La salud en los niños es una de las principales preocupaciones por parte de los padres de familia. La comida chatarra, la falta de actividad física, el consumo de alimentos de procedencia dudosa y la falta de aseo tanto de los servicios higiénicos públicos como del hogar, son factores que incrementan la predisposición del niño para contraer una enfermedad gastrointestinal.
El gastroenterólogo pediatra Alexis Ormeño Julca menciona que es frecuente encontrar en época de verano pacientes que sufren de diarrea aguda, debido a que empiezan a consumir alimentos no seguros como las raspadillas y cremoladas. Además, agrega que el agua en Chiclayo no es de buena calidad, por ende el índice de riesgo a contraerla aumenta.
“La diarrea es una enfermedad que se puede autolimitar, y la gran parte de pacientes lo realiza. Sin embargo, la complicación que se presenta en esta es la deshidratación. El principal error que manejan los padres con ellos es la preocupación de darle primero un jarabe o medicamento, en vez de suministrarle líquidos”, explica.
Para ello, el gastroenterólogo recomienda priorizar el aumento de la cantidad de líquidos. En el caso de presentarse una fiebre el paciente debe ser llevado al médico de manera inmediata para evitar consecuencias mayores.
“Si se da líquidos y no se quita la dieta, porque no se debe de quitar el consumo de sus alimentos diarios, el paciente se puede recuperar tranquilamente en casa. Los alimentos que sean altamente azucarados como la gaseosa, las bebidas de frutas envasadas y las bebidas energéticas, deben ser evitadas”, expone.
Señala que los primeros síntomas que presentan los niños son la irritabilidad, labios secos, el llanto con poca lágrima y los ojos hundidos, que es cuando el paciente ha perdido más del 3 % de líquido corporal en la diarrea. Además, explica que los síntomas son característicos del primer estadío de la diarrea, ya que el segundo genera en el niño somnolencia, la boca muy reseca y los ojos muy hundidos, que es un estado de grado mayor.
“Los niños deben ser traídos al médico cuando, a pesar de darle sus alimentos regulares y líquidos, deposite más de lo debido. Si existe vómito o realiza deposiciones con sangre o mucosidad, es necesario traer al niño de urgencia”, menciona.
Alexis Ormeño indica que las causas de contagio se dan por el mal aseo de las manos, el mal lavado de los alimentos, la falta de aseo de los ambientes públicos, la presencia de moscas y la higiene de los servicios sanitarios.
“Para prevenir, uno debe saber que el sitio donde esté comiendo sea seguro. En segundo lugar, lavarse las manos después de ir al baño y antes de consumir alimentos es importante. También, el mantener el baño de la casa limpio y lavar adecuadamente los alimentos, especialmente los crudos, son acciones que ayudan a prevenir las diarreas en los pequeños. No solo es tener cuidado con uno, sino también con el ambiente donde uno pueda estar”, puntualiza.
ESTREÑIMIENTO
Ormeño Julca señala que el 30 % de los niños presentan casos de estreñimiento, siendo esta la patología más frecuente presenciada en Chiclayo, y agrega que gran parte de los estreñidos son de la etapa pre escolar y escolar, es decir desde los tres a cinco años en adelante.
Asimismo, el pediatra en gastro menciona que existen dos tipos de estreñimiento: el funcional, es decir que el niño por un problema de dieta empieza a hacer la deposición dura, y el orgánico, cuando existe una enfermedad que ocasiona el estreñimiento.
“Hay edades fijas donde puede ocurrir el estreñimiento funcional. La primera etapa es cuando empiezan a comer, que es alrededor de los seis meses. Las madres alimentan a sus hijos con papa y zapallo, que son pura harina, lo que ocasiona que las deposiciones se endurezcan. Lo que no se les ha enseñado es que se puede dar frutas tales como la papaya y el plátano, además de líquidos. Como no se inicia adecuadamente la alimentación complementaria, los niños empiezan a estreñirse”, argumenta.
“Otra etapa es cuando deja el pañal y se enseña al niño a utilizar el bacín. El miedo ante este nuevo objeto hace que aguante la deposición, y basta con eso para que se produzca el estreñimiento posteriormente. También pasa cuando empiezan el nido. Los niños están acostumbrados a realizar deposiciones en el baño de su casa, que es un lugar limpio, en cambio, al llegar al jardín los servicios higiénicos no siempre son los mejores. En esta etapa influye el factor de la vergüenza e incomodidad, entonces empieza la retención y se origina el problema”, expone.
