Sube!

Espíritu Infantil y Navidad

Escribe: Luis Rolando Alarcón Llontop (*)
Edición N° 1332

  comentarios   

  • “Cuento de Navidad”, novela de Dickens; “El Tamborillero”, villancico; y “Mi pobre Angelito”, comedia fílmica, exploran la relación de la niñez con las fiestas navideñas.

Aunque la trama no centra en un niño, “Un cuento de Navidad” (A Christmas Carol, 1843), novela corta británica de Charles Dickens, transversaliza excelentemente el espíritu infantil de las fiestas navideñas. Lo hace a partir del sobrino del viejo, tacaño y amargado Mr. Ebenezer Scrooge, Fred, a quien rechaza inicialmente para pasar Nochebuena en familia; del hijo de su escribiente Bob Cratchit, Tim, un niño sencillamente feliz, pese a vivir en una familia bien pobre; y hasta en el muchacho fugaz que el protagonista, una vez reformado, capta en una calle londinense para que comprara un pavo de los más grandes para su empleado Cratchit.

Incluso al margen del rol de los niños coprotagonistas o extras, la novela explora bien lo infantil que “debe” prevalecer como sentido de la Navidad -y la vida misma- al confrontar los demonios del rico empresario Scrooge, a través de la visita de los tres espíritus que -uno por noche- le llevan a una introspección por las navidades pasadas, presentes y futuras. Finalmente, el viejo recupera su corazón de niño y pasa de la amargura a la bondad plena: lección de Navidad redonda.

***

“El pequeño tamborilero”, “El niño del tambor” o simplemente “El tamborilero”, es una popular canción de Navidad cuyos orígenes se pierden en el tiempo: se desconoce a ciencia cierta cuándo y en qué lugar de Europa se gestó, si bien la versión norteamericana, “Carol of the Drum”, aparecida en 1941, fuera escrita por Davis, Onorati y Simeone. En Hispanoamérica la pieza es bien conocida gracias al impulso que le dio Raphael, quien la grabó en español para lanzarla en 1965.

El tamborillero narra en sus escasos tres minutos la imaginaria historia de un niño que se gana la vida con un vetusto tambor. Para Nochebuena, no teniendo nada con que obsequiar al Niño Dios, sólo atina a ofrecerle una serenata con su viejo instrumento cuyo distintivo sonido no solo retumba en la música del villancico, sino también en la letra: “Yo quisiera poner a tus pies / Algún presente que te agrade, Señor / Mas tú ya sabes que soy pobre también / Y no poseo más que un viejo tambor / Ropoponpon, ropoponponpon “. La historia cierra genial: el tamborillero recibe del Niño Dios una sonrisa.

***

Como filmes para volver a ver en Navidad, destaca la comedia “Mi Pobre angelito” (“Home Alone”, 1990). Lejos de adentrar en los valores cristianos que supone la Navidad, la película explota la picardía infantil natural al extremo de un precoz Macaulay Culki. Encarnando al hiperactivo Kevin McCallis, Culkin en medio de un caos de confusión familiar, es olvidado en casa en tanto la familia emprende un viaje; y así solo e indefenso (¿?) sortea a un par de improbables ladrones de casas interpretados por Joe Pesci y Daniel Stern. La película tuvo en 1992 segunda parte, aun con Culkin; y en 1997, una tercera, ya sin él.

“Cuento de Navidad”, novela de Charles Dickens; “El Tamborillero”, villancico de autor incierto; y “Mi pobre Angelito”, comedia fílmica, exploran indirecta o directamente la relación de la niñez con las fiestas navideñas. Lo hacen desde la reflexión del niño que debe habitar en uno aun siendo mayores, desde el mensaje de humildad y amor sin más de los niños, o festejando la picardía infantil en su máxima potencia.

 ------------

(*) Colaborador y articulista.

Deja tu Comentario