Chiclayo atraviesa el momento más crítico de su historia por el colapso de sus redes de alcantarillado y la falta de Drenaje Pluvial frente a las intensas lluvias registradas desde el mes de febrero.
La falta de planificación, de previsión, de manejo honesto de sus presupuestos, nos ha llevado a tener una provincia en su mayor parte pestilente y con exposición a una epidemia que atenta con la salud de sus habitantes.
Más de cincuenta años que no se han cambiado las redes, a ello se suma la falta de mantenimiento año tras año, con una carencia de dirección técnica profesional incapaz de haber planificado desde la empresa del agua y alcantarillado cómo ir solucionando este problema de hace más de 35 años en que se dijo habría que ir modernizando este sistema, que mantiene cañerías obsoletas que revientan y hunde cada día a la ciudad.
Estamos en serios aprietos y todos tenemos que actuar, la indolencia no nos puede ganar, la clase profesional tiene que estar a la altura de estas circunstancias y exigir al Ejecutivo que urge la aplicación del Plan Integral del Saneamiento Básico y Drenaje Pluvial para Chiclayo, Lambayeque y Ferreñafe.
Lo demandamos el millón doscientos mil habitantes que no podemos vivir más en una situación de vulnerabilidad frente a fenómenos naturales como el recientemente vivido. No olvidemos que con o sin lluvias el colapso de redes es permanente y ante ello nada se ha hecho con carácter integral. Basta mencionar que EPSEL, la empresa que debe administrar de manera correcta el saneamiento en 27 municipios de los 38 que tiene el departamento, ha llegado al punto de destinar dinero del mantenimiento del sistema a otros fines, como pavimentaciones por ejemplo.
Para tener un desarrollo sostenido no cabe duda que debemos contar con servicios básicos de calidad y ello son el agua, alcantarillado y el drenaje pluvial. Creo, sin temor a equivocarme, que los chiclayanos no queremos por ahora otra obra de trascendencia que no sea el Plan Integral del Saneamiento básico.
En Chiclayo Metropolitano que comprende los distritos de Chiclayo, José Leonardo Ortiz, La Victoria y Pimentel, urge de una inmediata inversión para atender esta problemática que hoy en día atravesamos.
En setiembre del año 2016, EPSEL, emitió un informe técnico detallado sobre el estado real del sistema de alcantarillado, el mismo que hizo llegar a la Oficina de Defensa Nacional, Civil y Seguridad Ciudadana del Gobierno Regional de Lambayeque.
En este documento el gerente general, Néstor Salinas Vásquez, refiere que el alcantarillado en Chiclayo Metropolitano es de tipo separativo y que solo existen redes para transportar aguas servidas domésticas y urbanas, las que son recolectadas a través de la red de colectores y conducidas hasta las plantas de tratamiento para su proceso biológico.
Detalla en su informe que la malla colectora del alcantarillado está conformada por 536 mil 598 kilómetros de tuberías de concreto simple normalizado, concreto reforzado, PVC, fibra de vidrio y otras. Además refiere que se cuenta con siete estaciones de bombeo de aguas servidas: Leguía, El Amauta, Villa Hermosa, Derrama Magisterial, PP.JJ. Sur de la Victoria, Los Álamos y Galilea. A ellos se suman los emisores Norte Norte, Norte Central y Sur.
En este informe se deja sentado que de los 41 colectores principales, 19 de ellos se encuentran en mal estado con algunos tramos en regular y buen estado de conservación.
En esta lista está el colector Próceres con 20 años de antigüedad, colector Salas con 19 años, colector Salas Sur con 41 años de antigüedad, en José Leonardo Ortiz, y el colector Francisco Cabrera, en el centro de Chiclayo, cuyo tramo afectado tiene 78 años de vida.
Igualmente, la parte dañada del colector Leguía tiene 58 años y 60 años una parte de la tubería del colector Pedro Ruiz. Asimismo se considera al colector Luis González, colector Piura Sur, colector Quiñones, colector Miguel Grau y otros.
Sin embargo, lo que Salinas Vásquez al parecer olvidó mencionar es que EPSEL no fue capaz de cumplir los objetivos y metas del primer Plan Maestro Optimizado - PMO, aprobado por la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento – SUNASS, para el quinquenio 2009 – 2014. Este plan, para el que se tenían recursos con carácter de intangible, consideraba la ampliación y mejora de los servicios, pero además la micromedición como mecanismo para el sinceramiento de las tarifas. Gran parte de las millonarias pérdidas de EPSEL se deben a que la empresa no factura la totalidad del agua que suministra. El clandestinaje es una razón.
