El Gobierno Regional de Lambayeque ejecutó solo el 57.3 % de su presupuesto al cierre de este informe, lo que representa el gasto de 450 millones 237 mil soles, de los 785 millones 336 mil disponibles. Con ese nivel de ejecución, la región se ubica entre las seis con menor avance en inversión pública del país, pese a las grandes necesidades en salud, educación y saneamiento que afectan a miles de familias.
Según el informe elaborado por la Red de Estudios para el Desarrollo - Redes, el lento gasto público no solo retrasa la entrega de obras, sino que reduce el impacto de la inversión sobre la calidad de vida de la población. “Ejecutar apenas la mitad del presupuesto a estas alturas del año significa que muchas obras siguen esperando. Esa lentitud tiene un costo: hospitales inconclusos, colegios en mal estado y familias que no acceden a agua segura”, señaló Carlos León, economista.
Municipalidades con bajo desempeño y obras paralizadas
Las municipalidades de Lambayeque también muestran una débil capacidad de gasto: solo ejecutaron el 41 % de su presupuesto, lo que deja más de S/ 325 millones sin utilizar. Distritos como Salas y Manuel Antonio Mesones Muro presentan los mayores rezagos, con ocho de cada diez obras sin avance. Redes advierte que esta tendencia se repite cada año, cuando las autoridades concentran la mayor parte del gasto en los últimos meses, lo que limita el tiempo para fiscalizar y asegurar la calidad de las obras.
“En la última década, Lambayeque ha invertido cerca de la mitad de su presupuesto en el último trimestre del año. Eso impide corregir errores a tiempo y afecta la calidad de la ejecución”, añadió León.
Entre los proyectos a cargo del Gobierno Regional de Lambayeque, algunos muestran avances significativos. Sin embargo, otros presentan una situación crítica: el establecimiento de salud de Monsefú no alcanza ni el 1 % de ejecución, mientras que el sistema hidráulico de Pampagrande y el malecón turístico de Santa Rosa registran un desarrollo mínimo.
“Cuando los recursos públicos no se ejecutan a tiempo, las familias terminan asumiendo gastos que deberían estar cubiertos por el Estado. Muchas deben recorrer largas distancias para acceder a un centro de salud o comprar agua ante la falta de un servicio continuo”, advirtió el economista.
Bajo acceso a servicios básicos
Redes también recuerda que solo el 16 % de los hogares de Lambayeque dispone de agua las 24 horas del día, y uno de cada cinco carece de saneamiento. Aunque la región mantiene una de las tasas de pobreza más bajas del país, aún existen más de 192 mil personas vulnerables, con alto riesgo de caer nuevamente en pobreza.
“Para lograr que la inversión pública transforme vidas, es fundamental planificar bien desde el inicio y asegurar continuidad en la gestión. Los proyectos deben tener estudios sólidos, equipos preparados y procesos transparentes”, sostuvo León.
El especialista subrayó que la falta de continuidad entre gestiones regionales y municipales, los cambios constantes de funcionarios y la débil capacidad técnica son factores que afectan la eficiencia del gasto. “Cada sol invertido con eficiencia significa aulas seguras, hospitales operativos, carreteras transitables y agua limpia en los hogares”, enfatizó.
Redes concluye que una gestión planificada, constante y transparente es la clave para cerrar brechas y garantizar bienestar para la población. “Invertir bien es la mejor forma de asegurar un crecimiento con oportunidades para todos. Si el Estado garantiza servicios básicos, las familias podrán concentrarse en mejorar su bienestar y salir de la pobreza”, finalizó León.
El bajo ritmo de ejecución en Lambayeque vuelve a evidenciar un problema estructural: los recursos existen, pero no se transforman a tiempo en obras ni en servicios para la población. Mientras los fondos permanecen inmovilizados, las comunidades siguen esperando hospitales, escuelas, caminos y agua potable en sus hogares.
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