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EN HONOR A LOS DEFENSORES DEL MORRO: Fuerzas armadas y policiales renuevan fidelidad a la bandera

Escribe: Semanario Expresión
Edición N° 1304

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En la conmemoración 143° aniversario de la batalla de Arica, el comandante de la Séptima Brigada de Infantería del Ejército, general Cristian García Rodríguez, dio lectura a la Proclama del ministro de Defensa, Jorge Chávez Cresta, en la ceremonia oficial realizada en el Óvalo Francisco Bolognesi de Chiclayo.

“El terrible estallido de los fuegos, al amanecer del 7 de junio de 1,880, acalló el bramido del mar y detuvo la corriente de vientos que han soplado desde siempre en la cumbre del morro. Ese oscuro peñón. Aquella estribación peculiar que sale del fondo del océano e interrumpe el árido desierto, fue sobre su suelo rocoso donde la sangre de 1,400 hombres del Ejercito del Perú, quedó regada y todavía, 143 años después, su espíritu y gloria permanece inamovible en esos campos de batalla”, señaló el general Cristian García Rodríguez, jefe de la Séptima Brigada de Infantería del Ejército.

Recordó que la Arica del 7 de junio de 1880 era más que una plaza militar o un punto geográfico estratégico. “Era la representación espiritual de la República. Era la suma de todas las voluntades, a pesar de la escasez, de las limitaciones, de los momentos álgidos que vivían quienes estaban allí para defender nuestra bandera, nuestro territorio y nuestro honor nacional”, dijo.

Dos días antes de la batalla, la oficialidad que comandaba las tropas de la plaza fue conminada a rendirse.

“La propuesta parecía lógica, ante la superioridad en fuerzas y en medios terrestres y el asedio naval… ¿qué otra decisión resultaba menos onerosa? ¡Rendirse! ¡Abandonar! ¡Renunciar! pero en la mentalidad y el espíritu de los Bolognesi, de los Ugarte, de los Inclan; y también de esos muchachos cuyo nombre ha sido cubierto por el velo del olvido; en el alma de aquellas mujeres que, siguiendo a sus esposos y a su bandera estuvieron en la cúspide para aguantar; en ninguna de aquellas cabezas, hubo siquiera, la mínima intención de desistir en sus propósitos de defender la tierra que los vio nacer”, relató.

“Tengo deberes sagrados que cumplir, y los cumpliré hasta quemar el último cartucho”, fue la frase que salió de la garganta del bravo coronel Francisco Bolognesi y Cervantes y salió de la casa de la respuesta, y fue viajando por los batallones dispersos sobre la línea de fe de los cerro, llegó a los oídos del incrédulo enemigo, salió de Arica, llegó hasta el último rincón de la patria y no se difuminó en el tiempo, su legado sigue presente en cada uno de nuestros corazones”, exclamó en general, evocando al coronel Francisco Bolognesi.

Tan poderosa fue la respuesta de Bolognesi al mayor chileno Juan de la Cruz Salvo, que trascendió al emisario, a la guerra y al inexorable paso del tiempo, para formar parte no solo  de la historia, sino del imaginario colectivo de los peruanos de las la épocas.

“Quemar el último cartucho es una expresión que reluce cada vez que atravesamos momentos difíciles, donde la nación debe ser defendida por sus mejores hijos, aquellos hombres y mujeres que nunca escogerán el camino más fácil, ese que puede evitarte una derrota, pero que no sirve para escribir la historia. Se quedó con nosotros para siempre. No hay un espacio del Perú donde “quemar el último cartucho” no calce perfecto con lo que vivimos como peruanos”, dijo.

“Nuestros soldados, marinos, aviadores y policías, ¡qué duda cabe!, no han escogido el camino fácil. Todos los días ponen el pecho frente a la adversidad. 143 años después no defienden la Plaza de Arica, pero tienen la misma determinación del coronel Francisco Bolognesi y sus hombres para defender la paz. Esa paz que fue puesta bajo asedio. Esa paz a que tanto sacrificio, esfuerzo y dolor nos ha costado a todos los peruanos”, señaló.

