Desde muy niño conocí a Oscar Allaín Cottera. Con mi padre eran grandes amigos, se conocieron desde muy jóvenes, ambos tenían una afición innata por la pintura, concediéndole un arraigado sentido a la amistad, al extremo de adoptarlo como nuestro querido tío, y las veces que llegaba a Chiclayo siempre nos visitaba, compartiendo las grandes tertulias, de su trabajo artístico y sus legendarios viajes, recogiendo la diversidad de matices de la patria, empeño que asumió desde los inicios de su larga y productiva creación pictórica.
Oscar Allaín nació en Lima el 19 de septiembre de 1922. Cuando recién alcanzaba los tres años de edad su madre dejó de existir, sin poder imaginar al futuro artista que había traído a estas ubérrimas tierras, registrando en su memoria unos vagos recuerdos de ella, relatados por la abuela y los tíos, borroneando en la memoria de su alma, un retrato, una idea bucólica de su madre.
Con la abuela vivió los primeros momentos de su vida, y ella con sus habilidades creativas modelaba pequeñas esculturas de cera, que luego se convertirían en los primeros juguetes de su infancia. Tiempo después su recordado tío, Teófilo Allaín influyó mucho en su vocación artística, además de su acercamiento a la música criolla a través del cholo Pantoja, muy amigo de su tío, vecinos de los Barrios Altos y el cercado de Lima, zona donde se vivió intensamente el criollismo y las famosa ferias de Amancaes.
Tiempo después, con su padre Guillermo Allaín Soto, se estableció en Chiclayo a mediados de 1930, residiendo por varios años en la cuadra 9 de la calle Leoncio Prado (entre Balta y 7 de Enero) conocida por esos años como El Higuerón; instalando una pequeña empresa. Según la propia versión del artista, el escritor y poeta Nicanor de la Fuente (Nixa) conjugó una entrañable amistad con su padre. En el año de 1985, el poeta Nixa, en uno de los Catálogos de Exposición del artista escribió: “…Es una gran satisfacción conocer ahora a este Allaín tan cuajado en el quehacer de sus pinceles sobre las telas, con los domingos y feriados de los colores de su arte”.
Es preciso mencionar que NIXA conoció las iniciales inquietudes pictóricas del pintor.
Un acercamiento a su obra pictórica
Al hablar acerca de la centenaria vida del maestro Óscar Allaín Cottera, que este lunes 19 de septiembre del 2022 cumple 100 años, debemos mencionar que la mayor parte los ha dedicado al servicio del arte y la cultura nacional; definiéndolo como un impetuoso creador, un artista total, e integrador, que asumió desde muy joven todas las identidades de este Perú heterogéneo, de diversas nacionalidades al interior de la patria, desde que los ancestros poblaron estas maravillosas tierras, de equilibrio maravilloso, en la variedad y totalidad de su ecosistema; escenarios que alimentaron el espíritu creativo del artista, plasmando con una impresionante maestría, procesando, cocinando o ritualizando en su paleta de pintor, el mundo del hombre común en su relación con la tierra, en la diversidad de costumbres y tradiciones, sus alegrías y tragedias, en una simbología realista, telúrica, plasmando en sus lienzos, todos los colores de la patria, en síntesis y unidad sincrética, la frondosa flora y fauna de la selva, el ande y la costa, y en ese marco versátil y diverso a los seres humanos como protagonistas de su ancestral genialidad de las enseñanzas obtenidas de la madre tierra.
Como lo afirma el poeta Alberto Alarcón: “…nada parece escapar a la mirada traviesa del viejo Allaín; sin embargo hay algo que no le importa; la superchería y el elitismo. El arte, dice, es comunicación humana; más ahora en esta época de grandes desenlaces en que tanto se humilla y denigra al hombre. Ojalá mi pintura sirva para que mis hermanos tomen partido en esta lucha por limpiarnos de tanto agravio”, Piura 1999.
En su largo trajinar por los viejos caminos de la tierra, su visión, la búsqueda la experimentación la sensibilidad del artista, en su éxtasis o abstracción creativa alcanzó encontrar y plasmar el espíritu, la fuerza y resistencia de hombres y mujeres en sus quehaceres cotidianos, en la intensidad de su color propio, que la tierra sabe conceder en la multiplicidad de sus formas y contenidos y que el artista los llevó a procesar, mezclar con un elevado sentido estético, en su propuesta expresionista, para descubrir los sentimientos, el alma y los huesos del hombre común, en su búsqueda de plasmar el contenido a través de la unidad del color, la forma y el movimiento.
El maestro Allaín en sus largas conversaciones sostenía que la elevación del arte se logra mediante una práctica cotidiana, permanente, para lograr el oficio y la maestría, “…soy un pintor de sensaciones y no de cosas, tratando de transmitir las sensaciones de los actos cotidianos, como el amor, el candor y la alegría…” Entrevista 7 de julio del 2000.
