El expresidente del Consejo de Ministros y expresidente del Congreso de la República, Javier Velásquez Quesquén, participó como panelista del foro: “Tumán: 3000 trabajadores impagos hace 10 años”, organizado por el Conrede Lambayeque. En su intervención, señaló que la situación de la excooperativa es caótica y la salida requiere de la decisión de los trabajadores.
“El inversionista, cuando va a colocar su capital, exige que se le den condiciones de seguridad jurídica y por eso me parece muy bien que se esté trabajando en las denuncias contra quienes han dilapidado la empresa. Es un primer paso, pero lo más importante es que se logre el consenso entre los trabajadores. Si no se ponen de acuerdo, la empresa seguirá como está: paralizada y ustedes sufriendo hambre”, aseveró Velásquez Quesquén.
Medida legal
Respecto a las invasiones a las tierras de Tumán, dijo que ya hay experiencias previas para resolver problemas similares. “Cuando fuimos gobierno sucedió el caso de un instituto en Pisco, que iba a ser desalojado porque el alcalde y un privado se habían coludido para apropiarse del terreno. Nosotros, con una ley, paramos eso”, explicó, anotando que la representación congresal de Lambayeque debería mostrar interés en ayudar a la solución del problema de Tumán.
Javier Velásquez mencionó que otras empresas del rubro azucarero lograron salir de crisis incluso peores, gracias a la unidad de sus trabajadores, quienes entendieron a tiempo que la solución estaba en sus manos.
“Casa Grande, que estaba en una situación peor a la que hoy atraviesa Tumán, produce 241 mil toneladas de azúcar al año. ¿Cuánto estamos dejando de producir? El camino es que los trabajadores tomen la decisión política de solucionar el problema: o convocan a un inversor para que se encargue de la administración productiva, comprometiéndose a invertir, pagar tributos y cumplir con las obligaciones laborales, o siguen haciendo lo mismo, que es pelearse entre sí y no resolver nada”, enfatizó el exparlamentario.
Cuidar la inversión
Añadió que cualquier inversionista que llegue buscará proteger sus recursos y eso es algo que los trabajadores deben tener muy presente.
“Un inversionista no vendrá solo. Se equivocan los trabajadores si creen que al inversionista le pondrán gerente. El inversionista viene con su equipo para cuidar su capital y generar rentabilidad. No tengan miedo al cambio. En Tumán se ha tocado fondo, la empresa está parada, colapsada, se necesita renovar la infraestructura, restablecer el ciclo de pago a proveedores, de impuestos, de salarios, de derechos. No hay una varita mágica, pero por algo debe empezarse”, dijo Velásquez Quequén.
“Los trabajadores tienen la solución en sus manos, buscar cómo se sanea el terreno legal para ofrecer mejores condiciones a quien quiera invertir. Tumán fue expresión de progreso y orgullo para los trabajadores y hoy es escenario de pobreza y desolación. Cambiar el destino depende de los trabajadores”, añadió.
La crisis en la empresa Tumán no es solo societaria, sino también social, pues afecta de manera indirecta a toda la población del distrito.
La azucarera Tumán llegó a ser una de las industrias más importantes del país, al punto que fue accionista del Banco de Crédito del Perú – BCP, y sus trabajadores fueron los mejor pagados del sector.
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