up

GIULIANA CAÑOLA: “DURANTE MUCHO TIEMPO HABLAR DE SALUD MENTAL DABA VERGÜENZA”

Escribe: Semanario Expresion
Edición N° 1398

  comentarios   

  • La reconocida psicóloga resalta que hoy se hable con mayor libertad de salud mental y sin tanto prejuicio.
  • La profesional refiere que la ansiedad y depresión son los trastornos más usuales hoy en día.

En el marco del Día del Psicólogo, Expresión conversó con la renombrada psicóloga Giuliana Cañola Ramírez sobre la situación de la salud mental en Lambayeque y el Perú. Para la profesional, aunque se han dado pasos importantes frente a tabúes sobre los trastornos de la mente y lo común que debe ser acudir a un psicólogo, aún existe poco apoyo por parte del Estado para abordar esta problemática de manera integral.

Se estima que más de seis millones de peruanos requieren atención en salud mental y cerca del 20 % de la población podría padecer trastornos como depresión, ansiedad u estrés. Recientemente, un niño de 11 años se suicidó en Chiclayo. ¿Qué decir sobre esto?

Lamentablemente, estamos viviendo en una sociedad muy caótica, que nos demuestra que la salud mental de las personas está resquebrajada. Sin ir muy lejos, en nuestra misma ciudad estamos viendo casos de suicidio. Podemos hablar de niños, adolescente, adultos, adultos mayores, que necesitan urgentemente atender su salud mental. Durante mucho tiempo no se hablaba abiertamente de este tema porque hasta generaba cierta vergüenza decir que íbamos al psicólogo, que necesitábamos ayuda profesional. Lo bueno es que, al hacerse más visible este tema, nos permite tomar cartas en el asunto. El problema es que no estamos haciendo mucho todavía, no nos estamos comprometiendo todos, no estamos dándole al psicólogo el valor que realmente se merece en las instituciones. Todas las personas en general necesitamos atender nuestra salud mental, inclusive nosotros como psicólogos también necesitamos acudir al psicólogo, ya que acompañamos a muchas personas y somos seres humanos que necesitamos mirar nuestros problemas con un profesional.

Todos tenemos esta vinculación con la psicología. Hay que comenzar a darle el lugar que realmente se merece y abrir estos espacios para conversar abierta y libremente sobre estos temas, porque hasta hace un tiempo se tenía pensado que si hablábamos de suicidio se podrían incrementar las tasas. Ahora sabemos con cifras y estudios que esto no se corresponde. Mientras más hablemos del suicidio podemos prevenir y crear canales para que aquellas personas, que lamentablemente están pensando en tomar una decisión así, pueden pedir ayuda y tenerla a tiempo.

¿Cuál es el rol que está tomando frente a este gran problema de salud mental el Estado?

Considero que sí hay interés, pero no es suficiente para ejecutar programas útiles, atractivos y que tengan esa finalidad que es la de poder ayudar, socorrer al ser humano y trabajar en la prevención. Es lamentable que, a pesar que haya presupuesto destinado, no se estén haciendo las labores adecuadas, porque de repente no vemos este tema como prioridad, pese a todas las luces rojas que vemos a nuestro alrededor.

Hoy ya somos todos los que necesitamos ayuda, porque no hace falta tener un trastorno, ni estar pensando en suicidarnos para poder acudir a un profesional de la salud mental. Todos atravesamos problemas a diario, pero muchos ni siquiera los comunicamos para no preocupar a otros o porque creemos que nuestro problema no es tan importante, entonces callamos. Y el callar simplemente hace que el problema se agrande. Guardamos el polvo debajo de la alfombra, pero sigue estando allí. Todos necesitamos ayuda profesional. Y no porque tengamos un trastorno mental, sino porque está evidenciado que el ser humano en las diferentes etapas de su vida necesitará este acompañamiento para salir adelante y seguir explorando en sus talentos, a fin de volverse una persona mucho más resiliente, con más capacidad y que logre sus objetivos de vida.

¿De qué manera están requiriendo las instituciones a los profesionales de psicología?

Hay instituciones que toman este tema como prioridad y hacen las contrataciones debidas. Sin embargo, hay muchas otras que no lo hacen. Pongo un ejemplo: cuando hablamos del reclutamiento y selección del personal, es decir, la elección del personal idóneo que nos acompañará en nuestras organizaciones, muchas veces el psicólogo no está a la cabeza de este proceso, sino que son los mismos jefes quienes eligen. Desde allí estamos partiendo con un deficiente proceso, por lo tanto, no se está dando el valor que necesita nuestra profesión y no se contrata al profesional de calidad.

¿Cuál es el trastorno mental más diagnosticado en el Perú?

A partir de la pandemia se mostraron muchos trastornos, y no porque a partir de allí empezaron a formarse, sino que se hicieron visibles al cambiar nuestra rutina. A nivel general podemos decir que los trastornos más persistentes son la depresión y ansiedad. Y para el 2030 se estima que estos sean las primeras causales de ausentismo laboral. Ya no falta mucho, cinco años, y lo que estamos viendo desde ahora nos está mostrando que nos acercamos con una rapidez increíble a ese momento.

En mi practica privada veo a adultos padeciendo por circunstancias que sufrieron en los primeros años de vida, que los marcaron, limitaron y ahora como adultos les impide relacionarse adecuadamente. Por ejemplo: tener una pareja estable, relacionarse con otras personas o ser constante en algún trabajo. Nos damos cuenta cómo la infancia o los primeros años de vida del ser humano son importantísimos y marcan, para bien o para mal, el ser adulto de la persona. A veces es mucho más difícil trabajar esto cuando somos adultos porque arrastramos muchas heridas emocionales o traumas.

