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CECILIA FERRÉ CALDERÓN: “MI SUEÑO ES QUE TODOS LOS PERUANOS ESTÉN BIEN NUTRIDOS”

Escribe: Semanario Expresión
Edición N° 1142

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  • Nutrice cumple 15 años brindando asesoría nutricional a la comunidad lambayecana con la nutricionista Cecilia Ferré a la cabeza.
  • En el Perú cuatro de cada 10 niños padece de obesidad.

 

Han pasado 15 años desde que la nutricionista Cecilia Ferré Calderón soñó frente al mar de Pimentel tener una empresa que brinde asesoría a pacientes y amigos para que aprendan a comer sano y prevengan las enfermedades crónicas no trasmisibles. Hoy lo que empezó como un sueño es una realidad con Nutrice, consultora que le ha cambiado la vida a miles de personas, cuyos hábitos alimenticios mejoraron, no solo por el profesionalismo brindado en cada sesión, también por el involucramiento emocional con cada paciente.

 

“Siempre tuve en la cabeza hacer una consultoría diferente a las otras, en la que mis pacientes sean mis amigos y vean solidaridad, amor y pasión por lo que se hace, donde sientan que hay empatía con ellos. Aquí no solo vienen personas con sobrepeso u obesidad, sino también con cáncer, diabetes, hipertensión. Todo este año, por ejemplo, he tenido pacientes con insuficiencia renal crónica y enfermedades autoinmunes muy raras a quienes hay que brindarles mucha calidez, porque el paciente también se recupera cuando se siente querido y recibe el mejor régimen de acuerdo a cada patología u enfermedad”, sostiene.

 

VALOR AGREGADO

Ferré Calderón señala que su trabajo tiene un plus añadido que reconocen sus pacientes, el cual se debe a que es ‘teacher’ en el método ‘Sana tu vida’, cuyo fundamento es que a través del amor y el perdón se pueden sanar muchas enfermedades.

“Mi sueño no solamente fue ser nutricionista, sino abarcar más, llegar a la parte emocional del alma, cómo se siente la persona, qué hay detrás de ella, por qué está comiendo en exceso, por qué come mal o por qué está dejando de comer, pues detrás de cada caso hay cargas emocionales que ameritan ver al paciente como una persona integral para ayudarla a que sane”, menciona.

Explica que eso le ha ayudado a que el 95 % de los pacientes que llegan a su consultorio se abran emocionalmente y tengan buena predisposición para ayudarles a superar sus problemas nutricionales, aunque refiere que con ese otro 5 % que sí se cierra a ir más allá de lo estrictamente necesario también trabaja muy bien, pues como nutricionista les explica qué debe y qué no debe comer y les planifica sus menús mensuales, quincenales y semanales.

 

ANEMIA Y DESNUTRICIÓN   

Por otro lado, Ferré Calderón afirma que si bien la política de fortificación de alimentos como el arroz para combatir la anemia y la desnutrición crónica es positiva, lo principal es trabajar en educación nutricional, pues considera que si no se le enseña a las madres cosas básicas como que las fuentes ricas en hierro son la sangrecita, el hígado, el vaso y en general la carne de res, así como dónde comprar y de qué forma prepararlas, no se combatirá efectivamente estas carencias.

“Sumado a eso, el Estado debería poner profesionales de nutrición en todas las postas de salud, incluyendo a las zonas marginales de la sierra y selva, donde los índices de anemia y desnutrición son más elevados. Además, se debería hacer la difusión masiva de campañas de educación nutricional en todos los colegios nacionales y particulares, así como en medios de comunicación, porque de nada sirve darles arroz fortificado a las familias si antes no las educas”, asegura.

Asimismo, la nutricionista menciona que existen dos tipos hierro, el de origen animal (carnes) del que se absorbe al 3 % y el de origen vegetal (lentejas, verduras verdes) del que se absorbe el 1 %. Señala que en ambos casos los alimentos deben ir acompañados de bebidas ricas en vitamina C como limonada, jugo de naranja o carambola, pero nunca con infusiones o café, puesto que inhiben la absorción de nutrientes.

 

OBESIDAD INFANTIL

Asimismo, la nutricionista refiere que en el Perú hay una prevalencia grande de obesidad infantil que alcanza a cuatro de cada 10 niños, lo cual en porcentaje significa un aumento del 15 % entre el 2014 y el 2019.

