El 19 de junio pasado dejó de existir en Navarra, España, uno de los sacerdotes vicentinos de mayor recordación en Chiclayo. El padre Rosendo Huguet Peralta, quien fue director del Colegio Manuel Pardo, cuya obra estuvo siempre marcada por sus dones de humanidad y afecto para con el prójimo.
Nació el 6 de noviembre de 1938 en el seno de una familia oriunda de Ribaforada, siendo el menor de siete hermanos. Según contaba en vida, fue ahí donde conoció el valor de la acción caritativa.
Quienes lo conocieron recuerdan su personalidad inquieta y su ánimo responsable. Rosendo Huguet estudió en su pueblo natal y la secundaria en Pamplona, capital de Navarra, para luego continuar su educación superior en Filosofía y Teología en Madrid, Cuenca y Salamanca, hasta que llegó a la Universidad Gregoriana de Roma donde realizó su formación de postgrado.
MISIONERO DE VERDAD
Siempre tuvo inspiración para su concepción filosófica en San Vicente de Paúl y esto motivo el inicio de su vida sacerdotal en la Congregación de la Misión.
Ingresó el 7 de octubre de 1957 y el 25 de junio de 1965 fue ordenado sacerdote, iniciando su larga travesía hacia el Perú, país que eligió voluntariamente para desarrollar su labor pastoral y educativa.
Llegó al país el 8 de octubre de 1966 para trabajar en Tarma, luego en Chiclayo e Ica. En esta última ciudad fue también director del Colegio San Vicente del Paúl.
EN EL MANUEL PARDO
En el Colegio Manuel Pardo ingresó en 1974 como profesor de Religión, luego fue nombrado como director de las Hijas de la Caridad en 1976 y en 1984 párroco y consejero provincial de la congregación en Miraflores. Años después retornó al Manuel Pardo, desempeñándose como director entre 1999 y el 2005.
En el emblemático colegio acuñó su filosofía en las frases que marcaron el derrotero de su actividad educativa, dejando para la historia consigas como “La verdad del Pardo es la verdad de Jesucristo”, “La ciencia es necesaria, pero el amor es vital”, “Pardo es un hogar para todos” y “La educación en el Pardo se llama persona”.
A lo largo de su vida sacerdotal desempeñó también diversos cargos, como el de asesor de obras misionales pontificias y concejal de cultura y espectáculos de Tarma. También fue asesor del Centro Diocesano Misionero, director espiritual de las Hijas de la Caridad en el Perú, la rama femenina de la congregación vicentina.
El padre Rosendo también tuvo un rol protagónico tras el terremoto de Pisco de agosto del 2007, organizando y llevando la ayuda humanitaria accesible a las familias damnificadas, tarea que le mereció el reconocimiento permanente de quienes lo rodeaban y de la colectividad en general.
MAESTRO Y AMIGO
Combinando su labor de misionero y maestro, mostró siempre una ferviente defensa de la educación como medio para alcanzar la verdad y con ella conseguir un estado pleno de la felicidad. Solía decir que nada que merezca la pena en la vida se conseguía sin enseñanza, por eso apostaba por una educación basada en la libertad responsable y en la reflexión crítica que cultive la autonomía de la recta consciencia sin caer en el dogmatismo de las normas impuestas.
“Existen personas que pasan por el mundo sin dejar huella. Existen otras que sí se hacen notar porque inventaron, fabricaron, produjeron algo que nos hace la vida más cómoda. Pero existe otro tipo de seres humanos que trascienden en la historia porque se dedican a buscar la felicidad de otros seres humanos, que no necesitan inventar cosas para dar felicidad porque poseen una herramienta mejor para ello: el amor”, escribió sobre él Tito Romero, con ocasión de los 50 años de vida sacerdotal del vicentino.
“He visto su seriedad cuando las cosas no se hacían bien y eso perjudicaba a las personas, y la he secundado. He seguido su ejemplo de entereza y esperanza en medio de la enfermedad, y me ha parecido una reacción muy consecuente con su manera de ser. He sido testigo de su sentido del humor, de sus ocurrencias, de sus frases célebres en la mesa, de sus aficiones mundanas, de su profundidad en la oración, y he comprendido que el P. Rosendo es un hombre que cree en el hombre. Nadie da lo que no tiene. Para hacer feliz a la persona, primero hay que ser una persona feliz. Supongo que a estas alturas, nadie duda de la felicidad del P. Rosendo. Quizá esta es la raíz de todo el personalismo del P. Rosendo: él es feliz, y quiere que todos los demás lo seamos”, añadió.
En vida recibió diversos homenajes por su fructífera obra. La Promoción 1991 del Colegio Manuel Pardo lleva su nombre, en tanto el Gobierno Regional de Lambayeque le confirió en el 2006 la más alta distinción departamental al imponerle la Medalla Señor de Sipán.
Asimismo, el Consorcio de Colegios Católicos del Perú le entregó la Condecoración Divino Maestro también en el 2006, año en el que su pueblo natal lo nombró “Ribaforadero Popular”. En 1998 fue Personaje Homenajeado en el Paloteado de Ribaforada.
La huella del padre Rosendo ha quedado en cada uno de los maestros, padres de familia y alumnos de la comunidad manuelpardina que admiraron su espíritu solidario y franco, su amplia sonrisa y protectora enseñanza.
respuesta de C.V. el 2023-01-27.
Me da asco tanta hipocrecia. Ese cura fue asqueroso, atacó a mas de joven mientras era parroco de la Medalla Milagrosa en Miraflores. Por eso lo trasladaron a Chiclayo, en lugar de que vaya preso. Ustedes idolatran a un mounstruo que tuvo varias caretas. Que Dios lo perdone, y a sus alcahuetes tambien.
respuesta de C.V. el 2023-01-27.
Me da asco tanta hipocrecia. Ese cura fue asqueroso, atacó a mas de joven mientras era parroco de la Medalla Milagrosa en Miraflores. Por eso lo trasladaron a Chiclayo, en lugar de que vaya preso. Ustedes idolatran a un mounstruo que tuvo varias caretas. Que Dios lo perdone, y a sus alcahuetes tambien.
respuesta de C.V. el 2023-01-27.
Me da asco tanta hipocrecia. Ese cura fue asqueroso, atacó a mas de una jovencita mientras era parroco de la Medalla Milagrosa en Miraflores. Por eso lo trasladaron a Chiclayo, en lugar de que vaya preso. Ustedes idolatran a un mounstruo que tuvo varias caretas. Que Dios lo perdone, y a sus alcahuetes tambien.
respuesta de Mayo el 2021-10-03.
Ese cura era un hipocrita, fue trasladado de Miraflores, Lima a Chiclayo luego que abusara de una jovencita, la madre de esta lo acuso al arzobispado y solo lo trasladaron. Tuvo varias acusaciones, pero en ese tiempo los curas españoles y de cualquier otra nacionalidad, eran intocabes y hacian lo que les daba la gana. Se morian por ser enviados a Lima, Peru, donde podian abusar a sus anchas de jovenes vulnerables, ya que el abuso familiar era comun, en general las hijas mujeres eran maltratadas en sus casas, donde al hijo hombre se le trataba mejor. Los abusos a varones eran tambien graves, pero no se denunciaban en ese tiempo, por la deshonra y veguenza. Maldito cura hipocrita, dicen que en sus colegios no hizo mal, buscaba chicas muy jovencitas fuera de su trabajo. Dudo que el viejo ese este en el Cielo como claman su gente, al menos un purgatorio muy duro es donde debe esta, violador maldito.
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