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DEL DESEMBARCO A LA PROCLAMACI脫N: La independencia del Per煤

Escribe: Semanario Expresi贸n
Edición N° 1361

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La Expedición Libertadora al mando de don José de San Martín, con un ejército de 4118 hombres, estaba compuesta por 2313 argentinos, 1805 chilenos y peruanos, entre los que destacaba el general nacido en Huaraz don Toribio de Luzuriaga, se embarcó en el puerto de Valparaíso en Chile, el 20 de agosto de 1820, fecha escogida por el Libertador para aprovechar las neblinas típicas de esa temporada que facilitarían sus operaciones.

Después de navegar durante dos semanas sin haber sufrido contratiempo alguno, al atardecer del 7 de septiembre de 1820, la expedición Libertadora, hizo su ingreso a la bahía de Paracas (Ica-Perú), y al día siguiente, 8 de septiembre, las tropas desembarcaron ocupando el pueblo de Pisco en donde San Martín estableció su Cuartel General, y otros lugares del valle. Para estas rápidas acciones el ejército libertador contó en todo momento con la colaboración de la población aledaña del lugar.

El virrey Pezuela fue sorprendido por el rápido accionar de las fuerzas libertadoras y pese a contar con un ejército de 7000 hombres, superior en número, decidió no atacar a San Martín, proponiéndole entrar en negociaciones que este aceptó con una proclama que quedó inmortalizada: “No busco el campo de batalla, sino cuando es preciso pasar por él para llegar al templo de la paz”.

Las negociaciones planteadas por Pezuela no fueron por una decisión propia; por el contrario, estas fueron dispuestas por el gabinete español liberal que gobernaba España desde la sublevación de Riego y que restauró la Constitución de Cádiz de 1812, quienes disponían que todas las autoridades coloniales de América, entablasen conversaciones con todos los patriotas, motivo por el cual Pezuela tuvo que llevar a cabo estas negociaciones el 25 de septiembre en el pueblo de Miraflores, cerca de Lima.

Los comisionados de San Martín fueron: Tomás Guido, Juan García del Río y el teniente Álvarez de Arenales (hijo del general), los comisionados del virrey fueron el marino Capaz, el Conde de Villar del Fuente e Hipólito Unanue. Estas negociaciones no llegaron a ningún acuerdo en vista que ambas posiciones eran contradictorias, los patriotas pedían el reconocimiento previo de la independencia americana y los realistas pedían el reconocimiento de la autoridad del rey y la Jura de la Constitución de Cádiz de 1812, en estas propuestas San Martín hizo conocer al virrey su deseo de coronar rey del Perú a un príncipe español.

En Pisco, el 21 de octubre, San Martín dictó un decreto estableciendo la primera bandera y el primer escudo de armas del Perú independiente. El 26 de octubre la Expedición Libertadora se embarcó rumbo al norte, en vista que Pisco no era un lugar estratégico, y el 12 de noviembre desembarcó en las playas de Huacho, ocupando el pueblo de Huaura, que fue declarado Cuartel General de San Martín.

Victorias patriotas

Luego de efectuar el desembarco de las tropas en la bahía de Paracas, San Martín organizó varias operaciones militares dirigidas a fortalecer su posición y principalmente a conseguir la derrota moral y política del virrey.

Mientras efectuaba estos desplazamientos militares, San Martín es enterado de la independencia de Guayaquil, ocurrida el 9 octubre 1820, importante acontecimiento conseguido por las fuerzas patriotas comandadas por el peruano Gregorio Escobedo, quien puso a órdenes del libertador la ciudad emancipada y su apoyo.

Diferentes acciones y acontecimientos reforzaban los planes de independencia iniciados por el general San Martín, entre las que se tiene: el 6 de noviembre de 1820, en una incursión audaz y valerosa llevada a cabo por el vicealmirante Lord Cochrane y sus hombres, consiguieron la captura de la fragata española Esmeralda, principal navío realista, que se encontraba atracada en el puerto del Callao, hecho que constituyó una victoria moral y política muy importante para aislar Lima. Asimismo, desde Ica el general Álvarez Arenales, al mando de las tropas patriotas, inició la penetración a la sierra, que cubriría hasta Huamanga, Huancayo, Jauja y Tarma. Pese a los esfuerzos del virrey Pezuela por hacer frente a esta expedición, la habilidad y coraje de las tropas del general Álvarez batieron a las fuerzas realistas en Nasca, cerca de Ica, (6 de octubre 1820) y Pasco (6 diciembre 1820), evitando otros encuentros ante fuerzas superiores realistas. En la victoria conseguida en Cerro de Pasco cayó prisionero el brigadier español O´Reilly.

La expedición patriota consiguió un importante éxito político al lograr que las diversas poblaciones que visitaron, juraran su independencia y los indígenas se pronunciaran en favor de la causa al conocer que las fuerzas habían abolido el tributo. Un acontecimiento importante para la causa, lo constituyó el paso del batallón realista Nueva Numancia a engrosar las filas del ejército libertador, éxito conseguido por los patriotas de Lima en un trabajo intenso de inteligencia y adoctrinamiento de las fuerzas realistas, hecho ocurrido el 3 de diciembre de 1820.

El marqués de Torre Tagle, intendente de Trujillo, declaró la independencia de esa ciudad el 29 de diciembre de 1820, acontecimiento que influenciado notablemente por la independencia de Lambayeque sucedida dos días antes. Otras ciudades declararon su independencia: 4 y 7 enero de 1821 Piura y Tumbes; Huánuco, Maynas consolidaron el norte en el proceso revolucionario.

