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El flamante Código de integridad científica

Escribe: Luis Rolando Alarcón Llontop (*)
Edición N° 1342

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  • Se destaca el hincapié que hace en los seis principios de Integridad científica que se declaran en el artículo 6.

El reciente 7 de marzo, vía Resolución 028 – 2024 – CONCYTEC-P, el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (CONCYTEC), formalizó la aprobación del Código Nacional de Integridad Científica. Un día después, coincidentemente viernes, se oficializaba su publicación en el diario El Peruano. El Código, que inmediatamente empezó a circular en documento de PDF entre redes de investigadores y académicos peruanos, era un documento esperado por la comunidad científica nacional. Sobre todo, desde que, entre la segunda quincena de octubre y primera de noviembre del año pasado, la prensa televisiva denunciara episodios de malas prácticas científicas con un sugestivo título genérico: “La Granja”.

El Código se presenta con un objetivo bien genérico: “Establecer principios, buenas prácticas y obligaciones en las distintas fases de la actividad científica que realizan las personas naturales y jurídicas”. Su finalidad: promover la integridad científica vía adoptar conductas adecuadas de cara a fortalecer la investigación científica (esto es en calidad y rigurosidad) en un sistema (formal) que por sus siglas se condensa en SINACYT.  Para eso, desarrolla en 11 páginas A 4 dos capítulos: Generalidades (con los artículos del 1 al 5) e Integridad Científica (con los artículos del 6 al 10). En varios de los artículos se despliegan incisos e incluso acápites.

El código, además de sus generales, como su alcance y base legal, se detiene - en el artículo 5 -en definir en orden alfabético una lista de términos básicos. Acá se alternan terminologías positivas (como “acceso abierto”, “mentor” y “publicación científica”, entre otros) con otras de carácter negativo (están “fabricación”, “falsificación”, “fraude científico”, “venta de autoría”, etc., todas con detallada semántica y con un lugar común: su calidad de malas conductas científicas).

Puntos de destaque

Por mi parte, se destaca el hincapié que el Código hace en los seis principios de Integridad científica que se declaran en el artículo 6, y que los investigadores conocemos de alguna manera como rigores de investigación (cualitativa): honestidad, rigurosidad, imparcialidad, transparencia, respeto y responsabilidad. También el artículo 7 sobre buenas prácticas científicas, una serie de pasos necesarios para dar que en los predios científicos se conocen bien también, pero en los que nunca está de más hacer énfasis, sobre todo para los nuevos cuadros que se integran a la investigación científica.

Ya que los escándalos de “La Granja”, salpicaron a varias universidades, pero también puso en duda la idoneidad en los procesos de financiamiento del SINACYT para proyectos de investigación y desarrollo (I + D), a partir del artículo 8 (con énfasis directo en éste), el Código pone el parche antes que la herida. En el Perú el SINACYT desembolsa en lo que significa apenas el 1.44 % del PBI (poco si se compara con países de la región), millones en I + D entre los investigadores peruanos, a los que en teoría pueden aplicar sobre todo los casi 4000 registrados en el Registro Nacional Científico, Tecnológico y de Innovación Tecnológica (RENACYT). Se tienen datos oficiales de que en 2022, esa inversión fue de 19.325 millones de euros. Pro Ciencia es el organismo que administra el porcentaje del destino de esos fondos.

Reacciones veladas

Yo fui de quienes el 8 de marzo compartí el Código Nacional de Integridad Científica, por redes sociales. Y quise, de paso, tomar declaraciones para este texto, amable lector. Mas, no tuve mucho éxito. Tres colegas investigadores de distintas casas de estudios superiores se excusaron en que era demasiado pronto para lanzar comentarios; y se respeta.  Una me autorizó tomar su declaración, pero manteniendo su identidad en reserva. Sentí sus palabras cautas y con cierta desilusión: “Un código de conducta es siempre necesario. Pero es más que todo declarativo, si bien busca ofrecer una guía para actuar… eh, para hacer frente a los episodios fraudulentos (de “La Granja”), los verdaderos investigadores estamos esperando mucho más que un código de integridad”. Se respeta.

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(*) Colaborador y articulista.

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