En las últimas décadas la expansión de Chiclayo se ha dado sin orden ni planificación, sobre terrenos vulnerables, reconvertidos del uso agrícola al habitacional, y carentes de servicios básicos. Así se han formado una serie de pueblos jóvenes, que hoy a nivel provincial suman más de 300, cuyas familias exigen a las autoridades atención a sus necesidades, que van desde el agua y alcantarillado hasta la mejora de la seguridad.
Aproximadamente el 40 % de la población provincial, que asciende a 850 mil habitantes, se concentra en los pueblos jóvenes, sectores populares en los que a nivel municipal se han ejecutado obras, pero con resultados deficientes y que no han resuelto los problemas de fondo que golpean a las familias, como la falta de servicios básicos, por ejemplo.
Raúl Benites Acuña, presidente de la Federación de Pueblos Jóvenes de Chiclayo, sostiene que las gestiones municipales han buscado únicamente ejecutar medidas populistas y no atacar con seriedad y eficiencias las carencias que presentan los cinturones de la ciudad, primando la falta de planificación y trabajo organizado.
Anota que los efectos de las recientes lluvias caídas sobre el departamento han hecho aún más duras las condiciones de habitabilidad de los pueblos jóvenes.
“El panorama es desalentador y la situación ha desbordado todo tipo de análisis y diagnóstico. Desde 1998, cuando se presentó el último Fenómeno El Niño que se sintió en Chiclayo, hasta la actualidad, no hemos tenido un plan no solo de emergencia, sino de la nueva ciudad que aspiramos al 2050. No hemos tenido, siquiera, la capacidad de converger en ideas que nos permitan presentar una propuesta adecuada para que el gobierno central nos dé los recursos para que se hagan las obras de cara a una nueva ciudad”, menciona.
Benites Acuña expone que Chiclayo ha crecido de manera no solo “desordenada, sino también distorsionada”, debido a que no existe un plan de cómo debe darse la expansión urbana.
“Las nuevas posesiones informales se ubican sobre la base de áreas rurales, destinadas para la agricultura, porque no existen áreas destinadas para la vivienda y menos un plan de crecimiento poblacional ordenado. Por ello existe lo que hoy observamos, que con una lluvia de mínima intensidad más de dos mil viviendas han colapsado en el área metropolitana”, asevera.
SIN ATENCIÓN
El dirigente refiere que los pueblos jóvenes, a través de sus juntas directivas y representantes, han expresado “frustración” respecto a la inacción de las autoridades municipales frente a los problemas que los agobian.
“Hemos intentado dialogar. En el caso del actual alcalde de Chiclayo, David Cornejo Chinguel, le hemos hecho varias propuestas, como la declaratoria de la emergencia sanitaria por el mal estado de los servicios básicos como una medida para llamar la atención del gobierno central y con ello conseguir los recursos para renovar las redes no solo del centro y el cercado de la ciudad, sino de toda la zona metropolitana, que incluye a La Victoria, José Leonardo, Pimentel, Pomalca y otros distritos”, comenta.
Indica que a la propuesta se arribó luego del plenario realizado por la federación en julio del año pasado y, sin embargo, no fue aceptada por el gobierno provincial y tampoco el regional, pese a que fueron alcanzadas por escrito.
“No tuvimos eco. Luego del plenario nos reunimos con el alcalde David Cornejo casi en la quincena de agosto pasado y después de eso no nos ha vuelto a recibir. Aquella vez el alcalde nos dijo que estaba visitando los pueblos jóvenes porque quería conocer de propia fuente qué estaba sucediendo y cómo debía de atender, como quien diciendo que no necesitaba que se le indiquen cuáles era los problemas. Ahora vemos los resultados”, señala.
Raúl Benítes afirma que la autoridad municipal ni recibiendo los alcances de las organizaciones vecinales ni caminando ha logrado hasta ahora atender las necesidades de los pueblos jóvenes.
“Él iba y ofrecía de todo y ahora no puede visitar ni un pueblo joven porque a todo lugar que ha ido ha ofertado lo que no ha cumplido. Creo que David Cornejo quizá puede ser un buen político para el parlamento, porque ahí se habla bastante. En la municipalidad no necesitamos un charlatán, necesitamos un ejecutivo. De repente él puede ser un buen promotor en un solo rubro (Educación), pero ha demostrado que no es un buen promotor de la comunidad”, enfatiza.
FAMILIAS EN PRECARIEDAD
En Chiclayo existen 350 pueblos jóvenes, en los que habitan aproximadamente 180 mil familias. A nivel departamental los pueblos jóvenes suman 600.
“La situación que vivimos respecto al saneamiento básico es de emergencia permanente, por eso nosotros pedimos la intervención del gobierno central, a través de la OTASS, en EPSEL. Hemos hecho el pedido por escrito, se ha realizado incluso un panel fórum informando sobre este en el Colegio de Arquitectos y sabemos que se ha aprobado el Régimen de Apoyo Transitorio – RAT, para la empresa prestadora a nivel del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento”, explica.