En el sur del país, Cochrane y Miller realizaron expediciones y operaciones militares, desembarcaron tropas desde Chincha hasta Arica, organizando guerrillas como las montoneras. Los acontecimientos y victorias patriotas hicieron que se precipitara un golpe de Estado en las filas españolas.

En los primeros días de enero de 1821 un grupo de oficiales se levantó contra el virrey Pezuela acusándolo de su inercia e incapacidad para hacer frente a las fuerzas patriotas. Ante esta situación Pezuela tuvo que renunciar, siendo reemplazado por el virrey La Serna. Meses después, cuando Lima se encontraba sitiada por las fuerzas patriotas, llegó a la capital del virreinato el marino español Manuel Abreu, comisionado enviado por España para efectuar negociaciones con los patriotas, sosteniendo una entrevista con San Martín en las conocidas Conversaciones de Punchauca (mayo de 1821), en las cuales no se llegó a ningún acuerdo por las diferentes posiciones de ambos negociadores, principalmente porque se estableció la posición de España, que no tenía nada que ofrecer al Perú ni a América, y que todo lo pedido por los patriotas únicamente se podía conseguir con la independencia de América.

El 12 de febrero de 1821, en Huaura, San Martín promulgó el Reglamento Provisional para que sirviera de garantía a los ciudadanos peruanos y como norma al gobierno que había asumido desde su llegada al Perú. San Martín, habiendo conocido la posición de los realistas y acabado los esfuerzos de conseguir una victoria política evitando el enfrentamiento, decidió realizar los preparativos para la ocupación de Lima.

Proclamación de la independencia

La ciudad virreinal de Lima vivía un clima de inseguridad y temor colectivo por la presencia de las fuerzas patriotas acantonadas al norte y por el cierre del puerto del Callao, sitiado por las naves patriotas dirigidas por Cochrane; por las constantes incursiones y acciones de hostigamiento de las guerrillas o montoneras que tenían cercada Lima; por las noticias de las victorias patriotas del general Álvarez en la sierra central; por la creciente escases de alimentos y la presencia de enfermedades contagiosas como la peste, acontecimientos que hicieron que el virrey la Serna tomara la decisión de evacuar Lima y retirar a sus tropas.

En los primeros días de julio de 1821, el general español José de Canterac salió de la ciudad con una parte de las tropas, y el 6 de julio en horas de la mañana el virrey La Serna lo hacía con otra parte del ejército realista, dejando la ciudad al mando del criollo Marqués de Montemira, y en la fortaleza del Real Felipe del Callao a un grueso del ejército al mando del mariscal de campo José de La Mar.

Las tropas realistas se retiraron con dirección a la sierra, hecho que no fue aprovechado por el libertador para asestar el último golpe a las fuerzas españolas, pues aún San Martín buscaba soluciones políticas a su lucha. Esta falta de decisión hicieron que las tropas españolas pudieran reorganizarse en el valle del Mantaro hasta conformar un ejército de tres mil 500 hombres.

Es preciso hacer notar que durante el tiempo que duró la retirada de las fuerzas realistas de Lima, y la posterior ocupación de las fuerzas patriotas, en Lima se vivió un clima de temor generalizado, principalmente por los ricos criollos quienes temían que se realice el levantamiento y ataques de los esclavos, de los montoneros (indios y mestizos) y saqueo de sus propiedades, ante el abandono del ejército español que significaba orden y protección para sus vidas y bienes, por esta razón no dudaron en aceptar a las fuerzas patriotas y la firma de la independencia del Perú, prevaleciendo sus intereses a pesar que muchos eran simpatizantes de los españoles.

El 9 de julio un escuadrón de Granaderos a caballo hizo su ingreso a Lima con la finalidad de hacer un reconocimiento del terreno y la situación en que se encontraba la ciudad. El día 10 de julio hizo su ingreso el libertador general San Martín, tratando de ingresar de incógnito, pero su presencia fue descubierta por la población que rápidamente salió a las calles aclamándolo incesantemente, mientras que la fortaleza del Callao fue sitiada por las fuerzas patriotas.

El 15 de Julio de 1821, en el local del Cabildo, se reunieron los vecinos notables de la ciudad, presididos por el ilustre patriota criollo, el alcalde Conde de San Isidro, y precedido por el arzobispo don José María de las Heras, lugar donde se firmó la correspondiente Acta de Declaración por todos los presentes, en la que se mencionaba la voluntad general del pueblo por su independencia de España y de cualquier otra nación extranjera. (Esta acta se conserva aún en la Municipalidad de Lima, como muestra de los claros deseos de los peruanos por una patria libre).

Prosiguiendo con los preparativos, el día 21 de julio se publicó un bando (anuncio) por el que se anunciaba al pueblo en general que el día sábado 28 se proclamaría la independencia del Perú.

El sábado 28 de Julio de 1821, en solemne ceremonia llena de júbilo y efervescencia patriótica, desde un tabladillo acondicionado en la plaza de Armas de Lima, el Libertador San Martín, enarbolando el nuevo estandarte patrio blanco y rojo, proclamó la independencia del Perú pronunciando las siguientes palabras:

"El Perú es desde este momento libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que dios defiende. ¡Viva la patria! ¡Viva la libertad! ¡Viva la independencia!”.

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