Resulta una novedad cuando un extranjero desea quedarse a vivir con nosotros y es el caso del padre Juan Sima, sacerdote jesuita norteamericano, que con sus 79 años nos sigue acompañando con su alegría, su creatividad y espontaneidad. Somos muchas las personas que estamos agradecidas, desde niños, jóvenes y adultos, por su labor misionera en el Perú y por todo el bien que sigue haciendo.
Recientemente, a inicios de este mes celebró sus 60 años como jesuita y deseó celebrarlo con nosotros como signo de agradecimiento por su vocación de servicio. Es una peculiaridad muy propia de él celebrarse, ya sea un cumpleaños o un año más de vida consagrada, como un “niño ilusionado” por su fiesta. No lo hace por sus regalos, sino porque es su modo de compartir su alegría y de estar con nosotros, sus amigos. “Celebrase” en la experiencia espiritual significa dar gracias a Dios por todo el bien recibido.
INTERÉS POR EL PERÚ
En padre Jhon Ross Sima Sj, nació el 5 de octubre de 1939 en Chicago. Su papá se llamó Jhon, su mamá Marian y tiene dos hermanos. Cuando tenía 12 años, en una de las asignaturas de su colegio, estudió al Perú y viendo las fotos de la gente de los andes, su vestimenta colorida, la admiraba y se decía: “Pensar que nunca voy a estar por allí”. Sin pensarlo, la vida y la misión lo trajeron al Perú.
Entró a la orden religiosa fundada por San Ignacio de Loyola, la Compañía de Jesús (Jesuitas) en 1958 y a los pocos años, cuando terminaba filosofía, se abría la misión jesuita para el Perú y es así cómo comienza su misión. Llegó sin entender, ni hablar castellano. Estudió tres meses en la escuela de Cieneguilla, practicó el castellano hasta marzo en el noviciado de Huachipa, hoy sigue siendo un castellano “masticado”, pero comprendemos las palabras y las reflexiones fundamentales que deseamos escuchar para nuestras vidas.
Posteriormente se trasladó a Arequipa para trabajar en el Colegio San José de los jesuitas, enseñando matemáticas y biología en primer y segundo grado de secundaria.
Juan Sima se caracteriza por su dinamismo pastoral, que lo hace ser muy distinto al paradigma de un sacerdote tradicional. Su labor como docente la acompañó con actividades pastorales, como por ejemplo jefe scout y en vacaciones viajaba a varios pueblos de la costa arequipeña.
En 1967 viajó a Bilbao – España para estudiar teología por cuatro años y en 1971 se ordenó sacerdote en Chicago.
OBRA PASTORAL
En 1973 regresó al Perú, al distrito de El Agustino, en Lima, lo que denomina el papa Francisco “la periferia”, una periferia marcada por la inseguridad y la violencia, donde trabajó en la parroquia “Virgen de Nazareth” y en el centro social de servicios educativos. Interactúo con grupos juveniles, catequesis de confirmación, además apoyó en el proyecto de mejoramiento de calles y viviendas para una mejor calidad de vida de los habitantes del distrito. Fueron 20 años que acompañó a la gente en el día a día de El Agustino junto con otros compañeros jesuitas.
Entre 1987 y 1993 trabajó como capellán del Hospital Hipólito Unanue, años muy marcados por la violencia política que también experimentó el miedo frente a las amenazas y a la vez expresó su solidaridad y compromiso a favor de la vida y la paz junto a su pueblo.
En 1985 empezó a trabajar con el barro y lo que comenzó como “hobby” poco a poco fue transformándose en una experiencia profunda de fe, de imaginación, de contemplación, de oración, de encuentro con Dios y con los demás, donde la palabra es consuelo, esperanza, sanación, liberación y donde el espíritu actúa de manera nueva y diferente. Este interés por el trabajo con arcilla lo llevó a organizar el primer “Retiro de arcilla” en el año 1988 y desde entonces los realiza anualmente.
En 1991 publicó su libro “El barro nos habla de Dios”, en el cual cada tema de oración es motivado con imágenes de la biblia y del mundo del barro, seguido de un trabajo silencioso, activo de imaginación y contemplación hasta alcanzar el diálogo con Dios, luego es palabra compartida en una experiencia comunitaria.
