Willy Serrato delató a políticos, jueces y fiscales con el afán de evitar una inminente prisión preventiva por integrar la presunta red criminal “Los temerarios del crimen”. Los nexos del controvertido aún alcalde de Olmos eran inimaginables. Según su propio dicho alcanzó al Poder Judicial, al Ministerio Público y al mismísimo desactivado Consejo Nacional de la Magistratura – CNM, encargado de nombrar y ratificar a los magistrados.

Ahora se entiende porqué sus nueve procesos judiciales por presuntos actos de corrupción no han prosperado. Quizá se debe a la influencia de algún “hermanito” que le devolvió el favor.

¿Willy Serrato es consciente del peso de sus delaciones con las que literalmente se ha puesto la soga al cuello? El presidente de la Junta de Fiscales, Jorge Arteaga Vera, ha advertido que Serrato Puse podría ir a prisión dada la magnitud de los ilícitos cometidos. Las versiones de Serrato han puesto una vez más el dedo en la llaga del debilitado sistema de justicia del país, que tocó fondo, al ponerse al descubierto la red criminal “Los cuellos blancos del Puerto” con sus “cabecillas”, los tristemente célebres magistrados Walter Ríos y César Hinostroza, ambos destituidos al conocerse los audios de la corrupción publicados por IDL.

Sin duda, las declaraciones de Serrato han causado un terremoto en los pasillos de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque y el Ministerio Público, porque muchos jueces y fiscales fueron aprobados o ratificados gracias a sus sucios oficios. Entre los mencionados se cita al fiscal Sergio Lucio Zapara Orozco, quien cobró notoriedad por investigar a otra presunta red criminal “Los limpios de la corrupción”.

Se recuerda su accidentada entrevista en el CNM, primero por llegar tarde y luego por sus titubeos al responder por el archivamiento del caso “Línea”, en el que estaría involucrado el ex presidente de EPSEL, Percy Quesquén, coincidentemente procesado en “Los limpios de la corrupción” y gozando de comparecencia restringida. Se recuerda cómo el consejero Iván Noguera lo puso en serios aprietos, según vídeo de entrevista viralizada en las redes sociales, y luego resultó extraño que pese a que los resultados de la ratificación de otros magistrados salieron días después, el de Zapata Orozco demoró casi tres meses.

Gracias a las delaciones de Serrato se conoce que también le dio una manito.

¿Con qué autoridad moral, los fiscales y jueces, favorecidos por los nexos de Serrato continúan administrando justicia? ¿Dónde están los órganos de control de las instancias judiciales? Tenemos una ODECMA pasiva, que prefiere hacerse de la vista gorda antes de actuar de oficio.

 Serrato ha puesto en el ojo de la tormenta la idoneidad de los magistrados de nuestro distrito judicial. Lo que era un secreto a voces,  sobre tráfico de influencias, pagos y dádivas, ahora es un grito estridente que ensordece a los lambayecanos. Por muy aspirante a colaborador eficaz que sea, ¿Serrato debería continuar en libertad después de las fechorías confesadas?

Podría ser que acorralado por sus propios miedos se dé a la fuga. Sin duda  “el pez por la boca muere”.

¿Cuál es el papel del Colegio de Abogados, no se le oye al Comité de Ética, anunciar suspensiones en el ejercicio profesional como ocurrió con Chávarry en Lima, inhabilitado por su dudoso accionar?. El silencio los hace cómplices.

Es hora de actuar y expectorar a los magistrados que con doble moral siguen administrando justicia cuando detrás de su nombramiento o ratificación existe una maraña de dudas sobre su idoneidad y capacidad profesional.