¿Cuál es la diferencia entre ansiedad y depresión?

Nosotros como seres humanos vivimos en nuestro día a día, tenemos nuestras cosas que hacer, rutina, preocupaciones, etc. A eso se le llama el aquí y el ahora. Estamos en este momento tú y yo teniendo una conversación, estamos concentradas en lo que estamos haciendo. Sin embargo, hay personas que pasan mucho tiempo posicionadas en el pasado, en lo que vivieron en otros años, en su juventud, y viven su vida solamente anhelando lo que no pudo ser. Estas personas viven por lo general en un modo donde su estado de ánimo tiende a ser la tristeza. Pero cuando esta tristeza se prolonga por mucho tiempo y les impide desarrollase en sus áreas de vida, esto las lleva a ausentarse y vivir solas. Entonces, por lo general, desarrollarán depresión.

La depresión es un trastorno mental donde hay un desajuste en el cerebro. A veces hay personas que dicen: ‘Báñate, cámbiate, alístate, salgamos y así se te va a pasar lo que estás sintiendo’, y no, la depresión no es así tan sencilla. Para la depresión necesitamos contar también con la ayuda de un psiquiatra para el tratamiento farmacológico, que va a ir de la mano con el psicológico. La depresión nos impide disfrutar de la vida como lo hacíamos anteriormente, incluso nos impide tener un propósito de vida, lo que nos limita conectar con cosas que antes nos alegraban. Ahora simplemente es un estado de apatía profundo y que se mantiene por mucho tiempo.

¿La depresión te puede llevar al suicidio?

Por supuesto. Sin embargo, también hay personas que tienen depresión y no necesariamente tienen pensamientos suicidas. Pero cuando ya hay una persona que tiene estos pensamientos necesitamos otro tipo de intervención más delicada. De hecho, las estadísticas en Lambayeque respecto a las tentativas de suicidio son muy grandes.

En cambio, cuando hablamos de ansiedad nos referimos a ese estado que nos lleva a salir de nuestro presente, del aquí y ahora, e ir con una mirada hacia el futuro que nos genera mucha preocupación. Y nuestro cuerpo empieza a sentir esa preocupación. De repente nuestro corazón comienza a latir mucho más rápido, nuestras manos comienzan a sudar, nos ponemos pálidos, nos desconcentramos de lo que hacemos, comenzamos a tener pensamientos acerca de un futuro desfavorable de la vida, lo que nos genera ansiedad, una preocupación excesiva.

A veces las personas piensan que la ansiedad es al cien por ciento negativa. La ansiedad es una emoción. La ansiedad, inclusive, en dosis moderada, nos permite lograr nuestros objetivos de vida, porque sin ansiedad no tendríamos ese impulso para organizarnos, ponerle un poco de rapidez, ahínco a lo que tenemos que hacer. En dosis moderada, la ansiedad en nuestra vida es beneficiosa, siempre y cuando se sepa manejar.

Cuando hablamos de un trastorno de ansiedad ya tenemos que darle otro tipo de mirada porque estamos en una sobreagitación constante, donde no nos podemos concentrar, no podemos estar tranquilos haciendo algo, porque constantemente estos pensamientos se disparan y estamos pensando que nos va a ir mal. Todo esto impide como que me pueda vincular en un espacio sano y saludable con los demás y conmigo misma.

Algo que se ha visto últimamente, especialmente en los adolescentes, son casos de bipolaridad. ¿Por qué?

Esto es muy delicado porque estamos utilizando términos de la psicología o psiquiatría para simplemente describir algún síntoma que puede ser aislado a un trastorno. Por ejemplo, si vemos a una persona que en la mañana está contenta y a la noche está fastidiada decimos: ‘¡Qué bipolar eres!’. Igual sucede con la depresión y la ansiedad. Para hablar de un trastorno bipolar este tiene que ser evaluado y diagnosticado.

A rasgos generales, la bipolaridad es cuando una persona pasa de un estado de exaltación a uno de depresión de un momento a otro. Pero tenemos que ver que hay otros indicadores. Es normal que ahora tú y yo conversemos tranquilas, pero luego nos den una noticia que nos ponga tristes. De repente, luego alguien nos hace enojar y vamos a entrar en la emoción de la rabia y eso no necesariamente quiere decir que las dos seamos bipolares.

¿Qué reflexión final nos dejaría?

Quiero dirigirme a nuestra población para recordarle la importancia de cuidar nuestro bienestar. A veces pensamos que estos temas, que los problemas que tenemos, o que las cosas que sentimos, ya se nos van a pasar, que será cuestión del tiempo, una salida, o de solo ir al gimnasio, actividades que están bien, que nos ayudan. Sin embargo, tenemos que comenzar a mirar dentro de nosotros. Y para eso es necesario que nos permitamos acompañarnos por profesionales como los psicólogos, que estamos en condiciones de poder escucharlos, de entender el mundo emocional de cada una de las personas que vienen y, a través de herramientas, ayudarles.

Los psicólogos no nos creemos nunca superiores a nadie, porque también tenemos nuestros problemas. Lo que hacemos con esa persona que viene en búsqueda de nuestra ayuda es mirarla con ojos de amor, porque desde el amor podemos también servir. Y, a través de ese amor, entender que solamente es un problema, un estadio en la vida de esta persona que por ningún motivo deja de ser valerosa, importante, valiente y maravillosa. Simplemente está pasando por un momento en el que necesita este acompañamiento y luego va a seguir con ese camino resiliente que le espera. No tengamos miedo de acudir al psicólogo, porque estamos para ustedes, para acompañarlos y escucharlos, siempre desde la confidencialidad que su vida se merece.

Leer más