Refirió que nunca van a faltar los enemigos del Perú. Aquellos que han elegido hacer el mal para satisfacer su egoísmo. “Aquellos falsos líderes que mal informan a la población para soliviantar sus intereses personales y particulares. Aquellos que se organizan para construir malas historias. Aquellos que buscan en la corrupción el camino más corto para enriquecerse. Frente a esos enemigos, está el Perú; con sus valores, su cultura, su empuje y su garra. Y donde el peligro no amaine, están nuestros militares y nuestros policías”, dijo.

“Soldados de la patria, ¡No están solos!, pues cuentan con el apoyo de cada uno de nuestros compatriotas, una nación agradecida que no olvida su sacrificio. Ese respaldo viene también por parte del gobierno constitucional, y no se queda en el discurso, sino que se viene traduciendo en medidas concretas para que nuestras Fuerzas Armadas cuenten con las condiciones adecuadas para el cumplimiento de su labor en todo el territorio nacional”, mencionó.

Manifestó que es así, después de 20 años, este gobierno ha destinado partidas presupuestales para realizar el mantenimiento de los aviones, helicópteros, camiones y equipos de ingeniería de las Fuerzas Armadas, y de esta manera puedan utilizar sus capacidades máximas en la atención de sus diferentes roles, especialmente el referido a las emergencias por fenómenos naturales. allí donde un peruano necesite ayuda, habrá un compatriota de uniforme presto a tenderle la mano y protegerlo ante cualquier adversidad.

“Y así lo hemos demostrando durante la reciente emergencia por lluvias intensas, el ciclón Yaku y el Niño Costero, donde las fuerzas armadas, en forma conjunta con el Indeci, distribuyeron bienes de ayuda humanitaria necesaria en los departamentos afectados. Nunca dejaremos sola a nuestra población. El juramento de fidelidad a la bandera que hoy haremos es también con los 33 millones de peruanos a los que prometimos defender aún a costa de nuestras propias vidas”, manifestó.

“Somos una República llena de virtudes, riquezas y sobre todo de un futuro que se construye con la misma convicción que tuvieron los defensores del Morro de Arica, en defensa del honor nacional; ese es el tipo de compromiso que forja una nación y son los valores, la democracia y la paz, las condiciones que le permiten fortalecerse y hacerse grande. El sacrificio de Bolognesi es el mismo de tantos otros peruanos y peruanas que soñaron un Perú no solo libre de invasores, sino también de amenazas contra su seguridad y su bienestar”, enfatizó.

Añadió que el 7 de junio no se rememora una derrota, sino se celebra y recuerda una lección eterna de fortaleza y entrega, una vívida demostración de que los peruanos saben estar a la altura de las circunstancias cuando la patria nos necesita.

“Este país, nuestro país, del cual debemos sentirnos orgullosos, nunca se rindió, y jamás lo hará. Lo que ha logrado la adversidad es habernos vuelto fuertes. En todo el territorio nacional; desde el punto más septentrional al más meridional. En la costa, sierra y selva; en las altas cumbres y los médanos de los desiertos, los peruanos de todas las razas, credos y edades, con uniforme o sin él, juramos fidelidad al más grande símbolo patrio, nuestra Bandera. Ese que nos hace uno solo y al que juramos defender, al igual que en Arica, como actores de nuestro tiempo: la Bandera de todos los peruanos.

Soldados de la patria, ciudadanos del Perú, no desmayemos jamás en la tarea de hacer de esta patria un mejor lugar para nuestros hijos, como lo hicieron nuestros héroes de Arica y de todos los tiempos, a costa del sacrificio de sus vidas, para darnos un futuro de paz y de libertad. ¡Vivan los defensores del morro de Arica! ¡Vivan todos los peruanos que se sacrificaron por darnos la paz! ¡Viva el Perú!”, pronunció.

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