Salinas Vásquez también olvidó decir que en la administración municipal de Roberto Torres Gonzales, cuando esta tenía el control absoluto de la paramunicipal, parte del dinero del PMO se destinó a la construcción de pavimentos en Campodónico y el pueblo joven San Martín, y, lo que es peor, que él como jefe del área de Proyectos de EPSEL dio el visto bueno para que los casi siete millones de soles de la reserva del plan maestro se usen en fines constructivos concernientes a la comuna provincial. No en vano Néstor Salinas es investigado por el Ministerio Público.
En este caso la Contraloría General de la República no solo halló perjuicio contra la entidad, sino también responsabilidad penal para los funcionarios que tuvieron en sus manos la decisión.
Otro detalle que omitió es que, por ejemplo, el viejo colector de Francisco Cabrera pudo haberse renovado en el 2012 si es que el proyecto de 28 millones de soles que ejecutó la municipalidad de Chiclayo para renovación del saneamiento en el casco central hubiera tenido un expediente técnico correcto. Él fue jefe del área técnica que lo elaboró y parte del fracaso de dicha obra, paralizada hasta hoy, es también su responsabilidad.
Ahora, con desvergüenza absoluta, el gerente general de EPSEL espera que por un nuevo PMO se le entreguen a EPSEL más de 580 millones de soles. La pregunta es, ¿para qué si la empresa no ha sido capaz siquiera de gastar los nueve millones que recibió para prevención del Fenómeno El Niño?
No sabemos las razones por las que Néstor Salinas dio el salto de jefe técnico a gerente general de EPSEL tan pronto inició la gestión del actual alcalde de Chiclayo, David Cornejo Chinguel. En todo caso, es el burgomaestre quien deberá explicar algún día las motivaciones.
Volviendo al tema del saneamiento. Resulta condenable que hasta el momento EPSEL no haya podido hallar una solución definitiva a la controversia que mantiene con la empresa ejecutora del proyecto de mejoramiento de los emisores principales de Chiclayo, valorizada en 89 millones de soles y que desde noviembre del 2016 está paralizada, con el incalculable daño que este retraso representa no solo para el óptimo funcionamiento del sistema, sino también para la salud pública.
Por otro lado, la red secundaria del área de influencias de la cuenca del emisor Sur es antigua y está dañada con presencia de sedimentos y basura, problema que demanda que EPSEL realice trabajos de mantenimiento los que obviamente no se han ejecutado y allí tenemos los resultados que hoy en día presenciamos.
En la evaluación técnica se puntualiza que algunos de los factores que influyen en el colapso del saneamiento son los eventos extraordinarios del Fenómeno de El Niño, pues la intensidad pluvial que se produce genera un detrimento en la ciudad por la falta de un drenaje pluvial. El resultado es la sedimentación de las tuberías y con ello las obstrucciones, los represamientos y el colapso del sistema.
Una segunda causal es la instalación de los colectores con pendientes inferiores a las mínimas establecidas. La antigüedad de la red es otro factor, tal como se evidencia en la degradación de las tuberías de concreto.
Y por último, están las obras de saneamiento inconclusas de las municipalidades, como sucede en el distrito de José Leonardo Ortiz.
Así tenemos, por ejemplo, el proyecto de saneamiento en la urbanización San Carlos y de Carlos Stein, el proyecto de los subcolectores.
Cabe mencionar que José Leonardo Ortiz tiene 36 puntos críticos, con colectores y subcolectores colapsados, que han originado hundimientos y aniegos, por lo que las condiciones de salubridad no son favorables para la población y existe peligro alto de inundación, tal como ha quedado evidenciado en las últimas semanas.
Y como si la situación fuera la mejor, el alcalde de Chiclayo, como presidente de la Junta de Accionistas de EPSEL, anunció que la empresa dejará de cobrar la tasa de desagüe y alcantarillado en los 27 distritos que opera. ¿Cuál es el criterio? Según él, un espíritu de democracia con la ciudadanía por el pésimo servicio que recibe.
Por la decisión, que surtirá efectos en los recibos de marzo, abril y mayo, EPSEL dejará de recibir más de cuatro millones de soles que bien servirían para dar mantenimiento al alcantarillado, pero además incrementará su pérdida anual que supera los 13 millones de soles. Siendo así, sabemos entonces en manos de quiénes está el saneamiento básico. Sus grandes ideas, que magnificadas podrían llamarse “ideotas”, no sorprenden.