Destaca que con la reciente promulgación del Decreto Legislativo 1280, el Ejecutivo nacional ha aprobado la Ley Marco de la Gestión y Prestación de los Servicios de Saneamiento, donde se corrigen los vacíos legales que existían para que el RAT se aplique en las empresas paramunicipales de manera integral.
“Esto permitirá que una vez reglamentada la nueva ley el gobierno nacional pueda intervenir directamente en EPSEL y así todos los funcionarios colocados por las autoridades municipales, principalmente de Chiclayo, sean removidos al quedar desactivados los órganos de gobierno”, asevera.
En los pueblos jóvenes, más del 60 % de familias carece de los servicios de agua potable y alcantarillado, existiendo problemas que se arrastran desde hace décadas como la situación de los 12 pueblos jóvenes ubicados carretera a Pomalca.
A esto se añade la problemática que existe respecto a la definición territorial y el saneamiento físico legal. Los municipios de Chiclayo y Pimentel aún no determinan a qué jurisdicción pertenecen pueblos jóvenes como Nadine Heredia, Nueva Esperanza o San Pedro.
“Hay todavía controversias respecto al Parque Industrial, por ejemplo, porque Chiclayo no quiere perder los impuestos que pagan las empresas ahí asentadas, y esto retrasa la situación de los pueblos jóvenes colindantes en si pertenecen a Chiclayo o Pimentel”, menciona.
Los dirigentes, a través de la federación, propusieron hace algún tiempo a EPSEL que se instalen servicios provisionales de agua en sectores como el pueblo joven Juan Velasco Alvarado, donde el abastecimiento es con cisterna.
“Si el gobierno nacional ha dicho que tiene la prioridad de destinar más de 35 mil millones de soles para agua y saneamiento en todo el país, esperamos que gran parte de ese presupuesto llegue a Lambayeque, para atender las necesidades de las familias de los pueblos jóvenes y zonas rurales”, indica Raúl Benites.
NECESIDAD DE RESPALDO
El dirigente sostiene que los colegios profesionales están llamados a apoyar a los pueblos jóvenes en la gestión de sus proyectos, poniendo énfasis en los aspectos técnicos y de fiscalización cuando se transfieran los recursos al municipio para que sean ejecutados.
“Lo que queremos también es que los municipios convoquen a funcionarios y profesionales que tengan capacidad suficiente para darle prioridad y conseguir que se aceleren los trámites para la realización de obras que tienen impacto directo sobre la calidad de vida de la gente. No vemos eso, lamentablemente”, anota.
Exhorta también al Gobierno Regional de Lambayeque a que mire las carencias que tienen los sectores populares y se interese por la ejecución de proyectos de desarrollo.
DISCREPANCIAS QUE DAÑAN
Por otro lado, Benites Acuña sostiene que las discrepancias entre el gobernador regional, Humberto Acuña Peralta, y el alcalde provincial, David Cornejo Chinguel, le están pasando una costosa factura a la ciudad, debido a que esto impide la realización de obras que posibiliten la modernización de Chiclayo y la mejora de los servicios públicos.
“Proyectos integrales que se requieren en los pueblos jóvenes como Elías Aguirre, por ejemplo, siguen postergándose. En 9 de Octubre, pese a que se renovaron las redes, solo hay tres calles pavimentadas, el resto es tierra. No existen respuestas rápidas de parte del municipio para mejorar las condiciones de vida de la población, y tampoco busca los mecanismos de acercamiento al gobierno regional para que este lo apoye con obras”, refiere.
Anota que actualmente el 80 % de los pueblos jóvenes requieren la pavimentación de sus calles, razón por la que – asegura – no logra entender por qué es que el municipio de Chiclayo no ha creado e implementado una planta de asfalto, que le posibilite contar con el recurso para mejorar la transitabilidad en los cinturones de la ciudad.
“Chiclayo necesita ser pavimentado, porque es un gran pueblo joven. De nada sirve que se mejoren las calles en Chiclayo si el tránsito sigue congestionado a falta de arterias en la periferia”, indica.
“Nosotros le pedimos a las autoridades unidad y diálogo. La rivalidad es buena cuando se está en la contienda electoral, porque permite la confrontación de ideas, pero ese tiempo ya pasó. Necesitamos tolerancia, mucha mesura y bastante diálogo”, añade.
INSEGURIDAD TOTAL
Finalmente, el dirigente aborda el serio problema de inseguridad que se vive en los pueblos jóvenes, señalando que es nula la coordinación entre comisarías, municipios y vecinos, salvo algunas excepciones, para combatir este flagelo.
“Existen casos como el de la comisaría de San Antonio que ha organizado medianamente a una parte de la población, otro es el de Wilder Fernández, donde se ha avanzado porque los propios vecinos han adquirido equipos de alerta. Después de eso, no hay una política articulada desde la municipalidad”, asevera.
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