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PARTO EN CASA ¿POR QUÉ NO?

Escribe Mónica Salazar del Río para la edición N 1154

Cada vez que una mujer anuncia su deseo de dar a luz en casa, un ejército de personas, médicos a la cabeza,  le hablan de  todos los riesgos de esta elección. Esta reacción no solo es contraria a la ciencia sino que también implica un comportamiento patriarcal.

Los estudios científicos se han ido acumulando durante años para demostrar que los partos en el hogar no representan más riesgos que los embarazos de bajo riesgo en atendidos en el hospital.

Es precisamente sobre la base de esta acumulación de evidencia científica que las autoridades de salud de varios países occidentales han integrado el parto en el hogar dentro de su oferta de atención para mujeres embarazadas.

El ejemplo más conocido es la situación en los Países Bajos, donde el parto en el hogar ni siquiera se ve como un proyecto alternativo, ya que se considera normal. Lo mismo ocurre en Inglaterra, donde desde 2014, las autoridades de salud fomentan el parto de bajo riesgo en casa por el bajo índice de complicaciones que presenta.

Sin embargo, en nuestro país, la idea de dar a luz en casa, es sinónimo de partería tradicional y de “ignorancia”, representa el recuerdo de muchas muertes en el parto y ello afianza la creencia de que el parto hospitalario es lo más seguro que puede haber, deshumanizando un hecho tan natural como el de traer un niño al mundo.

Esta realidad me hace pensar que nos encontramos en la misma situación en la que  estuvo Galileo cuando se enfrentó a la Inquisición por haber explicado que la Tierra gira alrededor del sol, cuando era obvio que era el sol el que gira alrededor de la Tierra.

En efecto, si bien el parto está directamente relacionado con la idea de un proceso muy doloroso y desagradable, y se considera que  dar a luz en una institución hospitalaria, permitirá controlarlo todo y realizar los procedimientos médicos “necesarios” como por ejemplo,  monitoreo frecuente, la investigación ha demostrado que cuando el embarazo cursa sin problemas de salud, es decir, es de bajo riesgo, es mucho mejor que la gestante tenga su bebé en la intimidad de su hogar, a su propio ritmo, sin procedimientos médicos estandarizados e innecesarios como los muchos tactos vaginales, que puedan disminuir sus niveles de oxitocina* y por ende, que puedan interrumpir su parto.  Además, el estar acompañada por su familia y asistida por una obstetra, aumenta su confianza y su seguridad, permitiendo que su bebé se quede con ella inmediatamente después del parto, que es fundamental para el buen desarrollo del recién nacido. Toda esta experiencia será muy positiva y maravillosa  no solamente para la mamá, sino, para la nueva familia.

Desaconsejar los nacimientos en el hogar de embarazos normales, es, entonces, parte de un dominio patriarcal sobre los cuerpos de las mujeres para privarlas de su libertad, con el supuesto objetivo declarado de preservar la vida de los bebés. Es una ilustración perfecta de la apropiación de las capacidades productivas y reproductivas de las mujeres, que es el corazón del sistema patriarcal.

Por lo tanto, liberar a las mujeres de esta camisa de fuerza patriarcal es parte importante de la lucha diaria e implica garantizar a las mujeres la libertad de elegir el lugar y las condiciones del parto, de acuerdo con todos sus derechos sexuales y reproductivos.

* Oxitocina: hormona que provoca las contracciones

Mónica Salazar del Río
Fecha 2020-04-03 13:46:12