Cuatro años después de su primer mandato, en ceremonia en el Capitolio de Washington y en medio de un ambiente de misticismo producto de sus intentos de asesinato y con una legitimidad sin precedente, el lunes 20 de enero, Donald J Trump juró como el presidente número 47 de los Estados Unidos de Norteamérica. Trump, fiel a su estilo, pronunció un polémico discurso en el que refrendó aquello que ya había manifestado durante su campaña electoral.
Con una postura un tanto mesiánica y llena de simbolismos, el nuevo inquilino de la Casa Blanca promete combatir con “años de abandono” en los que entre otras cosas incluye reforzar fronteras, recuperar la economía y fortalecer la posición de Estados Unidos en el mundo. Veamos a continuación algunos puntos clave de lo que él mismo ha denominado la Agenda 47, una serie de controversiales medidas que pretende llevar a cabo durante su nuevo mandato.
La agenda 47, impulsada por la administración Trump, representa un cambio significativo en la política exterior e interior de los Estados Unidos. Se caracteriza por un enfoque nacionalista, inspirado en la Doctrina Monroe y bajo el lema de "America First", priorizando los intereses estadounidenses por encima de los acuerdos multilaterales. Esta agenda propone una postura más proteccionista en términos comerciales, un mayor control sobre las fronteras y una política exterior más intervencionista. Las medidas de Trump buscan fortalecer la economía estadounidense, reducir la dependencia del petróleo extranjero y limitar la influencia de China en la región.
Medidas clave de la agenda 47
En cuanto a las medidas clave de la Agenda 47, el proteccionismo económico es uno de los pilares principales. Trump ha insistido en la necesidad de imponer aranceles a las importaciones extranjeras, para proteger las industrias nacionales. Esta medida podría afectar las relaciones comerciales principalmente con sus competidores internacionales más cercanos, pero también con países como el Perú, quien se ha consolidado como uno de los principales socios comerciales de China en la región pudiendo golpear su emergente industria especialmente en sectores clave como la agricultura, la minería y los textiles, siendo que el mandatario norteamericano ha advertido un posible incremento arancelario a las mercancías que salgan del puerto de Chancay, nuevo hub sudamericano.
A pesar de una reciente comunicación telefónica entre mandatarios respecto a la importancia de cooperar en torno a puntos en común, existen elementos críticos como la cuestión de la soberanía de Taiwán y la integridad territorial China, que podrían impulsar como en el primer período una guerra comercial con consecuencias globales.
Otro elemento importante que se ha anunciado es la eliminación del Green New Deal y la revocación del mandato sobre vehículos eléctricos, impulsando la producción de combustibles fósiles. Este cambio de rumbo podría afectar las inversiones en energías renovables a nivel global y beneficiar la producción petrolera estadounidense, lo que podría resultar en una reducción de costos para países industrialmente activos aumentando la oferta, pero también podría tener una repercusión importante en términos ambientales.
La cuestión del canal y migrantes
La administración Trump también ha expresado su intención de recuperar el control del Canal de Panamá, argumentando que se encuentra bajo la influencia de China. Esta postura podría generar tensiones geopolíticas en la región y afectar el comercio internacional, incluyendo las exportaciones que utilizan esta ruta marítima. El presidente panameño José Raúl Mulino ya ha respondido estas declaraciones manifestando que el canal es y seguirá siendo panameño, cuyas palabras han sido refrendadas por sendas marchas en la capital, expresiones que reafirman la soberanía del mismo.
Un elemento crucial para Trump y su secretario de estado Marco Rubio es la Política de Inmigración y Control de Fronteras. Se han brindado instrucciones para una política migratoria más estricta, incluyendo la deportación de indocumentados y la continuación de la construcción del muro en la frontera con México. Esta postura podría redirigir los flujos migratorios hacia el sur, aumentando la presión sobre países latinoamericanos para colaborar en el control migratorio. Esta medida ha sido una de las primeras órdenes ejecutivas que Trump ha puesto en marcha en su primer día de reincorporado como jefe de Estado, que ya ha merecido respuesta, por ejemplo, de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, quien no solo ha criticado el carácter unilateral de la medida, sino que ha respondido con la política “México Te Abraza”, buscando incorporar a la población migrante a la economía mexicana.
Otra de las medidas iniciales dictadas desde el despacho oval ha sido el retiro del Acuerdo de París, una importante herramienta multilateral para combatir el cambio climático. USA se retiró del Acuerdo de París sobre el cambio climático, evidenciando su rechazo a las políticas de energía limpia y buscando incrementar el uso de combustibles fósiles, aumentando la oferta en el mercado internacional lo que podría ayudar a abaratar costos y también significar un retroceso respecto la iniciativa antes mencionada.
Respecto a la Guerra Ruso Ucraniana, Trump ha iniciado conminando a su homólogo ruso Vladimir Putin a poner fin a la guerra con Ucrania, donde también ha ejercido presión para que esto ocurra, para ello no ha descartado incluso una cesión territorial. Trump ha sugerido que la economía rusa se está viendo afectada y que el país tendrá "grandes problemas" si no se llega a un acuerdo, dichas palabras ya han obtenido respuesta del líder ruso quien ha respondido estar “abierto al diálogo” para lograr una “paz duradera”. Queda por ver si dichas medidas tendrán éxito y lograrán mediar entre ambas partes para que así sea.
Una mirada hacia América Latina
La agenda 47 plantea desafíos para América Latina y Perú. El proteccionismo comercial estadounidense podría afectar las exportaciones, mientras que la política migratoria más estricta aumentaría la presión sobre los países de la región. La rivalidad entre Estados Unidos y China podría generar tensiones y obligar a países como el Perú a equilibrar sus relaciones con ambas potencias. A pesar de ello el presidente norteamericano ha sido claro al afirmar que es mayor la necesidad de la región hacia los Estados Unidos que viceversa, reflejando el nivel de importancia que su administración le está otorgando a la región.
Visto lo visto, la agenda 47 representa un cambio de paradigma en la política estadounidense, con un enfoque nacionalista y proteccionista. Las medidas implementadas han generado tensiones comerciales y geopolíticas, que tienden a mirar primero hacia adentro. Esto es una postura “vintage” de las relaciones internacionales, con un enfoque más del siglo pasado. La retórica presentada por Trump enfatiza en la coacción como mecanismo de negociación y descuida en cierta medida la existencia del Sur Global. Enfrentar una administración de esta naturaleza puede ser un dolor de cabeza no solo para China, su principal contendor, sino para más de un gobierno.
Finalmente, y en un contexto de reestructuración del orden internacional, es importante saber que de realizarse un mejor desarrollo de parte de las potencias competidoras la brecha de poder existente podría reducirse. De lo contrario y en caso de que la potencia norteamericana pueda ser capaz de evitar conflictos externos y enredos innecesarios y perjudiciales, esta podría incrementarse.
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(*) Politólogo | santacruzcarranza@gmail.com
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