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PANORAMA SINCRÓNICO DE LITERATURA LAMBAYECANA

Escribe: Nicolás Hidrogo Navarro*
Edición N° 946

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La región Lambayeque, es un espacio socio-geográfico de la parte norte del Perú que tiene alrededor de 1’260, 650 mil habitantes (INEI, 2015), pero solo una docena de escritores conocidos y leídos a medias. Sin embargo, hay una caterva rugiente de casi una treintena que reclama lectoría y espacio en la historia y sociedad, entre poetas, cuentistas, novelistas, ensayistas y otros tantos diletantes que hacen compañía a la comparsa.

 

En los últimos treinta años la media de títulos de texto literarios ha sido de 16 libros al año. Es a partir del 2010 (efecto postnobel) que el incremento de la actividad editora ha subido considerablemente –pasó de 13 libros al años en los 90; 16 al 2000) a 23 textos por año, en el rigor, solo textos literarios. Sin embargo, este incremento editorial parece no significar necesariamente incremento de lectores. Es que acá funciona la lectoría coactiva escolar de “lo que recomienda y pide el docentes en la escuela y el colegio”, el resto no cuenta. Esto que se denomina “autores oficiales”, son los únicos cuyas ventas de sus libros están relativamente asegurados, por imposición del plan lector, el resto de autores venden sus textos a cuentagotas y casi con el semblante de penuria y mendicidad. Sin embargo, no necesariamente los autores oficializados, son necesariamente mejores que los que no figuran en un currículo oficial, un prospecto de admisión o un plan lector. Pero, también, no necesariamente “los mejores autores con sus mejores poemarios o libros de cuento o novelas” para todo público o especializado, son necesariamente lo mejor, pertinentes y aptos para el sistema escolar, para lectores niños o jóvenes. En este caso “la calidad” se subordina a la pertinencia pedagógica.

 

Hay que ser claros y decir que el Estado a través de sus entes específicos de cultura, llámese Ministerio de Cultura, Ministerio de Educación, en los últimos 25 años, desde que feneció CONCYTEC como ente promotor de edición de libros, ya no han vuelto a  tener los creadores literarios esperanza alguna de financiamiento para sus producciones literarias. Se tienen creados órganos para promover la cultura, pero es una función fantasma y ficticia, solo en el papel, en la práctica, solo hay una realidad concreta: los poetas y narradores en el Perú en general se hacen escritores con su bolsillo y punche personal.

 

Como no hay fondo editorial, mecenas, editores que apuesten por autores y obras literarias, los autores se tiene que hacer la autopublicación con sus propios recursos. Todo el mundo sabe que no hay un solo autor que viva de la literatura (Ni el narrador chotano, Andrés Díaz Núñez, el único autor regional con más de 23000 ejemplares de Rastros sangrantes vendidos). La pregunta es ¿si sabemos esta realidad, por qué es que siguen escribiendo sino tienen mercados ni lectores? Es la pasión. Algunos sobreviven complementariamente con la venta de sus obras, pero en general casi todos los autores tienen una fuente laboral principal que es de donde viven y sostiene familia. Si bien la literatura no es fuente de ingreso económico, es fuente de placer y satisfacción personal. Y esto ha sido como un filtro de selección natural generacional y de pertinacia literaria: en cada generación literaria han partido una veintena y solo el tiempo se ha encargado de depurar y han quedado finalmente solo dos o tres sobrevivientes como máximo por cada generación. El resto ha fugado a las labores hogareñas, a la domesticación laboral o ha trocado sus obsesiones por otras pasiones.

 

 

 

FODA DE AUTORES

Fortalezas

  • Hay una creciente falange de autores noveles para el recambio generacional, con mejor perspectiva por su formación profesional docente y mejor calidad de creación por mayores, mejores lecturas, competitividad circulera, que las existentes en generaciones pasadas que estaban limitados.
  • Tradición poética y narrativa norteña se ve nutrida por leyendas urbanas, lecturas cosmopolitas y un mayor espectro de lectura contemporánea, lo que da como resultado mejor nivel consciente a la hora de escribir.
  • Se está logrando un mayor prestigio por la ceración literaria, lo que hace que se formen nuevos creadores con valore agregados a su primitiva inspiración, por una mayor valoración de autolecturas y asistencia a talleres literarios o aprendizaje social en círculos literarios.

