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Túcume de Lambayeque… un pueblo ancestral

Escribe: Pedro Alva Mariñas.
Edición N° 1289

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La Festividad de la Virgen Purísima Concepción de Túcume, considerada patrona del pueblo y distrito de Túcume - provincia de Lambayeque, costa norte del Perú es una buena ocasión para que las familias recuerden, conversen sobre relatos por demás interesantes que, entretejidos, van contando pasajes de la historia de este pueblo de cuño prehispánico y que se mueve entre lo real y lo mágico. Para nosotros ha sido una oportunidad para pensar, para reposicionar a Túcume en sus varias dimensiones o componentes.

El culto a la Virgen tiene que ver con su aparición a un grupo de niños pastores en el cerro Cueto. No fue traída de otros lugares, simplemente se apareció y cuando fue descubierta por los mayores, se convirtió en estatua y se negó a ser colocada en otro lugar, obligando a los pobladores a erigirle una capilla. Ya con el tiempo la imagen como que aceptó ser trasladada a su actual emplazamiento, al nuevo templo ubicado a un costado del parque principal.

Túcume, como centro poblado tiene dos emplazamientos: el antiguo pueblo, que se llama precisamente Túcume Viejo y de lo cual se tiene evidencia material como los restos de un templo que tuvo que ser abandonado, junto con todo el pueblo, debido a las inundaciones. El pueblo actual de Túcume, convertido en capital del distrito del mismo nombre, tiene un emplazamiento más seguro y allí se encuentra el templo en que se alberga a la sagrada imagen de la Virgen Purísima Concepción.

Al visitar el templo y presenciar la procesión llama la atención del visitante la existencia de dos imágenes que son objeto de respeto, devoción y ofrendas de los visitantes. Se trata de la Virgen Purísima Concepción, que es la imagen central y de una especie de réplica, pequeña y que recibe el nombre de “Virgen Chiquita” por sus dimensiones, también la llaman “Virgen Andariega” por sus peregrinajes a Ferreñafe, Mochumí y sus caminatas por calles y plazas del pueblo. Quizás ello represente una práctica cultural de raigambre andina y que lo hemos visto en Cañaris (San Juan y San Juan de Agüita), San Pedro y San Pedrito en puerto Eten.   

El término “Túcume” alude a un lugar determinado (quizás la ciudadela asentada en las faldas del cerro La Raya); pero también el término alude al señor étnico de ese amplio territorio y que parece corresponder al cargo de gran jefe, señor, filca, curaca o gobernador del territorio. Túcume entonces era tomado por los señores étnicos que asumían el más alto cargo en ese territorio. En consecuencia, el cargo de Túcume tenía un uso intergeneracional (Susan Ramírez)

Recordemos también que fue el Señor de Túcume, jefe étnico de este territorio, el que contó al cronista Miguel Cabello de Balboa, la famosa Leyenda de Naymlap, lo que confirma que se trataba de todo un personaje que debiera ser motivo de orgullo. Sería recomendable ingresarlo en las clases escolares, en los actos ceremoniales, en las guías turísticas.

Túcume está también adscrito al nombre del célebre matemático Federico Villarreal (una universidad nacional lleva su nombre) porque fue su lugar de nacimiento. Recordemos que Villarreal logró perennizar un listado de palabras muchik que son de gran importancia para el estudio de este idioma. La casa del ilustre académico está siendo preservada a duras penas, pero debiera hacerse un esfuerzo más sostenido para mantenerlo como un atractivo turístico.

Túcume fue puesto en el escenario nacional e internacional gracias a que el famoso navegante, aventurero y etnógrafo Thor Heyerdahl (1914 – 2002) se interesó por este sitio arqueológico, considerado una de las capitales de la Cultura Lambayeque. Hizo una gran labor: financió y publicó investigaciones arqueológicas, apoyó actividades de proyección social, construyó su propia residencia y promovió la construcción del Museo de Sitio con materiales y tecnología tradicionales. El museo del lugar debiera llamarse “Museo Thor Heyerdhal de Túcume” y así vincularemos dos nombres de importancia para el pueblo de Túcume.

Túcume también es un territorio de “maestros” de todas las gradaciones porque es una tierra especial para actividades mágicas, curativas, de florecimiento, de embrujamiento, de sanaciones, de limpias, de desentrañar misterios, de paralizar acciones malas y de épicas batallas contra el mal. No por algo vivió aquí el famoso Santos Vera y una estela de familiares y relacionados que siguen su trabajo.

Túcume está relacionado con la cultura viva de los pueblos y una de sus expresiones más genuinas, arropado por su gente es la famosa “Danza de los Diablicos” declarado patrimonio cultural de la nación (2013). Los diablos se enlazan con las prácticas de evangelización coloniales, con la fuerte presencia de la ciudadela prehispánica del mismo nombre y que fuera una de las capitales de la Cultura Lambayeque. Los diablicos presiden las procesiones de la Virgen Purísima Concepción de Túcume. Los diablicos movilizan a un sector importante de la juventud de Túcume e involucran a sus respectivas familias que viven con intensidad la presentación de “los diablicos”.

Como ustedes pueden notar … al estar en la Túcume se nos agolpan varias facetas de su rica y bullente historia y que marcan también su presente. A través de esta nota hemos querido compartir estos pareceres que los tenemos hace tiempo y que hoy nos animamos a compartirlos.

 

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