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EL DAÑO CAUSADO

Escribe Jorge Chávez Pita para la edición N 1118

Estamos ya en el cuello de la botella. Desde el inicio del presente quinquenio hemos sido partícipes de una confrontación política desmedida, la oposición recalcitrante parlamentaria, los hallazgos deshonestos y desacertados de un presidente elegido por el voto popular, y los destapes corruptos de expresidentes, ministros y cuanto personaje inmoral nos están pasando la factura. No crecemos económicamente, los puestos laborales día tras día se reducen, el circulante dinerario es cada vez menor y en la mayoría de los casos cada vez es más difíciles de obtener; es decir, estamos camino a vivir ridiculizados y al borde del abismo.

El daño está causado, la graduación del mismo es evidente y sus consecuencias son degradantes. El Producto Bruto Interno – PBI, es incipiente, por decir lo menos. Los indicadores económicos nos muestran que en el último mes del año en curso increíblemente henos crecido un paupérrimo y mísero porcentaje, 0.02 %. Esto es preocupante y desastroso.

La inversión pública se ha reducido a su mínima expresión, no se ha invertido nada en proyectos estatales, ni siquiera se ha reconstruido la infraestructura dañada, la inversión privada ha sufrido un retroceso significativo y cautelatorio, todo ello producto de la débil administración de justicia y los dimes y diretes entre los poderes del Estado, aunado a esto las delaciones voluntariosas de las grandes empresas del ramo de la construcción, que persiguen su impunidad inefectiva a cambio de decir y arrinconar a sus compinches, para que en forma conjunta digan lo que saben y lo que hicieron para llenar sus arcas y coimear a cuanto corrupto encontraron en su camino, generando de esta manera que esta actividad preponderante para el crecimiento económico en el país, se retraiga y se ponga a buen recaudo. 

En este contexto y los hechos vinculantes a un desproporcionado decrecimiento están a la vista, sufrimos todos. El daño es material y efectivo, los componentes sustantivos que generan crecimiento están entumecidos en algunos casos y en otros, desaparecidos. No tenemos bienestar, tampoco salubridad, las pandemias una a una nos arrecian y nos matan, el tablero de la penuria y la desigualdad cada día se ensancha más y se muestra más desequilibrada e insostenible, mientras que a la otra orilla las peleas siguen, el dame que te doy es más persistente y los credos inclusivos desaparecen.

Estamos dañados, sujetos a vivir en desniveles de convivencia empobrecida y de despropósitos draconianos, estamos caminando por la cornisa propulsiva al descalabro económico, debemos crecer económicamente, alcanzar los porcentajes macro económicos sostenibles, de no ser así, seguiremos el tránsito del daño causado permisible a seguir empobrecidos y carentes de vivir dignamente.

Reza el dicho popular, “la esperanza es lo último que se pierde”, la fe es incólume y la fortaleza es sostén de vida. El daño es real, pero no irreversible.            

(*) Consultor y especialista en Contrataciones del Estado.

Jorge Chávez Pita
Fecha 2019-06-20 21:40:35