En su criterio personal, Ángel Chávez, su entrañable amigo, (pintor) ratifica lo expresado por el artista: “…pinta siempre en su propia geografía, cada pincelada se mimetiza como por arte de magia con el medio que lo rodea, reflexiona en imágenes y además de cumplir con un buen oficio tan personal, integra y ordena la sustancia misma de lo humano; de ahí las floristas, las pescadoras trabajando en su quehacer diario como dialogando con la extraña fauna marina…”
En su larga travesía, por más de 80 años dedicados a la pasión de su vida, la pintura, el maestro Allaín refiere que: “para seguir esta vocación hay que ser valientes y estar enamorados de lo que se hace… así mismo, afirma que, el pintor es como cualquier trabajador , que se levanta temprano para ir a trabajar y cumplir con su jornada completa de trabajo, y refiere haber perdido la cuenta de cuantos días ha vivido pintando, y solía jaranearse con los pinceles hasta altas horas de la madrugada”.
En su Taller de pintura 2009 en Succha -Breña, eran grandes encuentros de pintura, música y poesía, y entre bastidores y paneles aparecían sus frases que reflejaban sus ideas sobre el arte: “El arte nace de la vida como la vida nace del amor” o “…Si no existiera el arte, la vida sería una enfermedad” y este texto final que cierra la idea sobre la importancia del arte en la vida de los seres humanos: “El arte embellece la vida y humaniza al hombre”. Frases urgentes y necesarias en estos últimos tiempos para recuperar la vida, antes que llegue a su degradación total. En entrevista que le hiciera la escritora Eloísa Quijada, sobre su opinión acerca del arte puro?– expresa lo Siguiente: “lo considero propio de sociedades opulentas y de ninguna manera de un medio deprimido y sumido en la angustia…no me considero un observador; soy parte integrante de ese medio. Si pinto la angustia, es porque me siento angustiado… y si hago una jarana es que he sido uno de sus bailarines…no soy pintor de cosas, sino de sensaciones”.
Su obra pictórica de una larga data así lo ratifica, la misma que podemos apreciarla en el presente artículo y que se encuentra en diversos lugares de nuestro país y en el extranjero, además de colecciones privadas que regularmente se exponen en diferentes galerías del país. En varias ocasiones se han realizado exposiciones de su pintura en Chiclayo, en galerías improvisadas en salones que no cuentan con los recursos necesarios, para una adecuada exposición.
Su trayectoria por los caminos del arte
Estudió en la Escuela de Bellas del Perú. Realizó labor Docente en la Escuela Regional de Bellas Artes de Iquitos y en la Universidad Hermilio Valdizán de Huánuco. Entre sus principales distinciones otorgadas están: Sociedad Nacional de Bellas Artes; Municipalidad de Lima; San Isidro y La Victoria; miembro de la ASPAP, Asociación de artistas Plásticos del Perú; y SAYCOPE, Sociedad de Autores y Compositores del Perú.
En 1990 fue condecorado con las Palmas Artísticas, en el Grado de Gran Maestro, en consideración a su aporte extraordinario al arte y la cultura Popular. En 1991 participó como invitado en la IV Bienal de la Habana – Cuba. En 1992 Galardonado con la Medalla de la Cultura por el INC- Instituto Nacional de Cultura Lambayeque “en mérito a su relevante calidad artística e importante contribución a la plástica nacional”.
En 1993 representó al Perú en evento Integración Familiar – Costa Rica, y en la Sede de la OEA -Organización de los Estados Americanos. En 1995 participó en la XVI Asamblea General y Congreso dela AIAP- UNESCO e integró la exposición “Artistas del Mundo” en Tlaxcala- Méjico, en1996 expuso en el Museo de las Américas en San Juan -Puerto Rico.
En 1998 expuso en la XIV Convención de Instituciones en Estados Unidos y Canadá en la Ciudad de Nueva York. Fue Presidente de ASPAP. Asociación de Artistas Plásticos del Perú. Sus obras figuran en la Pinacoteca del Banco Central de Reserva del Perú, en Galerías y Colecciones de América, Europa y Japón. Los Servicios Postales del Perú han emitido estampillas con motivos de su firma.
El maestro Óscar Allaín Cottera, en su amplia trayectoria de más de 80 años de su vida como un artista itinerante por las huellas de la patria ha registrado la tradición, las costumbres, sus vivencias enmarcadas en sus alegrías y tragedias, visibilizando al hombre común de nuestra patria en su propio terruño, y entender su espíritu y esa fuerza telúrica del hombre que a través del tiempo y la historia nos ha legado su amor al terruño; y que el artista lo ha interpretado en su verdadera dimensión, esta es la cesión del Maestro que nos otorga en sus 100 años de fructífera vida y que el Perú de los cuatro puntos cardinales se pondrá de pie para aplaudirlo en este mes de setiembre por su invalorable obra pictórica cultural histórica social y profundamente humana.
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(*) Sociólogo, docente y artista.
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