La edición 2019 de Mixtura (la feria gastronómica más importante de la costa del Pacífico) no será en Chiclayo y probablemente vaya a Trujillo.

Ni por asomo los organizadores piensan en Chiclayo, salvo que estén ciegos, debido a que la ciudad ofrece solo la enorme variedad de platos de la cocina regional, local y la mestiza, porque Chiclayo también es ahora mostrador de la cocina cajamarquina, amazonense, sanmartinense y otras.

No estamos en condiciones de ofrecer seguridad, comodidad, higiene y servicios baratos.

Asaltos a la luz del día, basura por todos lados, desagües colapsados, caos vehicular, desorden, platos con ingredientes cuestionables, mozos mal educados y sucios, baños que son un asco, hoteles con estrellas que no alumbran, etc.

Ni hablar de los precios, cobran como Gastón en Lima y dan servicio de carretilla.

Digo esto con el permiso de los pocos restaurantes de calidad, encabezados por el internacional Fiesta Gourmet, o el Cántaro en Lambayeque, o Mi Tía en la esquina de Elías Aguirre con Colón, y los nuevos emprendimientos como Don Picante de Melissa Burga Doig y Pierre Rivas en Los Tumbos 109, Santa Victoria.

Para Mariano Valderrama, el ideólogo de Mixtura, debe saberle a trago amargo no poder traer la vitrina a Chiclayo, ya que aprecia y estudió con detenimiento nuestra singular y variada cocina.

Tanto que considera que el Chifa China no envidia a ninguno de Lima y del extranjero, porque es cocina “sincrética” o “acholada” como dicen algunos.

Podríamos tentarlo para el 2020 o para el 2021 (coincidiendo con los 200 años de vida republicana) y para eso debemos trabajar desde ahora, convencidos que sí  podemos, encabezados por el Gobierno Regional y los municipios provinciales y distritales.

Para evitar las engorrosas y burocráticas comisiones, el plan debe formar parte de los programas gubernamentales regionales y locales.

Experiencias hay.

Una de ellas, el Festival de la Chicha que la Facultad de Ciencias Histórico Sociales y Educación, FACHSE, de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, organizó para poner en mostrador la bebida nacional con miles de años asentada en las cromosomas de los oriundos “de por acá”.

Oportunidad para difundir la deliciosa cocina regional, la cocina zañera, la morropana, ferreñafana, o la de Batangrande con su “causa tapada” que se saborea en el desayuno, o el “tamal en fuente” de Picsi, o la cocina de Callanca, sin olvidar la de los “pueblos” ubicados a la vera de la carretera panamericana vieja, etc.

Es un reto para todos y en particular para las nuevas autoridades como ingrediente de su trabajo ordenando y normalizando la región.

A ver Anselmo, Marco, Rony, tienen la palabra.