En 1993 trabajó en el centro de espiritualidad de Breña en dirección espiritual y retiros.
Ante la noticia de la enfermedad de su mamá viajó a los EE.UU. y realizó su labor pastoral hasta el 2002 en la parroquia San Ignacio de Chicago y ese año regresó a Arequipa donde vivió tres años y trabajó en el Centro Loyola, desarrollando programas de formación personal.
LLEGADA A CHICLAYO
Desde el 2005 hasta el 2008 trabajó en la parroquia de Tacna con la misma dinámica y creatividad que lo caracteriza. El 2009 llegó a nuestra “Cuidad de la Amistad”, lugar esperado para fundar la “Casa del alfarero” y donde enseña con paciencia y perseverancia a moldear el barro a partir de historias de los “alfareros” y las “alfareras”, textos bíblicos y relatos de nuestra cultura. Él acompaña semanalmente a los grupos de oración, jóvenes de voluntariado jesuita y al Centro Juvenil Quiñones, donde está la población juvenil más vulnerable y herida.
Colabora en el programa de reinserción social del Poder Judicial- SOA (Servicio de Orientación al Adolescente), pastoral de movilidad humana – migraciones de la Diócesis de Chiclayo y eventualmente acerca la celebración de la Eucaristía a muchas personas con algunos cambios litúrgicos que no están establecidos por las normas litúrgicas de la iglesia, pero que son tolerables para quienes conocemos el Evangelio y su persona.
Reducirnos a la norma no permite al Espíritu actuar y expresarse, como lo deja proceder el padre Juan Sima con mucha libertad y naturalidad, sin ninguna intención “banal”. Finalmente a esta narración biográfica del padre Juan Sima que llegó a mis manos por el mismo, me atreví agregar otras características suyas que no son halagos o vanas glorias, sino un verdadero reconocimiento y admiración personal por sus 60 años como jesuita, por su entrega, por su camino recorrido y por su trabajo silencioso que sigue realizando desde la fe y desde su compromiso social.
Gracias Juan por todo el bien que sigues haciendo en medio de nosotros desde el rincón de una casa de retiros en Chiclayo, donde el silencio hace más bullicio y tu labor es una muestra de ello.
(*) Estudiante de Derecho – USAT.
respuesta de Zaida Torres el 2018-10-08.
Dios nos ha bendecido por tener a un sacerdote ejemplar.. Solo agradecer por su gran labor... Por su entrega con los más necesitados... Por su apoyo incondicional.. Dios lo bendiga
respuesta de Lidia Sanchez Morales el 2018-10-07.
El Padre Juan es único... y la casa del alfarero una exelente obra.
respuesta de Anggie el 2018-10-07.
sin duda alguna el padre Juan Sima es una bendicion! es siempre grato escucharlo.
respuesta de Sonia Tuesta el 2018-10-07.
Agradezco la presencia y trabajo de Juan Sima en nuestro paÃÂs. Que muchos más nos sumemos al cuidado de la casa común con tanto entusiasmo y creatividad
respuesta de Maritza Jiménez el 2018-10-07.
Solo puedo darle las gracias a Dios por poner en nuestro camino al padre Juan Sima... gracias padre por el gran labor que hace por nosotros... bendiciones y que Dios camine siempre a su lado.
respuesta de Maritza el 2018-10-07.
Solo puedo darle las gracias a Dios por poner en nuestro camino al padre Juan Sima... gracias padre por el gran labor que hace por nosotros... bendiciones y que Dios camine siempre a su lado.
respuesta de Maritza Jiménez el 2018-10-07.
Solo puedo darle las gracias a Dios por poner en nuestro camino al padre Juan Sima... gracias padre por el gran labor que hace por nosotros... bendiciones y que Dios camine siempre a su lado.
respuesta de giordano mancastroppa el 2018-10-07.
Gracias Juan por tu lindo ser.....un niño alto y fuerte...ma con el corazòn tierno y presente.....siempre!
respuesta de Omar el 2018-10-06.
Excelente... El buen y querido Padre Juan Sima que Dios lo siga bendiciendo
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