Redes en Acción es un proyecto que busca incrementar la colaboración entre la sociedad civil y las entidades responsables de la gestión de riesgos en el norte del país, trabajando de la mano con organizaciones locales desde Tumbes hasta La Libertad, incluyendo Cajamarca, y que luego de la emergencia presentada por El Niño Costero están concentradas en acompañar el proceso de reconstrucción. La iniciativa la lidera Soluciones Prácticas y recibe el financiamiento de la Unión Europea.
Después del Fenómeno de El Niño de 1998 se generó un grupo impulsor de riesgos de desastres en Piura, constituido por líderes, técnicos y algunas organizaciones de la sociedad civil, que empezó a trabajar en la gestión de vulnerabilidades y tuvo un rol importante en la generación de propuestas de prevención. Con el tiempo, este modelo de organización ciudadana fue replicándose en otras ciudades del país y actualmente son 16 los grupos de gestión de riesgos que permanecen activos a nivel nacional.
Es sobre esta base que se apoya Redes en Acción, con presencia en Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad y Cajamarca, buscando fortalecer a las organizaciones de la sociedad civil y articularlas de manera interregional para lograr mejores resultados, sobre todo en la prevención de los desastres.
El proyecto recibe la asistencia económica de la comunidad europea y empezó a implementarse entre el 2015 y el 2016, cuando se pronosticaba la ocurrencia de El Niño. Los resultados alcanzados a partir de la articulación han sido positivos y ahora se trabaja en la organización de los ciudadanos de cara a la reconstrucción, proceso que deberá iniciarse en los próximos meses bajo el liderazgo del gobierno nacional.
Alcides Vilela Chávez, coordinador de la Oficina Norte de Soluciones Prácticas, comenta que frente a los eventos de febrero y marzo pasado, el sistema de redes funcionó de manera correcta, siendo este el que posibilitó la primera respuesta a la emergencia.
“Funcionó porque ha desarrollado capacidades a nivel de las comunidades vulnerables. Por ejemplo, organizó brigadas comunitarias y las equipó con herramientas para la respuesta; se elaboraron mapas de riesgos, se articuló con las autoridades municipales y regionales, y todo esto dentro de los planes de respuesta. Entonces podemos decir que la red está conformada por líderes que han actuado en la emergencia reciente”, destaca.
EMERGENCIA ACTUAL
Vilela Chávez señala que la situación de emergencia no ha concluido, esto debido a que las familias damnificadas permanecen en albergues y carecen de acceso a servicios elementales como el agua potable y la alimentación que garantice la correcta nutrición.
“La autoridad de la reconstrucción, reconocida a través de una norma, tiene una serie de limitaciones; entre ellas, por ejemplo, no considera la participación de la ciudadanía, entonces lo que nosotros buscamos es hacer una evaluación de cómo hemos actuado en la respuesta no solamente como sociedad civil, sino también para evaluar al Estado y sacar algunas lecciones. Luego estamos planteándonos cómo entrar en el proceso de reconstrucción, y al analizar nos hemos dado cuenta que hay problemas de los que todavía no salimos. La emergencia no ha terminado en varias regiones y aún hay necesidades humanitarias por atender”, refiere.
Menciona, por ejemplo, que aún hay mucha gente que se encuentra viviendo en carpas y la situación real es que ya no pueden permanecer más tiempo en estas condiciones, porque no son adecuadas para vivir.
“Esas familias tienen que pasar rápidamente a módulos de vivienda y estar ahí mientras se define cómo retorna a sus territorios o es reasentada, pero en mejores condiciones. Todo ese proceso va a llevar más de tres años. Una de las prioridades es garantizarles a estas familias el acceso permanente a agua potable y servicios básicos. Conscientes de esta realidad es que afirmamos que la emergencia no ha terminado, que hay necesidades humanitarias por atender. Las lluvias terminaron, pero apareció el dengue y está matando gente, entonces esto tenemos que afrontarlo porque todavía es parte de la emergencia”, asevera.
PRIMERA RESPUESTA
El representante de Soluciones Prácticas señala que ocurridos los eventos climatológicos de febrero y marzo, fue la población solidaria la que alcanzó la primera ayuda a los damnificados, seguida del Estado, que demoró 72 horas en accionar con la ayuda humanitaria.
