A menos de un año de los comicios generales, el mosaico de partidos políticos que pugnarán por obtener un resultado favorable en las urnas, dará lugar no solo para que los electores se vean inmersos en una confusión palmaria, que como siempre los arrastra a decidir mal, sino que por el contrario servirá para que ciertos personajes advenedizos, dueños de su ignorancia sin par, resulten elegidos en un cargo de representación nacional sin tener la menor idea del por qué y cómo obtuvieron la mayor votación.
Como un sistema normalizado, ancestralmente arraigado en los diferentes procesos electorales llevados a cabo en el Perú, las ideologías contrapuestas de izquierda a derecha han sido magnificadas para determinar el equilibrio ideológico y las paridades competitivas para desarrollar un proceso electoral que, en la mayoría de los casos, termina siendo entre dos actores que podrían ser de un lado u otro, quienes se enfrentan en una lid invadida de ofertas liberalistas o la lucha por la justicia social, que al final resulta ser todo un fiasco.
La partidocracia disfrazada
La ocurrencia de un proceso electoral, en sus procedimientos previos normados por la reglamentación electoral, dan lugar – casi siempre – a generar expectativas sobredimensionadas de los partidarios, quienes se adhieren a una ideología incipiente y a un partidarismo engañoso, con el fin de lograr una posición partidaria expectante que les permita obtener, por lo menos, un beneficio personal, a costa del apego y la circunstancial adhesión a una cúpula que siempre sale triunfante y beneficiada con el voto de aquellos sesudos partidarios que votan a su favor.
Las idas y venidas
Como no podía ser menos y, por qué no, el movimiento de los actores políticos como marionetas de cartón o malabaristas de la ocasión, van mutando internamente en el interior del partido de su predilección en forma vertical, tal es así que unos suben u otros bajan y, como siempre suele suceder, muchos de aquellos seguidores terminan en el despeñadero clamando equidad y justicia que casi siempre no logran alcanzar, hoy más aún si tienen que pasar por el tamiz de las famosas elecciones primarias donde ya todo es previsible y no hay nada que cuestionar.
La real contienda electoral
Luego de los acomodos y desacomodos en la interna de cada partido, aparecen los líderes que casi siempre son los mismos, aunque trasnochados y avejentados pero ellos mismos son, tal es así que, los que hincharon y se fajaron terminan siendo furgones de cola que solo imploran y se encomiendan la divino hacedor a ver si su candidato alcanza la mayor votación y puedan usufructuar lo que según ellos sembraron y deben de cosechar.
La campaña electoral
Los contendores, ya formalizados y listos para combatir, uno a uno y cada quien con la mejor estrategia – según cada uno de ellos – va fluyendo y decantandando en una lucha frontal y deshinbida, donde todo vale y el que más puede apabulla al otro. Los destapes no se dejan esperar, las zancadillas y los atropellados discursos son el pan de cada día, la razón no impera, el desquicio se empodera, las ansias de poder se vuelven compulsivas y el síndrome de ser el rey de reyes se apodera de aquel que presume ser el ganador y debe de gobernar o ser el que nos debe de representar.
El cierre
Las idas y venidas al cierre del proceso electoral, con encuestas a boca de urna incluidas y el flash electoral propalado principalmente por medios televisivos, ponen en vilo las emociones expectantes de cada uno de los votantes y, por sobre todo, de aquellos que lo apostaron todo y mantuvieron la delantera en gran parte del proceso electoral, tal es así que, aquellos que se sienten ganadores o con las esperanzas puestas en un cambio a su favor, se aglutinan con hermetismo y deseos de ganar, esperando el final que muchas veces no resulta ser a su favor.
¿Y luego qué?
Al término de la justa electoral, con los resultados oficiales obtenidos, nos toca ver a los personajes ganadores humildes y agradecidos, ofreciendo que todo cambiará, que lo malo se desterrará y lo bueno vendrá, emociones y disposiciones que con el transcurrir de tan solo pocos días, irán mutando a la contraria hasta terminar con los personajes mostrando el ceño fruncido pretendiendo ser los seres superiores que – según ellos -, sacaran al país del marasmo de desatinadas decisiones y la precariedad del estatus quo en que vivimos.
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(*) Especialista en Contrataciones del Estado.
respuesta de eVwzWvRZeMLTGW el 2025-06-10.
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