplio. Las técnicas más conocidas para iniciarse en él son el pincel y el spray. Un grafitero debe dominar los movimientos de las manos mediante el pincel y así, al cabo de un tiempo, podrá dominar el aerosol.

 

“Cuando se desarrolla esta actividad el artista logra muchas cosas. El spray, a diferencia del pincel, es más libre y permite hacer los gráficos con fluidez”, dice.

 

UNA MISIÓN ESPECIAL

Joseph Godos juntos a otros amigos que dominan los cuatro elementos del hip hop brindan clases de verano a niños en Pimentel. Además, llevan este arte a niños con discapacidad de colegios chiclayanos.

 

“Unos amigos y yo nos propusimos transmitir a los más pequeños todo lo que hacemos. Por medio de talleres teórico-prácticos capacitamos a los niños. Desde pequeños les enseñamos que esto no es un acto vandálico, sino una forma de expresión y un motivo de ornamento de la ciudad”, comenta.

 

El joven artista a fin de dar a conocer su trabajo lanzó su marca ‘Ron del Pueblo’ (Revolución Ordinaria Nacional del Pueblo) mediante una fanpage en Facebook. En ella no solo publica sus murales, sino también su línea de polos con diseños propios. El objeto de ello es que la gente interesada por esta cultura se identifique con el concepto.

 

EL GRAFITI ILEGAL

Los grafiteros ilegales, explica Joseph Godos, salen a las calles a partir de las 10:00 de la noche a dañar la infraestructura de los establecimientos. También deterioran el patrimonio cultural y en ocasiones algunos vehículos. Ellos se limitan a realizar tags o bombas, que son prácticamente firmas con letras poco entendibles.

 

Los grafiteros ilegales realizan estos actos delictivos sin permiso de nadie y se cuidan de no ser descubiertos por los policías, pues actualmente hay una ley que dicta dos meses de prisión si se realizan pintas ilegalmente en espacios públicos.

“Por culpa de ellos a todos nos tachan de vagos”, señala.

 

El artista cuenta que para realizar grafitis en la ciudad tiene que pedirle permiso no solo a los dueños de casa, sino también a la municipalidad. Agrega que el grafiti es un arte, un estilo de vida, cariño y respeto por sí mismo y por lo que uno hace.

 

“El grafiti es un símbolo de protesta. Nosotros levantamos nuestra voz porque no hay nadie que nos apoye y, lo que es peor, la gente no recibe con bien lo que hacemos y nos discriminan. Creen que el vestir con ropa ancha significa ser delincuente y no es así. Nosotros también leemos, estudiamos y pensamos no solo en nuestros dibujos, sino en las palabras empleadas para defender nuestras propuestas y para improvisar en un torneo”, expresa.

 

RECONOCIMIENTOS

El primer grafiti de Joseph Godos fue en la casa de un amigo. Acota que para él fue reconfortante saber que gente cercana creía en su talento. El siguiente fue en el 2009 en un estudio fotográfico. Él estaba muy nervioso, pues grafitear profesionalmente es distinto a hacer dibujos en el cuaderno.

 

“El dueño del estudio compró las latas de aerosol. A mí me temblaba la mano, pero pensé que si quería dedicarme a esto debía tener más confianza en mí. El resultado, según mi criterio, no fue perfecto, pero a la gente le gustaba”, narra.

 

Joseph Godos quedó en el tercer lugar en un concurso realizado en Piura en el 2016 con ocasión de las Fiestas Patrias. Fue el único chiclayano entre 15 grafiteros del país. Respecto a esa experiencia manifiesta que en cada lugar que visita aprende de las demás personas.

 

Aquella vez el artista plasmó a una madre peruana cocinando con chicha en una cocina de leña. Esa mujer era su madre, quien acostumbraba a cocinar de esa manera.

 

“Algunos grafiteros combinan el pincel y aerosol en un solo mural. Esa técnica es impresionante. Otros emplean pinturas de agua y muevan las manos formando figuras. Siempre interiorizo algo de todos los lugares que visito”, cuenta.

 

VIVIR DEL ARTE

Menciona que cuando los artistas urbanos forman una familia se retiran de lo que hacen, pero no debe ser así, pues el grafiti es un arte y una fuente de ingresos como cualquier otra actividad y si se ama lo que se hace, no debe abandonarse.

 

“El único factor para abandonar lo que hacemos es la ausencia de una mente creativa. Nosotros constantemente improvisamos y transmitimos mensajes con un buen contenido. Mi estilo en el grafiti son las caricaturas y los rostros. La vestimenta también juega un papel importante, pues refuerza el concepto y la idea que representamos”, dice.

 

Existen varios grafiteros a los que auspician grandes empresas estadounidenses. El grafiti da dinero, pero depende en cómo el artista se desarrolle. Joseph Godos detalla que a estos grafiteros desde jóvenes los apoyan, porque la cultura es más libre y grande en otros países.

 

“Los buenos exponentes de esta cultura evolucionan y hay empresas que reconocen nuestra labor y colaboran con nosotros para que esta forma de expresión no se pierda, además de generar ingresos para sí mismos y para el artista”, finaliza.

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