En 1924, John M. Keynes en su famoso libro Un tratado para la reforma monetaria, acuña una frase utilizada por aquellos economistas que ven muy importante el corto plazo: “In the long run, we are all dead”, o traducida al castellano: “En el largo plazo, todos estamos muertos”. En cambio, al otro lado de la cerca, existen economistas quienes argumentan que no debemos ser miopes dado que, llevado al sentido económico, puede impedir observar las consecuencias futuras de las decisiones que se tomen precipitadamente en el presente.
Dicho esto estimado lector, es muy importante mirar el presente inmediato, pero también el futuro mediato tras sus posibles repercusiones en nuestras formas de vida como consumidores, o en la producción de bienes y servicios como empresarios. Veamos que dice el consenso y analicemos algunas variables macroeconómicas que puedan definir la senda de la economía peruana. Para tener una visión más clara, mostraremos solo 6 de las principales variables macroeconómicas y que se centran en: crecimiento económico, inflación, empleo, tasa de interés, tipo de cambio y flujos de capitales.
Debemos resaltar que existen dos grandes informes muy importantes y de lectura obligatoria para saber cómo están yendo las variables en mención que reflejan la evolución de la economía peruana. En primer lugar, el Reporte Inflación del Banco Central de Reserva (BCRP) del Perú; y en segundo lugar el Marco Macroeconómico Multianual del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). En lo sucesivo, las dos cifras presentadas siguen el orden de dichas publicaciones.
En el nuevo año
Para el 2025 la economía peruana presenta una senda de crecimiento de 3 % y 3.1 %, respectivamente, debido principalmente al dinamismo que viene generando el megapuerto de Chancay considerado como un punto marítimo estratégico y que aporta a la economía peruana cerca del 0.3 % del PBI, y que paulatinamente llegaría a 0.9 % del PBI en el 2025. Según el BCRP, solamente dicha obra genera US$ 4500 millones anuales (1.8 % del PBI) y fomenta 8550 empleos directos.
En tanto, la inflación se viene posicionando en 2 % según las proyecciones de ambas instituciones, debido en parte al buen manejo histórico realizado por el BCRP, tras inyectar la liquidez necesaria al mercado peruano, generando la confianza entre los inversionistas y dar un reflejo y visión de estabilidad dentro de los mercados financieros tras sus políticas macroprudenciales coherentes en el tiempo.
Ambas instituciones también proyectan que el empleo se viene consolidando en una plataforma más sólida gracias a un mejor dinamismo de la inversión, mejora del sector turismo en varias regiones del país y la normalización de distintos sectores económicos tras sufrir los embates climáticos sobre su producción. Cabe señalar, que dentro de la inversión privada viene destacando el sector minero, respaldada por el inicio de nuevos proyectos como la ampliación de Toromocho fase II, una mina especializada en la extracción de cobre, principal mineral que exporta el Perú; además entre otros proyectos de gran envergadura.
En tanto la tasa de interés referencial, principal herramienta de la política monetaria, desde hace un año el BCRP viene reduciéndola de 7 % a 5 %, es decir 200 puntos básicos, moderando su reflejo de una posición aún contractiva. Ello significa un mayor incentivo a consumir créditos de consumo, vehiculares, e hipotecarias, que permite al consumidor generar una mayor solvencia y riqueza; pero también un mayor incentivo a la inversión de parte de las empresas, principalmente de las pequeñas y grandes empresas generadoras de empleo.
En tanto, el tipo de cambio se posiciona entre S/3.80 y S/3.78, respectivamente. Si bien se encuentra estable, la posición cambiaria puede verse afectada por las presiones de las salidas de flujos de capitales de no residentes, en línea con la poca estabilidad que pueda generarse tras un año electoral venidero. Dicha incertidumbre hace poco atractiva la compra o fusión de nuevas empresas por lo que puede generar ciertas volatilidades en el corto plazo.
Oportunidades
Por lo tanto, el 2025 representa un año de oportunidades para el Perú, siempre y cuando se superen los desafíos políticos y sociales que limitan su desarrollo. El crecimiento económico es posible solo si existe una estrategia equilibrada que promueva inversiones sostenibles, diversificación productiva y estabilidad política. A largo plazo, el éxito del Perú depende de su capacidad para implementar reformas estructurales que fortalezcan la inclusión y la competitividad en un entorno cambiante.
Sin embargo, entre los principales riesgos que pueden obstaculizar su recuperación en el mediando plazo y que no permitan la consolidación económica es la inseguridad ciudadana y la informalidad. La relación bidireccional entre delincuencia y desarrollo económico, según el BCRP (2024) muestra que el crimen puede reducir los incentivos a invertir, generando distorsiones en el consumo, reduciendo la productividad e incrementando los costos operativos de las empresas.
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(*) Director de la Escuela de Economía de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo.
(**) Alumnas de la carrera de Economía de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo.
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