Hemos entrado al tercer mes de gestión gubernamental y el presidente Pedro Castillo Terrones sigue sin demostrar el liderazgo y la autoridad que debe poseer todo primer mandatario de una nación. Sigue sin encontrar la brújula de su propia administración, las contradicciones y enmendaduras de plana en temas puntuales por parte de algunos ministros se han hecho recurrentes, profundizando aún más la inestabilidad del gobierno que no encuentra el ancla para sostenerse con firmeza.
La coyuntura política convulsionada demanda dar mensajes tranquilizadores a la población; pero eso no parece calar en el Ejecutivo que incendia la pradera sin medir las consecuencias negativas que pueda acarrear. Todo ello viene generando una fuerte incertidumbre en el plano político, económico y social; las posiciones extremistas y provocadoras del controvertido premier Guido Bellido afectan directamente la confianza de los mercados para atraer nuevos inversionistas, y que el precio del dólar se dispare afectando la economía de las mayorías.
Factor Cerrón
Todo indicaría que existe un gobierno paralelo liderado por Vladimir Cerrón, el mandamás de Perú Libre, que estaría imponiendo condiciones ante una gestión débil y frágil de Castillo, quien desde un comienzo no ha tenido la entereza y determinación para hacer respetar su investidura de dignatario, lo cual se vio reflejado en la composición de su vapuleado primer gabinete, al jurar como primer ministro a Bellido, quien no reunía el perfil técnico y profesional para ocupar tan alto cargo en el Estado; pero que está allí por ser el hombre de confianza de Cerrón. No cabe ninguna duda que el investigado exgobernador de Junín fue quien impuso esta designación, así como la de otros ministros también cuestionados por no tener el expertiz para desempeñar sus respectivas carteras. El propósito ha sido muy claro: desafiar a la oposición en el Congreso para ver si se atreven a censurarlos y así llegar hasta la cuestión de confianza. Hasta el momento el único que parece va en ese camino es el titular de Trabajo, Iber Maraví.
Las ínfulas de poder de Vladimir Cerrón no son de ahora, ya lo demostró en la campaña electoral de segunda vuelta; pero su protagonismo se acrecentó luego de que Castillo fuera proclamado nuevo presidente por el JNE. A partir de ese momento buscó diseñar un plan para poner en marcha el programa establecido en el ideario de Perú Libre, que no es otra cosa que el pensamiento mismo de Cerrón y su visión de la realidad del país. Si bien el líder de Perú Libre no tiene mayor contacto con los medios de comunicación; pero a través de su cuenta de Twitter emite pronunciamientos y sienta posición sobre temas que son de incumbencia solo del mandatario; busca manejarle la agenda. Pedro Castillo con sus posiciones vacilantes y contradictorias, ha dado pie para que Cerrón imponga sus decisiones en un gobierno donde no tiene nada que hacer. Su influencia se hizo evidente cuando el polémico Guido Bellido, quien hasta ese momento solo era conocido por unas declaraciones infelices resaltando la figura de la terrorista Edith Lagos, juró como premier.
El ministro Bellido
Bellido ha opacado a Castillo y lo ha puesto en la encrucijada en varias oportunidades con sus declaraciones incendiarias, en tiempos que se requiere de sensatez, de mucha cordura y de dar mensajes alentadores a los actores económicos y la ciudadanía, que observa con escepticismo y desconfianza el presente y el futuro del país. El expresidente Ollanta Humala ha señalado que “uno de los peores errores de Pedro Castillo es mantener a Bellido y no haber sabido manejar un entorno que hoy es dañino. Las deslealtades son inaceptables en un gobierno. El presidente del Consejo de Ministros debe ser una persona de mucha confianza del presidente, pero este señor tiene un doble discurso y da la impresión que obedece a las consignas del jefe de Perú Libre. Es insostenible la presencia de Bellido”. Incluso el líder nacionalista ha ido más allá y ha dicho que “es inminente que Castillo no terminará su quinquenio. Debería hacer una reflexión: por cuidar un sombrero, Castillo puede perder el cuello. Está dándole mucha importancia al simbolismo, pero sin contenido no vale nada” (El Comercio 04-10-2021).
Sin equipo
Uno de los errores de Pedro Castillo fue que en su etapa de presidente electo no esbozó su equipo de gobierno que lo acompañaría en este duro comienzo que ha tenido, al parecer no contó con los profesionales idóneos, capaces y con credenciales democráticas que asuman los distintos ministerios, sobre todo la PCM. Posiblemente el enturbiado panorama de la segunda vuelta, las denuncias de presuntos fraudes por parte de la candidata perdedora y de la derecha conservadora, no le permitieron concentrarse en armar un equipo técnico de calidad, por ello que la noche del 30 de julio asistimos a un triste espectáculo de juramentación de ministros, sin la solemnidad de otras ocasiones. A ello habría que sumarle la intromisión de Cerrón en toda esta etapa inicial, imponiendo la cuota de poder de Perú Libre en el gabinete, cosa que lo logró con Bellido y compañía. Sin embargo, la responsabilidad entera de toda esta crisis desata desde el propio régimen es de Castillo, porque él es quien gobierna el país y quien debe tomar las decisiones más importantes. Sino toma el toro por las astas, su vacancia está casi asegurada y la oposición en el Congreso lo hará tangible cuando las circunstancias lo ameriten.
Durante la campaña electoral, Pedro Castillo aseguró que a Vladimir Cerrón no lo veríamos ni siquiera de portero en su gobierno; pero las evidencias nos demuestran todo lo contrario, pues el exgobernador ha ganado protagonismo por la fragilidad del régimen y porque el presidente no ha tenido la valentía y el coraje para poner en su sitio a Cerrón y separar las acciones de su administración de las del partido Perú Libre. Ahora, Castillo tiene varios talones de Aquiles que lo golpean en la nuca y sino pone el punto sobre las íes, la cosa se le va a complicar más. Según el semanario Hildebrant en sus Trece, las relaciones entre el presidente Castillo y Bellido se han deteriorado y cada vez son más tirantes. “Castillo está mortificado con el comportamiento político y las declaraciones del premier, a tal punto que algunos miembros del gabinete no descartan que Bellido sea removido del cargo”. Ya veremos de qué está hecho el presidente, si tiene las agallas suficientes para deshacerse de este personaje que cada vez le entorpece más el escenario político.
La ruta para el mandatario todavía es cuesta arriba, los sondeos de opinión dicen que en Lima tiene una alta desaprobación, pero se fortalece en las regiones del centro y sur del país. Aunque no se sabe cuánto le dure esta luna de miel, porque si la economía sigue tambaleando y golpeando a las familias más pobres, con el precio del dólar imparable, pese a las intervenciones de BCR, con una reactivación económica a medias, con un elevado nivel de desempleo e informalidad, la población se cansará de tantas incapacidades y podría sumarse al pedido de vacancia. Por eso, reitero que la decisión de salir de esta crisis y direccionar el rumbo del país hacia nuevas oportunidades, está en manos de Castillo; pero para ello tiene que contar con un equipo de profesionales proactivos, honestos y calificados que lo ayuden a gobernar y enfrentar los tiempos recios en mejores condiciones, y que no representen un obstáculo o pongan trabas a las iniciativas que nos conduzcan al desarrollo y el progreso del país.
(*) Licenciado en Ciencias de la Comunicación.
Deja tu Comentario