Domingo, día de fútbol. Siete de agosto en todo el Perú. Cumple 98 años el Club Universitario de Deportes. Desde aquí recordamos a los chiclayanos que formaron parte de su gran historia. Jugadores que hicieron mucho más que jugar. Deportistas cuyo esfuerzo, coraje y disciplina forjó la tradición de la Garra Crema, un sentimiento que identifica a millones de peruanos y peruanas. Más allá de la cancha, la lucha continúa.
Un adolescente de 14 años, sanjosefino apenas a la mitad de la secundaria, un Cachorro. Ese era Hernán Castañeda en 1959, cuando su profesor de Educación Física, Eduardo Laca, lo animó a probarse en Los Caimanes de Puerto Eten. La educación pública tenía la virtud de realmente capacitar para buscar oportunidades. Era un anhelo social acceder a ella, esforzarse y buscar triunfar en la vida. Quizá por ello el equipo crema, el cuadro de los estudiantes universitarios, ganaba tanta popularidad y sobre todo respeto en la afición futbolera.
Luego de su paso por Juan Aurich, Cachorro Castañeda llegó a la U. Fue capitán del equipo crema subcampeón de América en 1972, campaña en la que arrancó como titular en todos los partidos. Hasta entonces las finales eran monopolios de equipos brasileños, argentinos y uruguayos. La U del Perú estuvo ahí. “El primer equipo del Pacífico en llegar a ser finalista”, escribieron en las crónicas deportivas de todo el continente. La U competía, luchaba, ganaba. Se hacía grande.
Cómo no iba a jugar de igual a igual si en la defensa estaba Carlos Carbonell, chiclayano ilustre cuya bravura para jugar lo hizo conocido como el Loco. La historia siempre habló de los recios defensas de la U, así como de volantes de contención que combinaban fuerza con elegancia para armar juego con inteligencia. El Loco Carbonell brilló en una época en que ni canilleras se utilizaba. Era bravo, lo cual significaba mucho más que vehemencia. La mejor metáfora para alcanzar el progreso a través del fútbol era dar la cara, poner la pierna fuerte. El esfuerzo colectivo que lograba triunfos memorables. La gente le llamó Garra.
Con toda una vida transcurrida en la Capital de la Amistad, el gran Percy Vílchez también brilló en Aurich antes de vestirse de crema. Entre tantos goles, anotó dos en la goleada 3 a 0 al histórico Nacional de Uruguay. Eran las semifinales de la Copa Libertadores y toda la hinchada vibró al ver al famoso arquero uruguayo Manga gatear de la impotencia. La delantera crema tuvo más de un sello chiclayano en aquellas décadas victoriosas de los 60 y 70, como lo evidencia el recuerdo de Enrique Casaretto Sono, enorme y potente delantero, tres veces campeón nacional con la camiseta que amó y defendió con pundonor: la crema de la U.
Sí, el mismo Casaretto del legendario saltito. Aquel del inolvidable triunfo de Perú ante Brasil en septiembre de 1975, cuando se logró el título de la Copa América. Casaretto querido e inolvidable.
Paisanos de toda época
Allá en Cayaltí, tierra dulce y laboriosa, todavía recuerdan el legado de los hermanos Luis y Arnaldo Cadenillas Echeandía, jugadores de Universitario y Juan Aurich, respectivamente. El recordado Canuto fue uno de los tantos valores que se abrió camino disputando la Copa Perú y logró un contrato profesional con el equipo merengue. Obtuvo el título de campeón nacional en 1982.
Parte de ese cuadro fue el recordado Rodolfo Chavarry, volante ofensivo que marcó y generó varios goles. Uno de ellos es considerado el mejor de toda la historia de los clásicos del fútbol peruano. Chavarry dio dos de los nueve toques con que Miguel Seminario anotó un gol tan bello que hasta le escribieron una canción: “Con toques en primera, pases precisos, corridas centellantes hasta el campo rival, gambeta genial, combinación total, remates en primera, ¡y el gol hay que celebrar!”. De esa tarde inolvidable en el Estadio Nacional todavía quedan testigos.
En los ochenta también dejó huella con la crema el gran Luis “Guaricho” Mansilla, mediocampista de larga trayectoria en el fútbol peruano, hoy dedicado a la formación de nuevos talentos. Talentos, por ejemplo, como el arquero Diego Romero o el buen Alex Valera, reciente contratación del fútbol árabe y vigente goleador de la Liga 1. Orgullo de todo Pomalca.
Jugando al fútbol se puede escribir la historia. Ha sido y debe seguir siendo una herramienta de cambio social. Muchos chiclayanos migraron a Lima con la convicción de triunfar. Con esfuerzo, con Garra, lo lograron. Demostraron lo que Chiclayo podía dar al fútbol peruano y escribieron la quinta vocal con letras mayúsculas. Era mucho más que un espectáculo, era una metáfora de la peruanidad. De ver su coraje, las tribunas comentaban eso de que la U es la U. Noventa y ocho años después, la gente que conoció esa y muchas leyendas sigue luchando. No solo por retomar los éxitos deportivos, hoy esquivos, sino por participar en una institución libre de corrupción y gestionada con el mayor activo que pueda tener: su hinchada.
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(*) Sociólogo y docente universitario.
respuesta de RVP el 2020-06-16.
Buenas noches, para ponerles de conocimiento: Los Sres. de Intipuquio - Administradores de Agroingustrial Cayalti. No han cumplido con reactivar la fabrica (PROCESADORA DE CAÑA), aparte no han cumplido con la siembra de 5,500 hectareas de Caña. Existe una comision de Administracion Transitoria precidido por el contador Alfonso Boicochea Cortez (PRESIDENTE DE LA ASOCIACION).
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