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LAS MANOS DE DIOS

Escribe Fernando Noblecilla Merino para la edición N 966

En el Mundial de México 86, hubo un gol que pasó a la historia. El que convirtió Maradona, para que Argentina, le ganara 1 a 0 a Inglaterra y siguiera avanzando en el torneo.  Genio. Dios. El Pibe de Oro. Monstruo. Picardía a su máxima potencia. Todos los grandes y elocuentes adjetivos que los “ches” suelen utilizar para consagrar sus conquistas, las emplearon con el “10”. Y allí nació el mito, que incluso llevó a la locura extrema de algunos argentinos de crear la “religión maradoniana”.

 

En 1995, el Campeonato Sudamericano se jugó en Uruguay. En la noche del 17 de Julio, se enfrentaban Argentina y Brasil. El que perdía quedaba fuera. El árbitro fue nuestro compatriota, Alberto Tejada. Iban 81 minutos de juego, cuando un centro proyectado desde la derecha por el brasileño Jorginho, cae en medio del área, entre  Fabri y Cáceres, defensas argentinos, cuando apareció  el delantero brasileño Tulio, que baja la pelota con el brazo y convierte el gol.

 

Tejada lo validó y los argentinos se le fueron encima. No existía en esos tiempos lo que la tecnología muestra hoy y que ha llevado a la FIFA, a autorizar su uso al árbitro de un partido para aclarar alguna duda. Tejada insistió en su decisión y el partido acabó 2 a 2. Fueron a los penales, los brasileños ganaron 4 a 2. Y siguieron en la Copa.

 

Dicen los estudiosos de la historia del fútbol, que la mano en el gol de Tulio,  fue más clara que la de Ruidiaz. Pero la decisión del  árbitro quedó consentida.  Lo vivido el domingo pasado quedará en el recuerdo de todos los peruanos, pero ya se comenta en todo el mundo, por la importancia del eliminado.  Brasil cinco veces Campeón Mundial, que en los enfrentamientos con nosotros, nos había ganado 11 de 17 oportunidades en que jugamos  por la Copa. Brasil, a quién muchos de nosotros suponíamos que no les íbamos a ganar, se regresa a su país, en medio de broncas, críticas y la posible renuncia de Dunga, su cuestionado entrenador.

 

Ahora, me parece increíble, aunque no sorprendente, que haya “exquisitos” entre los críticos limeños, que empiecen a buscar la sinrazón del gol de Ruidiaz. Si el árbitro se equivocó, no sería la primera vez. En cambio creo que sí, sería la primera vez, que un árbitro se equivoca a favor de nosotros. Así que como en su momento fue Maradona, en otro Tulio, ahora le tocó a Raúl Ruidiaz, usar una de LAS MANOS DE DIOS.    

Fernando Noblecilla Merino
Fecha 2016-06-17 12:41:38