En el marco del mes de la salud mental, es crucial visibilizar una problemática que afecta a miles de personas en el Perú y que, a pesar de algunos avances, continúa siendo un reto pendiente para las autoridades y la sociedad. La salud mental, definida como un estado de bienestar en el que cada individuo es capaz de desarrollar sus propias capacidades, afrontar las tensiones normales de la vida, trabajar de manera productiva y contribuir a su comunidad, ha ganado relevancia como un tema prioritario en la agenda pública y de políticas sanitarias del país.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado – Hideyo Noguchi”, se estima que más de 6 millones de peruanos padecen algún tipo de trastorno mental, siendo la depresión y la ansiedad las condiciones más comunes. Sin embargo, se observa una brecha significativa entre la cantidad de personas afectadas y las que reciben tratamiento adecuado. Esto se debe a factores como el limitado acceso a servicios de salud mental, la escasez de especialistas y el estigma social que aún rodea a quienes enfrentan estas dificultades.
La región Lambayeque no es ajena a esta realidad. Según la Dirección Regional de Salud (DIRESA), el 25% de la población local ha experimentado síntomas relacionados con la salud mental en algún momento de sus vidas. Además, la pandemia de la COVID-19 exacerbó este problema, incrementando los casos de trastornos afectivos y de conducta en niños, adolescentes y adultos mayores. El confinamiento prolongado, el aislamiento social, la pérdida de seres queridos y la incertidumbre económica fueron detonantes para el incremento de los cuadros depresivos y de ansiedad en la población.
Políticas de salud mental en el Perú: Avances y desafíos
El Ministerio de Salud (MINSA) ha implementado diversas políticas y estrategias en los últimos años para enfrentar esta situación. Entre ellas, destaca el Plan Nacional de Fortalecimiento de Servicios de Salud Mental Comunitaria 2018-2021, que propuso la creación de Centros de Salud Mental Comunitarios (CSMC) en distintas regiones del país. Estos centros buscan brindar atención integral, promoviendo la rehabilitación psicosocial y la reintegración de las personas con trastornos mentales graves y persistentes.
Actualmente, existen 208 Centros de Salud Mental Comunitarios a nivel nacional, pero su número sigue siendo insuficiente para cubrir la demanda existente, especialmente en zonas rurales y en comunidades con alta vulnerabilidad. La cobertura de estos servicios es limitada, y muchas personas deben trasladarse largas distancias para recibir atención, lo cual dificulta el acceso oportuno y continuo a los tratamientos.
La implementación de políticas intersectoriales también ha sido un aspecto relevante para la promoción de la salud mental en el Perú. Programas como “No Estás Solo” y “Te Escuchamos” han contribuido a la detección temprana de casos y a la atención a víctimas de violencia familiar y abuso sexual. No obstante, el desafío persiste en la articulación efectiva de estas iniciativas con los gobiernos regionales y locales, así como en la asignación presupuestaria adecuada para su sostenibilidad.
La importancia de la prevención y la sensibilización
La salud mental durante la infancia y la niñez se enfrenta a graves desafíos en el Perú, donde la violencia intrafamiliar y el abuso en sus diversas formas constituyen una amenaza constante para el bienestar emocional de los niños y adolescentes. De acuerdo con el Programa Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), 7 de cada 10 menores han sufrido algún tipo de violencia en su entorno familiar, siendo el maltrato físico y psicológico los más recurrentes.
El impacto de estas experiencias adversas en la niñez puede manifestarse a corto y largo plazo, con síntomas como ansiedad, depresión, problemas de conducta y dificultades en el desarrollo socioemocional y cognitivo. Además, los niños expuestos a violencia temprana tienen un mayor riesgo de desarrollar trastornos mentales graves en la adultez, lo que perpetúa un ciclo de deterioro de la salud mental a nivel familiar y comunitario.
A pesar de la gravedad de esta situación, persisten barreras culturales y sociales que limitan la denuncia de estos casos y el acceso a servicios de apoyo. Muchas víctimas, especialmente en zonas rurales, no reciben la ayuda necesaria debido al miedo, la falta de conocimiento sobre sus derechos y la desconfianza en las autoridades. Por ello, se hace imperativo fortalecer las campañas de prevención, sensibilización y educación en salud mental, para que desde temprana edad se promuevan entornos protectores que garanticen el desarrollo pleno y saludable de los niños y adolescentes.
La prevención de la violencia y la promoción de la salud mental deben ir de la mano. Se necesita un enfoque integral que involucre a la comunidad, las escuelas y las familias, para fomentar una crianza basada en el respeto, la comunicación y el apoyo emocional. La capacitación de docentes y agentes comunitarios, así como la implementación de programas de intervención temprana en salud mental, son acciones claves para mitigar el impacto de la violencia en la niñez y garantizar que los menores crezcan en un entorno seguro y favorable para su bienestar.
Un llamado a la acción colectiva
Frente a esta realidad, es necesario un esfuerzo conjunto entre el Estado, la sociedad civil y el sector privado para fortalecer el sistema de atención en salud mental. Se requiere la implementación de más Centros de Salud Mental Comunitarios, la formación y contratación de profesionales de la salud mental, y la reducción de las barreras de acceso a los servicios de salud, especialmente para poblaciones en situación de pobreza y extrema pobreza.
Asimismo, es urgente combatir el estigma y la discriminación hacia las personas con trastornos mentales, promoviendo una cultura de respeto, empatía e inclusión. La salud mental no es solo responsabilidad de los servicios médicos; es un asunto que compete a toda la sociedad, y en ese sentido, la comunidad juega un papel fundamental en el proceso de recuperación y rehabilitación de quienes atraviesan estas dificultades.
El mes de la salud mental es una oportunidad para reflexionar sobre nuestra salud emocional, para apoyarnos mutuamente y para exigir políticas públicas que garanticen el derecho a una atención de calidad y equitativa. Solo con un enfoque humano y solidario lograremos un Perú más saludable, donde el bienestar mental sea un pilar esencial para el desarrollo de las personas y sus comunidades.
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Correo electrónico: urpequegarciaricardo@gmail.com
respuesta de Febe el 2022-07-22.
exelente lluvia de bendiciones
respuesta de Febe el 2022-07-22.
exelente lluvia de bendiciones
respuesta de Mario Monteza el 2018-09-18.
Todo suena muy bonito pero con que dinero se van a realizar de donde piensa sacar esa plata para hacer sus propuestas, ademas se sabe que cada elección entra mas gente a la convulsionada municipalidad con cuanta gente va a llegar Ud, a la municipalidad.
respuesta de Daniel Farro el 2018-08-11.
Dice todo lo que ya se sabe (alcantarillado, agua, basura, pistas, veredas, etc) no hay que ser un genio para darce cuenta de eso, lo que no dice es como va a hacerlo con que plata, JLO esta con una deuda de 300 millones de soles, puede presentar 100 3D si quiere eso es muy facil pero como lo va a hacer, como mejorará el crecimineto burocratico desmedido de la municipalidad (el gobierno le da 11 millones y el gasto es de 14 millones), como convatirá la delincuencia, eso ni lo menciona, dice que tiene 3 tipos de funcionamineto de parques, ojo que el funcionamiento de un parque es muy distinto a un diseño de parque eso lo hace cualquiera, hasta un estudiante de Arquitectura. Señores analicen a sus candidatos, no solo en sus promesas sino como realizará estas.
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