“La primera en atender fue la propia sociedad, las familias iban con comida, las empresas y las organizaciones, pero actualmente ha pasado poco más dos meses y, por ejemplo, las familias damnificadas ya no tiene acceso a alimentos y si les dan algunas raciones estas ya no garantizan la nutrición adecuada y balanceada. Entonces la demanda se mantiene todavía, ha bajado el apoyo incluso del Estado y se plantea que estas familias ya retornen a sus zonas, por eso decimos que hay necesidades humanitarias que atender. Sin embargo, no se puede retornar a un territorio que aún no está habilitado, que todavía tiene lodo o escombros, y más porque existe la consigna del Estado de que las familias no vuelvan a zonas que son inundables, sino a espacios rehabilitados y seguros. Hay mucho pendiente al respecto”, indica.
Añade que otro problema es que la asistencia humanitaria a las familias damnificadas no puede ser permanente en el tiempo y el problema radica en que hasta el momento el Estado no ha dado pasos sustanciales en la reactivación de las actividades económicas de esta población, sobre todo que les permita autonomía y cubrir sus necesidades básicas.
“La autoridad de reconstrucción no considera planes de desarrollo y recuperación de los medios de vida, sino principalmente se propone que la gente presente proyectos y no planes, y los proyectos son principalmente para agricultura, no hay planes para que el desarrollo vuelva a las condiciones previas al desastre. No existen, por ejemplo, planes para la rehabilitar de sus medios de vida y actividades económicas, se privilegia la parte de la infraestructura física y se deja de lado el desarrollo de la familia. Eso es lo que nosotros pretendemos plantear como red macro regional”, indica.
AYUDA INTERNACIONAL
Anota que la cooperación internacional está apoyando en la solución de los problemas aún no resueltos de la emergencia y luego en la rehabilitación de los servicios básicos, como las vías de comunicación y acceso a agua potable.
“Primero se atiende la emergencia, luego la rehabilitación, después la reconstrucción y finalmente la reducción de riesgos. La cooperación internacional sí está colaborando en la emergencia en el norte del país. Solo en esta parte se están invirtiendo poco más de cinco millones de dólares en distintos proyectos para ayuda humanitaria, que significa básicamente atención en los albergues con agua segura y también en temas de salud. Hay varias actividades que se están desarrollando e incluso se están dando algunos trabajos con dinero para que se rehabilite la economía de las familias afectadas. Hay apoyo, pero todavía es insuficiente para atender la enorme necesidad de las familias afectadas”, indica.
PROPUESTAS
Redes en Acción realizó en Chiclayo el Foro Macroregional “Reconstrucción y gestión de riesgos: Desarrollo con sostenibilidad”, actividad que congregó a más de 100 representantes de los cinco departamentos del norte afectos por El Niño Costero con el objetivo de evaluar las respuestas a la emergencia y definir acciones frente a la reconstrucción.
Resultado del encuentro en el que se compartieron experiencias de participación entre los gobiernos locales, regionales y la sociedad civil para la mitigación de los efectos del fenómeno climático y la reducción de vulnerabilidades, se arribó a conclusiones que serán canalizadas al gobierno nacional para que se tome en cuenta el aporte ciudadano en el proceso de reconstrucción.
Actualmente una de las principales preocupaciones es la eficiencia y transparencia del proceso de reconstrucción en los departamentos afectados por las lluvias, inundaciones y huaicos.
Al respecto, Alcides Vilela refiere que el solo ofrecimiento del Estado no es suficiente, por lo que se requiere del control, la fiscalización y participación de la ciudadanía a través de organismos de la sociedad civil, a fin de asegurar que los recursos destinados serán correctamente empleados.
“Nosotros vamos a canalizar todas las conclusiones a través de la autoridad de la reconstrucción y vamos a plantear de manera formal nuestras alternativas, nuestra evaluación respecto a la reconstrucción y la propuesta de acciones para que sean tomadas en cuenta. Pensamos que la reconstrucción no solo es tarea del Estado, sino también de la sociedad civil y esta tiene que participar en los tres niveles de gobierno: local, regional y nacional”, precisa.
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