La periodista y docente de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana, Karla Picart, analizó los principales desafíos que enfrentan los comunicadores en Cuba y en América Latina. Desde su experiencia académica y profesional, expuso limitaciones estructurales, tecnológicas y políticas que condicionan la práctica periodística en la isla.
En su intervención, Picart recordó que el país vive bajo un bloqueo económico, comercial y financiero de más de 60 años, lo que restringe el acceso a plataformas y herramientas básicas para el ejercicio periodístico. “En Cuba no está abierta la posibilidad de utilizar Zoom, ni siquiera con VPN. Tampoco podemos acceder a TikTok, Spotify ni a plataformas de verificación de datos”, señaló. Agregó que estas limitaciones afectan tanto a la labor de los reporteros como a la docencia universitaria.
Picart también describió el impacto de la crisis energética en la vida cotidiana y en el trabajo de los medios. Explicó que las termoeléctricas del país, de origen estadounidense, presentan dificultades para conseguir repuestos debido a las restricciones comerciales. “La semana pasada tuvimos un colapso general, el país entró en blackout. Se podrán imaginar lo complicado que es hacer periodismo sin electricidad y sin internet”, relató.
Ante este panorama, aseguró que los periodistas deben recurrir todavía a recursos como el teléfono fijo para garantizar la comunicación. “Mientras en muchos países ya se da por descartado, en Cuba sigue siendo una vía importante”, dijo.
Medios estatales y nuevas dinámicas
Respecto a la estructura mediática, recordó que en Cuba todos los medios son públicos y pertenecen al Estado. Según explicó, esto incide directamente en la construcción de la agenda informativa. “La comunicación se configuró de tal manera que posiciona el estatus quo del Estado y del Gobierno. Cualquier disidencia se percibe como traición”, afirmó.
Mencionó que en 2023 se aprobó la Ley de Comunicación e Información, junto con la Ley de Transparencia, lo que abrió espacios para fortalecer el acceso a fuentes oficiales. Sin embargo, advirtió que persiste una lógica de control. “El conservadurismo todavía dicta la manera de hacer comunicación en Cuba”, expresó.
En este contexto, señaló que han surgido medios alternativos que llenan vacíos informativos no cubiertos por la prensa estatal. Estos proyectos, dijo, han logrado captar audiencias interesadas en temas cotidianos y de proximidad. No obstante, precisó que muchos de ellos dependen de financiamiento extranjero, principalmente de Estados Unidos, lo que genera tensiones sobre su legitimidad.
Economía y precarización laboral
Otro de los aspectos resaltados fue la fragilidad económica del sistema de medios. Picart explicó que, al ser medios presupuestados, los salarios son bajos y muchos periodistas deben recurrir al pluriempleo para sostenerse. “La incorporación de la publicidad como fuente de financiamiento es muy reciente y aún limitada”, comentó.
Señaló además que la fragmentación de audiencias ha acentuado la crisis. “En Cuba, cuando el mundo ya considera a Facebook obsoleto, todavía sigue siendo la red social más usada. Pero cuesta entender que las redes sociales son el espacio actual para ganar audiencias”, indicó.
La docente destacó que el fenómeno de la desinformación golpea con fuerza al país, tanto por la disputa de audiencias como por la falta de transparencia en la información oficial. “Muchas veces no se da la noticia en tiempo ni se explica realmente lo que ocurre, y eso alimenta discursos externos que califican a Cuba como un estado fallido”, señaló.
También advirtió que la irrupción de la inteligencia artificial representa un desafío adicional. “Todo esto ha venido a reconfigurar la manera en que entendemos y hacemos periodismo”, expresó.
Un periodismo desde el sur global
Pese a las dificultades, Picart insistió en la necesidad de que los periodistas latinoamericanos refuercen la formación y las redes de colaboración. “Nos toca seguir estableciendo alianzas, encuentros y diálogos para ofrecer alternativas frente a la polarización mediática”, manifestó.
Concluyó que la meta debe ser construir una comunicación propia desde América Latina, que muestre logros sociales y culturales, y no solo las precariedades. “Podemos seguir defendiendo lo que somos y apostando por el mejor periodismo para nuestra patria grande”, afirmó.
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