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El aporte de la filosofía a la generación del conocimiento

Escribe: Mg. Henrry Chiclayo Vega y Mg. Marabet Carrera Abanto.
Edición N° 1332

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El conocimiento adquirido por medio del método científico se ha convertido en un instrumento de poder político, social y económico de las sociedades plenas sobre las emergentes, pues genera resultados que proporciona al hombre las herramientas necesarias, como la tecnología, para consolidar su hegemonía.  Es necesario revertir la situación desigualitaria y mejore la existencia del hombre, lo que es factible lograr incidiendo en el binomio aprendizaje-innovación, para estar a la par y gozar de las bondades del desarrollo. El asunto es, ¿qué hacer desde la filosofía para que este fenómeno cultural, como lo llama Lorenzano, sea aprovechado por la humanidad?

Es imposible desligar filosofía y ciencia, pues toda investigación sistematizada parte de una reflexión y análisis filosófico para detectar las causas y describir, coherente y consistentemente, una situación problemática, lo que facilita la determinación de los objetivos, plasmados de una visión amplia para producir soluciones a toda escala, que sólo se puede alcanzar a través de la profundidad del pensamiento. Entonces, si la gestación del conocimiento científico tiene la génesis en el discernimiento totalista, es de entender el rol y la trascendencia de la filosofía en el logro de una mejor calidad de vida, que también es menester, como afirman Stiglitz y Greewald, de las políticas gubernamentales, puesta en práctica por imaginativos pensadores.

En ese camino por construir las bases para una vida digna, desde la filosofía, donde se comprenda y asuma al conocimiento como instrumento para nutrir las mentes hacia la trasformación positiva de la sociedad y no, de dominación, es necesario repensar y desaprender lo que desde la clase política y de dirección educativa se está haciendo en países llamados en desarrollo, que no logran superar las barreras propias, de sus más cercanos entornos y más allá, en cuanto a la urgencia de actuar responsablemente frente a la involución de la sociedad; pues, se teme admitir el fracaso, por afectación a la autoestima, la sanción, el desprestigio y el castigo social. Reconocer el error, es el resultado de una profunda reflexión, que asegura tomar mejores decisiones hacia el progreso, tal como lo afirma el Banco Interamericano de Desarrollo, en una de sus principales conclusiones del seminario “Semana del conocimiento”, realizado en noviembre.                

Mejor actuación social        

Tales reflexiones, nos llevan a asumir que la ciencia y la filosofía deben contribuir con una mejor actuación de la sociedad; no obstante, es decisión de cada integrante asumir el rol protagónico, poniendo en práctica –sugerimos- los principios de vida, explicados por Rizo, en el 2012, como una orientación, un motivo de reflexión, o quizás una manera de recuperar el camino perdido. Estos principios son: la coherencia como forma de vida (practicar lo que se predica), ocuparse de sí mismo, la tranquilidad del alma, la autosuficiencia del sabio y vivir conforme a la naturaleza. Todos, comparables con las normas de vida que se exponen en la Biblia y hasta podrían generar una discusión dialéctica y metafísica, lo que no es nuestra intención, por ahora.       

Brevemente, nos ocuparemos de algunos de los principios, suficientes para entender qué es lo que debe primar como cambio en la conducta individual para la transformación colectiva. En el primero, rescatamos una premisa de coherencia de vida “no me digas que es la sabiduría, no me hables de cómo vivir bien: ¡muéstramelo!”. Es decir, es importante relucir que en ocasiones las palabras sobran y; por el contrario, se debe dejar notar una sabiduría silenciosa (callar y observar), porque la persona que es íntegra internamente, es coherente en su comportamiento, es lo que algunos podrían llamar prudencia.

En el segundo principio, el autor antes citado, detalla cómo se da lo que llama “el adormecimiento del alma”, una total automatización del cerebro humano, donde lo cognitivo y lo emocional se quedan estáticos, por adaptarnos con mucha facilidad -pensamos- a lo que el sistema socioeconómico nos impone, que es la producción de una fuerza productiva operativa y una sociedad netamente consumidora; ya que es más fácil dejar que nos invada el pensamiento light, conformista, y no hacemos el esfuerzo por efectuar una reflexión crítica de la realidad, ni cuestionadora, ni contestataria.        

Aplicación de la filosofía

En tal sentido, se propone la aplicación de lo que son las funciones de la filosofía para la vida, en la sociedad y en la ciencia, en los siguientes aspectos:

Propiciar la introspección de la persona para descubrir el porqué de su existencia en el mundo, determinar nuestro rol en la sociedad y cómo podemos aplicar los conocimientos para una mejor calidad de vida propia, en interacción con los demás.       

 

Generar una visión amplia de la conducta de las personas para entender las razones por las cuales el mundo sufre una involución de valores y virtudes, hacer un diagnóstico integral del retroceso de la humanidad en contrapartida al avance tecnológico, para proponer y ejecutar las acciones urgentes y pertinentes.

 

Ayudar a la práctica reflexiva sobre la diversidad de información para cuestionarla y encontrar la verosimilitud con la realidad, que permita un mejor entendimiento por parte de los integrantes de la sociedad, y se tomen mejores decisiones frente a las distintas situaciones que surgen como parte de las transformaciones comunitarias.   

En suma, los conocimientos adquiridos por medio de la ciencia, debe encontrar a un ser dotado de esos cuatro puntos cardinales que planteó Platón (1962): Sabiduría para discernir sobre lo bueno y lo malo hacia la toma de mejores decisiones, fortaleza para reaccionar adecuadamente ante la adversidad, templanza para no sucumbir a la sensualidad y los placeres de la vida que generan un ser adormitado, y la justicia para actuar con probidad en nuestra cotidianeidad. Todo ello, como parte de políticas del “gobierno por excelencia”, mencionado por Aristóteles, que den la debida importancia a la filosofía y se retome su estudio serio en las escuelas y universidades.    

 respuesta de colaborador el 2024-07-15.

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