 

Oportunidades

  • Oportunidades de la tecnología, como blogs, Facebook, páginas especializadas, de dar a conocer la obra literaria y someterla a juicio, valoración y comentario, opinión y exige mayor cuidado y control de calidad en la creación.
  • Creciente surgimiento de nuevos grupos literarios que dan vida e impulso a la actividad literaria y le generan mayor competitividad por rivalizar en hacer mejor las cosas.
  • Nuevas oportunidades de autores por ingresar a una propuesta de lectura de educación superior y del sistema que los obliguen a editar y producir con mejor calidad sus textos-

 

Debilidades

  • Desvirtualización de la bohemia como actividad inherente al quehacer literario, por una actividad más rufianesca, exhibicionista, lumpenezca que proyecta una mala imagen a la actividad creadora y manche a todos los creadores.
  • Escaso apoyo oficial para promover actividades literarias, conferencias, encuentros, ferias de libros y auspicio mismo de edición de nuevos textos, lo que limita la frecuencia de actividades culturales.
  • Resistencia a la crítica literaria moderna y viejas prácticas de comentario impresionistas fofos de obras en la presentación, lo que no coadyuva al crecimiento del autor literario.
  • La falta de lecturas entre autores (no se leen unos a otros por ego y complejo de supremacía literaria) lo que origina que no haya una valoración entre los mismos autores, sobre todos en las polaridades: los de las generaciones de los 60-70 no leen a los de los 90-2000 y viceversa.
  • Ausencia de una actividad reflexiva del quehacer estético, lo que ha estacando a la actividad creadora empírica, simplista, repetitiva, remedona y con escasa trascendencia nacional y universal, por no llegar a la actividad interpretativa, crítica y valorativa del quehacer literario.
  • Inexistencia de una tendencia estética con base teórica y postulados innovadores como para crear una corriente o movimiento literario de alcance y trascendencia nacional y continental, por la falta de madurez y liderazgo en el quehacer literario: se ha caído en lo doméstico simplificado en la siguiente frase: “Soneto en la mañana, venta de poesía en la tarde y yonque en la noche”.

 

Amenazas

  • Inmadurez y recrudecimiento de las rivalidades intestinas existentes entre los creadores literarios que terminen siendo un pésimo ejemplo de lenguaje procaz sin ideas, solo insultos, bajo nivel cuasi delincuencial y deriven en mala imagen para sus lectores y comunidad en general.
  • Invasión incontenible de los mas media, videos juegos, e internet mal empleados que terminen sepultando el ideal de nuevos lectores y habituales lectores literarios.
  • Creciente competitividad de libros de autoayuda en los colegios que desplacen a obras de literatura regional y detengan la edición de nuevos valores por falta de apoyo y vinculación del sistema educativo con los creadores literarios

 

 

Hay un río subterráneo de autores y lecturas inéditas en la región Lambayeque, hay un caudal vacío de lectores que no llegan a los autores ni los autores llegan a ellos, lo que está generando un desconocimiento de qué lo que hay y no en materia literaria. Muchos siguen creyendo que la literatura lambayecana, desde hace 32 años, se siguen centrando en seis autores: Nicanor de la Fuente Sifuentes NIXA, Alfredo José Delgado Bravo, Carlos Camino Calderón, Mario Puga Imaña, Andrés Díaz Núñez y Mario Flrorián Díaz. Cuesta y nos resistimos a creer que en la región coexisten entre vivos y muertos: Rully Falla Failoc, Hildebrando Briones Vela, Raúl Ramírez Soto, Mariana Llano, Carlos Bancayán Llontop, Emiliano Niño Pastor, Max Dextre Camacho, Ricardo Rivas Martino, Víctor Hugo Parraguez, Dandy Berrú   Cubas, Pedro Manay Sáenz, Gilbert Delgado Fernández , Beder Bocanegra Vilcamango, Larcery Díaz Suárez, Mario Gastelo Mundaca, Víctor Díaz Monje, Gilberto Maxe Suxe, Bruno Buendía Sialer, Bernardo Tineo Tineo, Javier Villegas Fernández, Teresa Liliana Menor Alarcón, Joaquín Huamán Rinza, Nicolás Hidrogo Navarro, William Piscoya Chicoma, Dagoberto Ojeda Barturén, Arturo Rodríguez Serquén, Leonela Másquez Solís, Matilde Mesones Montaño, Mariana Llano, Cromwell Pierre Castillo Cabrejos, César Boyd Brenis, Ernesto Facho Rojas, Nilton Chafloque Córdova, Segundo Alfonso Vásquez Tirado, etc. El menú literario es más amplio de lo que muchos creen, el problema es que estos resultan “ilustres desconocidos”, para quienes no les interesa el quehacer literario evolutivo, porque ni los investigan ni han leído sus textos, se los juzga de a oídas. No tenemos derecho a calificar a ningún autor literario solo por su nombre o saber solo el título de sus obras o el comentario quizá tendencioso de otros. Se tiene valor y autoridad para juzgar a un autor si se ha leído sus obras y mucho más si se lo ha leído comprensivamente, con herramientas intelectuales teóricas de crítica y con finalidad estética literaria.

 

*Narrador, docente universitario, gestor cultural, cronista, editor, crítico literario, fundador y Coordinador General de Conglomerado Cultural.

 respuesta de Manuel J. Masquez Quintana el 2023-11-08.

Señor Nicolás, es este un excelente análisis respecto al oficio de escribir y leer tambien, lo felicíto por ello y le agradezco porque además aquí menciona a una parientita mía, Leonela Masquez Solís que desconocía tener, y que tampoco conocí porque falleció hace poco. Ahora entiendo porque siento esa necesidad y gusto por escribir. Le estaría más agradecido si me contestara a mi correo y poder hacerle una consulta. Gracias.

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