Resalta que la población de Chiclayo no ha generado el hábito de ingerir fibras, es decir verduras, y líquidos, factores que aumentan el índice de estreñimiento. Asimismo, que el tratamiento se basa en una dieta saludable y de un ablandador de heces, ya que “los niños deben de defecar a diario entre una y dos veces como mínimo, permitiendo que la evacuación sea menos dolorosa”.
“Un paciente sufre de estreñimiento cuando la deposición se torna dura, se realiza con esfuerzo y existe la presencia del sangrado. No tiene que ver solamente con la frecuencia, sino más bien con la dificultad de evacuar. Las madres a veces toman normal el hecho que depositen diariamente y que el tamaño sea como el de adulto, y es todo lo contario. Un niño no puede depositar como una persona mayor, ya que cada uno tiene un funcionamiento distinto de su organismo”, indica, agregando que en Chiclayo el estreñimiento, a pesar de ser la patología con más alto índice, no es considerado como un problema importante.
ALERGIAS ALIMENTARIAS
Las alergias alimentarias son una respuesta del sistema inmunológico por el consumo de un alimento en particular, originando que la persona no pueda consumirlo ya que genera efectos nocivos organismo. En el Perú, existe un 7 % de sospecha de alergia, porcentaje que duplica la realidad de otros países que se encuentran de 1 % a 2 %.
El gastroenterólogo explica que es una condición presenciada en pacientes que tienen predisposición, es decir, que son aptos de padecer alguna alergia. Además, señala que el primer factor que influye significativamente es por herencia genética, ya que si ambos padres presentan diferentes alergias, el niño tiene un 60 % de posibilidad a padecerla también.
“En pediatría se está analizando mucho respecto de la flora bacteriana como génesis de las alergias. Anteriormente, los bebés nacían vía vaginal, y en esta zona toda mujer presenta microbios. Cuando el bebé nace, los recoge mediante su boca, generando así la primera flora. Asimismo, cuando la madre da la primera lactancia, llamada calostro, que es una leche escaza y espesa, hace que los microbios que han entrado aumenten y formen la flora”, sustenta.
“Ahora, los niños nacen por cesaría y se les da fórmula, entonces no tienen un buen establecimiento de la flora. Este mal establecimiento se ve que está relacionado a que posteriormente se desarrollen alergias, por eso el índice ha aumentado en los últimos años”, agrega.
Alexis Ormeño explica que las enfermedades alimentarias que se dan por genética, aumenta su predisposición cuando existe endogamia, es decir cuando la gente se casa con parientes.
“En la región norte, cuando uno se casa puede que no existan vínculos genéticos con la pareja, pero sí entre su árbol genealógico, lo que ocasiona que el niño presente con mayor predisposición las alergias que no son letales”, indica.
El pediatra menciona que una de las causas de las alergias alimentarias es la permeabilidad intestinal, que es cuando la pared del intestino de un recién nacido, al estar en período de construcción es sensible, y al consumir alguna proteína, esta pasa entre los poros generando la alergia a esta, en caso que tuviera la predisposición a desarrollar una. En la misma línea, agrega que las alergias alimentarias más frecuentes son a la leche de vaca, el huevo, los alimentos marinos, el maní y la soya, y las frutas como las fresas y el melocotón.
“Cuando el niño recibe esta proteína puede tener manifestaciones que se dividen en tres tipos. Cuando afecta el estómago o esófago, el niño presenta vómito frecuente. Cuando afecta el intestino delgado, el niño presenta cólicos. Y cuando afecta al intestino grueso, se presenta los casos de diarrea hasta con sangre. Esas son las manifestaciones digestivas, además de las respiratorias como la agitación de la respiración, o de la piel, que es la presencia de un sarpullido”, enumera.
INTOLERANCIA A LA LACTOSA
La intolerancia a la lactosa es la insuficiencia de la enzima lactasa en el intestino delgado que ayuda a romper la lactosa consumida, y es más conocida como intolerancia a los productos lácteos o de la leche.
Ormeño Julca explica que la intolerancia se divide en dos tipos: la primera, que puede ser una congénita, es decir que se nace con 0 % de lactasa, y el segundo es en aquellos pacientes que han reaccionado con diarrea.
