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DENGUE EN EL PERÚ: La amenaza sigue vigente

Escrito Rosa Amelia Chambergo Montejo (*)
Edición N° 1330

El 2023 será un año para recordar a nivel sanitario. En el mundo, de acuerdo a las cifras más prudentes, se reportaron cinco millones de casos de dengue y cinco mil 500 muertes por esta enfermedad. Del total de casos, se estima que la mayor cantidad de víctimas fueron niñas, niños y adolescentes, con más de un millón 300 mil contagios.

Los brotes epidémicos del dengue tienen varios problemas de fondo: por un lado el cambio climático que ha originado intensas lluvias e inundaciones, como pasó este verano en el Perú, y por otro, la falta de acceso a servicios elementales como agua y desagüe, que obligan a millones de familias a almacenar el recurso en recipientes no siempre bien limpios y cubiertos, promoviéndose así la proliferación del vector transmisor. 

Save the Children reporta que este año hubo 30 % más casos que en el 2022 y 18 % más que en el 2019. En Lambayeque el número de casos confirmados resultó histórico post ciclón Yaku.

Respecto al número de fallecimientos, estos se registraron en 20 países del orbe, existiendo 32 % más muertes que en el 2022 y 11 % más que en el 2019. Como señala la organización, es muy probable que el número de fallecidos por dengue sea mayor, pero existe un subregistro. 

De todos los países más afectados por el dengue este año, el Perú, Brasil, México, Guatemala, Bolivia, Ecuador, Argentina y Colombia son los que mayor incidencia han tenido en América Latina. El resto de países se ubican en Asia.

Ahora bien, es importante señalar que los niños, niñas y adolescentes son especialmente vulnerables a la enfermedad porque su sistema inmunitario es más débil que el de los adultos y suelen jugar al aire libre, donde hay menos protección contra los mosquitos. Las niñas y niños menores de cinco años corren un riesgo especial de sufrir deshidratación y shock a causa del dengue si contraen la enfermedad, y los niños y niñas son los más afectados si la enfermedad incapacita o mata a sus padres y a otros cuidadores.

En el Perú, al menos 50 niños, niñas y adolescentes murieron y otros 80.300 se infectaron con el mortal virus este año, en la peor epidemia de la enfermedad que ha vivido el país en más de una década. El país ha registrado más de 270.000 casos de dengue en 2023, casi cuatro veces más que los 74.000 casos de 2017, el último año del fenómeno de El Niño en el país. El brote, que llevó al Perú a declarar el estado de emergencia en 18 de sus 24 regiones en febrero, fue impulsado por el ciclón, que ha traído lluvias torrenciales, inundaciones y un aumento de la temperatura a las regiones norteñas de Piura y Lambayeque.

Aunque los fenómenos de El Niño son naturales y cíclicos, sus efectos se ven agravados por la crisis climática, ya que las tormentas y las inundaciones aumentan las poblaciones de mosquitos al proporcionarles charcos poco profundos y estancados donde reproducirse. Sin embargo, el dengue también puede aumentar en situaciones de sequía, ya que los mosquitos que transmiten la enfermedad son capaces de sobrevivir cuando escasea el agua.

El médico Yasir Arafat, asesor principal de Salud y Nutrición de Save the Children para Asia, ha señalado que se necesitan planes locales para luchar contra el dengue, en los pueblos y las ciudades, y con la participación de las comunidades. El control de los mosquitos, el diagnóstico de la enfermedad y el tratamiento deben ser un esfuerzo de todo el gobierno y no sólo el trabajo de los departamentos de salud. La financiación debe anticiparse mejor a los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos para gestionar el riesgo y no sólo la crisis.

Estas reflexiones invitan a pensar en cuál será el escenario próximo tan pronto ocurran las lluvias e inundaciones por el anunciado Fenómeno El Niño. ¿La experiencia de este año nos ayudó a mejorar el primer nivel de atención y la capacidad resolutiva? ¿Las estrategias del Estado son suficientes frente a la silenciosa amenaza del dengue?

En Lambayeque hemos vivido muy de cerca el desborde de casos y el colapso del sistema de salud, que sumados a los estragos que dejó la pandemia del Covid-19, han ocasionado severos impactos sobre la población. Es momento de pensar en el escenario post Niño, si acaso queremos evitar que las cifras de contagios y fallecimientos vuelvan a romper récords.

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