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DEGRADANTE 2024: Los corruptos de Lambayeque aumentaron llevándose más dinero que el año pasado

Escribe: Jorge Chávez Pita (*)
Edición N° 1382

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  • Para el 2025 se espera que la corrupción siga creciendo si los sistemas de control y justicia no mejoran.

Todo indica que la corrupción en la región de Lambayeque seguirá haciendo de las suyas, no solo por la precariedad de los sistemas de control y los encargados de administrar justicia, sino también porque los malhechores y corruptos perfeccionarán cada vez más sus estrategias en el robo sistemático de los dineros estatales.

¿Qué es lo que nos deja el 2024?

Sin duda nos deja arcas abiertas y gatos sueltos en el despensero que, por cierto, haciendo de las suyas seguirán cometiendo sus fechorías con total impunidad y un descaro absoluto para acometer contra las cuentas del Estado, y, como “pájaros fruteros”, ir apropiándose de lo que no es suyo, bajo argumentos de inocencia y real pulcritud que bien podrían convertirlos – según ellos – en paladines de la honestidad.

¿Quiénes son los corruptos?

Son dos agentes malignos, gana panes y parias sin alma. Uno es el corruptor que entrega lo que no le pertenece y, el otro, es el corrupto que recibe lo que el indecente e insano corruptor le ofrece, todo ello para beneficiarse con una contratación contaminada por la ladronería que ambos logran consumar bajo triquiñuelas trasnochadas y argucias rebuscadas que no tienen cuando acabar.

El crecimiento de la corrupción

En los últimos años, la Contraloría General de la República, a través del superior jerárquico, fungiendo ser portavoz de esta manera de apropiarse del dinero estatal, ha venido haciendo anuncios anualizados sobre las ingentes cantidades de dinero que la corrupción ha logrado apropiarse de manera indebida, tanto es así que – para no abundar – en el año 2022 la corrupción se logró llevar 20 mil millones de soles; en el 2023, los corruptos se embolsaron 22 mil millones y en el 2024 – como no podía ser menos – lograron arrebatarle a los peruanos 24 mil millones de soles.

Lo contradictorio

El entendimiento es fácil de obtener, cuando la causa y el efecto se unen para buscar la solución a un problema que viene mostrándose como ancestral - pero por lo que fuere – no es posible que los líderes de los entes de control nos resuenen al oído que la corrupción sigue creciendo exponencialmente en el país y no deja de crecer, pese a los denodados esfuerzos que ellos dicen realizar, lo que no solo es inaceptable, sino  demostrable que su función no está a la altura de las circunstancias para contener esta lacra llamada corrupción. Es decir, en todo caso, su función controladora está de más o solo está sirviendo para demostrar que las tortugas se le están escapando, llevándose todo lo que encuentran en su lento andar.

La contextualización de la corrupción

Diferentes opinólogos que escriben sobre la corrupción imperante en el Perú, entre los cuales me incluyo, de una u otra forma manifestamos nuestra percepción de esta lacra viviente que tanto daño le causa a la población, diciendo que “la codicia facilista de apropiarse de los dineros estatales ha envenenado por décadas a una buena parte de una generación de nuestro país, aplicando para ello un total desprecio por la dignidad humana y los valores fundamentales de la honradez y la honestidad, que al final decantan en la cultura del lucro informal arraigado en la gestión pública, lo cual ha generado una adicción al robo sistemático que no tiene cura, logrando de esta manera un abrupto ascenso económico desbalanceado, producto de acciones delictivas y execrables hechos que colocan al país como una sociedad invadida por delincuentes de cuellos blancos que desprecian las normas con una impunidad cuasi legalizada.

El vaticinio para el año 2025

Como va el marcado crecimiento de la corrupción en el Perú, es casi imposible que este mal endémico deje de crecer en el año 2025. Muy por el contrario, con el incremento sustancial de divisas y el aumento de la recaudación tributaria, mucho más dinero habrá por repartir, una parte para el gasto público y otra para que los corruptos fácilmente y con mayor experiencia delincuencial se apropien de él. En conclusión, se puede asentir que: “a más dinero, más robo y mayor impunidad”.

Contextualizado el hecho de la ladronería, identificado el ladrón y mapeado el daño causado, no queda más que indignarse rechazando lo indebido y la impunidad enmarcada en el inadecuado accionar de los entes de control, de supervisión y aquellos que dicen investigar como también los que tienen que castigar, quienes mirando de costado y sin reparo alguno, se someten al vil engaño gansteril del malhechor, generando de esta manera una firme impunidad legalizada que encamina al incremento sustancial del robo y el vil engaño del que” yo no fui”.

Punto aparte

Quiero aprovechar esta oportunidad, para agradecer a la dirección de este medio periodístico a cargo de la señora Rosa Chambergo Montejo, al staff de periodistas y a todos los que semana a semana hacen posible la circulación de este medio tradicional,  por darme la oportunidad de expresar mis puntos de vista coyunturales, muchas veces controversiales, pero ciertos. Asimismo, desearles – como todos los años – mayores éxitos en el año venidero y, por qué no, con mucha sinceridad, desearles una feliz Navidad.        

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(*) Especialista en contrataciones del Estado.

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