Apunta que esto se debe muchas veces a la sobrealimentación que generan las madres en sus hijos al enviarles loncheras escolares abundantes en comidas procesadas y ricas en azúcar, grasas saturadas, grasas trans y sal. Todo esto, menciona, tiene su origen también en la falta de educación nutricional.

“Los padres compensan muchas veces el hecho de trabajar todo el día, de lunes a viernes, dándoles a los niños pura comida chatarra los fines de semana. Si a eso se suma la falta de actividad física y el sedentarismo de los menores que paran todo el día en los celulares, tenemos como consecuencia un alto porcentaje de obesidad infantil”, anota.

Refiere que el niño obeso tiene entre el 50 % y 60 % de probabilidades de continuar siéndolo cuando sea adulto, además de desarrollar diabetes, resistencia a la insulina, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, colesterol y triglicéridos elevados, entre otros.

Menciona que para combatir el sedentarismo es necesario caminar al menos 10 mil pasos diarios, es decir, 7 kilómetros, o hacer una actividad física como montar bicicleta, trotar, caminar a paso rápido o practicar un deporte como la natación, fútbol, básquet o vóley.

“Una de las estrategias que propongo seguir es el modelo de Japón, país que tiene apenas el 1 % de prevalencia de obesidad en adultos y niños. En dicho país ‘alimentación y nutrición’ es un curso obligatorio dentro del currículo escolar. Además, rotativamente los niños se encargan de repartir los alimentos a sus compañeros para que aprendan el uso de cantidades adecuadas y no excesivas que cada persona debe comer. Además, hay talleres de alimentación saludable en todos los colegios, donde no se expende ningún tipo de comida chatarra ni bebida carbonatada”, menciona.

Asimismo, manifiesta que en Dinamarca también hay otras experiencias interesantes que podrían replicarse como la que ha implantado un médico en los municipios de dicho país, donde exhortan a los niños a caminar de sus casas al colegio o que usen la bicicleta, además de hacer una hora diaria de actividad física todos los días de la semana y restringir el consumo de televisión y tabletas digitales a solo dos horas del día.

“Si instauramos como obligatorio el curso de alimentación y nutrición y nos preocupamos de que sea dictado por un profesional de nutrición, así como de la realización de talleres semanales para enseñarles a comer a los padres, estaremos dando un gran paso para bajar la prevalencia de obesidad infantil en el Perú”, afirma. 

 

INTRUSISMO

En tanto, califica como “intrusismo” el que personas que sin ser profesionales en nutrición hacen recomendaciones a deportistas sobre el consumo de anabólicos e incluso les establecen dietas, pues puede ser perjudicial para la salud. Esto debe ser denunciado ante el Colegio de Nutricionistas.

“Cada uno debe ejercer dentro de la rama que estudió, nadie puede meterse en el campo de otro. Las personas no deben consumir anabólicos, ni proteínas ni quemadores que no sean recomendados por un profesional de nutrición que sepa de la materia y esté metido en el tema. Conozco gente que consumió quemadores, porque se los recomendaron en el gimnasio, y llegaron al consultorio presentaron taquicardias”, menciona.

Sobre los suplementos nutricionales que venden las cadenas de mercadeo señala que hay algunos que sí son buenos y otros no tanto, pero en todos los casos estos deben ser recomendados por nutricionistas o médicos, mas no por personas sin estudios en salud. Grafica que a una persona con insuficiencia renal no se le puede dar cualquier suplemento nutricional, pues podría elevar peligrosamente el índice de fósforo, sodio o potasio en su organismo, provocándole un ataque al corazón.

Finalmente, revela que una persona mejor alimentada es más productiva, pues cuando alguien come mal se enferma más y desarrolla enfermedades crónicas no degenerativas.

“Han sido 15 años de amor, pasión y lucha. Mi sueño más grande es que todos los peruanos estemos bien nutridos y aprendamos a comer sano, pues así acabaremos con el sobrepeso, la desnutrición y la anemia en los niños. Si más profesionales le ponemos corazón a lo que hacemos y luchamos junto a nuestros pacientes vamos a conseguir un país más productivo”, sentencia.

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