“El microbio destruye un poco el intestino, ocasionando que el niño no digiera bien la lactosa. En ellos hay que darles una fórmula deslactosada, que ahora se encuentra en diferentes productos, para que se reconstruya en un período de dos a tres semanas. Este es el caso más frecuente y se le llama intolerancia secundaria. La intolerancia primaria se da cuando el niño empieza a caerle mal la leche a partir de los cuatro o cinco años, siendo intolerantes hasta la adultez”, expone.
Asimismo, el pediatra recomienda a los padres diferenciar el ‘no me gusta la leche’ de un ‘me cae mal la leche’ de los niños, a través de los síntomas que presenta como las dolencias en la zona abdominal, flatulencias, vómitos y posibles diarreas.
“Los padres siempre se preocupan principalmente que el niño tome leche, pero esta no es tan importante como mucha gente lo ve. Nosotros somos la única especie animal que seguimos tomando leche después de que destetamos. La costumbre de la leche nos ha llevado a pensar que es indispensable, sin embargo existen diferentes fuentes de calcio como el queso, la mantequilla, el yogurt, el huevo y las carnes, que son igual de importantes”, comenta.
GASTRITIS Y REFLUJO GASTROESOFÁGICO
La gastritis es un problema alimenticio con un alto índice en los jóvenes en el país. No obstante, existen algunos casos presentados en los niños, aunque – como explica el gastroenterólogo pediatra - “no son afectados directamente por este, sino más bien presentan complicaciones con el reflujo gastroesofágico que mayormente se confunde con la gastritis”.
El reflujo gastroesofágico es una afección en la cual los contenidos estomacales se devuelven desde el estómago hacia el esófago, el cual puede irritar el esófago, causando una acidez gástrica y mal sabor en la boca.
Asimismo, el pediatra señala que las principales causas son el estreñimiento y la obesidad, que generan un aumento de la presión dentro del estómago produciendo así el reflujo. Además, explica que el mal hábito de comer y después dormir, y la mala alimentación, son factores que aumentan las posibilidades de padecerla.
“La mayoría de pacientes mejora con el tratamiento regular, que es la eliminación de grasas y la eliminación del mal hábito. Solo a aquel paciente que se le retira lo rutinario y sigue con el dolor, se le debe descartar la posibilidad de una gastritis”, menciona.
ENFERMEDADES DEL HÍGADO Y BILIARES
Alexis Ormeño indica que la hepatopatía más frecuente es la presencia de hígado graso en niños asociados a la obesidad temprana, debido al exceso de grasa acumulada en el órgano. Asimismo, señala que existen tres etapas de gravedad la cual inicia con la esteatosis, que es el ingreso directo de la grasa en el hígado; seguido de la estiatohepatitis, que es la inflamación de este, y al no ser controlada, se da la etapa final llamada cirrosis, que conlleva al cáncer del hígado.
“Como inicio del tratamiento el niño debe bajar de peso a través de una dieta especial, ejercicios y tomar bastante líquido. Al bajar de peso disminuye el exceso de grasa circulante, el hígado la expulsa y se da la recuperación. El tema de obesidad temprana es sumamente riesgoso. Estamos acostumbrados a comer alimentos con demasía de proteínas, como son los platos de arroz con pato y la papa a la huancaína, que si hacemos un índice calórico contiene una cantidad superior a la necesaria para un niño”, explica.
Además, advierte que el estilo de vida sedentaria de un niño, en que las distracciones de la casa como la televisión y la Internet reemplazan a los juegos saludables que todo niño debe tener, aumenta los índices de obesidad temprana y, por ende, lo hace más propenso a sufrir enfermedades del hígado.
“Las horas de educación física en los colegios se han reducido al mínimo. La diversión viene estando sentado, y obviamente lo acompañas con una gaseosa y frituras. Todo este ambiente perjudica al niño, el cual es un factor primordial para poder combatirla. Los padres que no tienen la costumbre de comer saludable, deben de hacer el esfuerzo por enseñar a sus hijos la correcta alimentación para evitar malos hábitos alimenticios aprendidos desde temprana edad”, alerta.
Ormeño Julca señala que tomar seis vasos de agua al día, implementar una alimentación saludable en casa, realizar mayor actividad física y disminuir la ingesta excesiva de alimentos calóricos, son acciones saludables y preventivas que todo padre debe emplear para el bienestar de los niños.
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