En la sociedad actual, el acceso a la educación superior se ha convertido en una de las principales metas para las familias, quienes ven en las universidades una oportunidad para que sus hijos logren una formación profesional y, con ello, un futuro prometedor. Sin embargo, al llegar a este punto, muchos padres se sienten distantes o desconectados de la experiencia universitaria de sus hijos, lo cual puede generar incertidumbres tanto para los estudiantes como para ellos mismos. Es crucial reflexionar sobre el rol que juegan los padres en esta etapa tan significativa de la vida de sus hijos, pues, lejos de ser solo un apoyo económico o logístico, su involucramiento puede ser un pilar fundamental para el éxito académico y emocional de los jóvenes.
El proceso universitario no es solo un desafío académico, sino también una transición emocional y social. Los estudiantes se enfrentan a nuevos entornos, nuevas responsabilidades y un sinfín de decisiones que pueden generar ansiedad, dudas y estrés. En este contexto, los padres continúan siendo una fuente de apoyo emocional, aunque el papel que desempeñan debe evolucionar conforme sus hijos crecen y se independizan. A diferencia de los años escolares previos, en la universidad los jóvenes tienen la oportunidad de tomar decisiones más autónomas, pero esto no significa que el apoyo de los padres deba desvanecerse.
Es importante que los padres, en lugar de imponer su voluntad, ofrezcan un acompañamiento comprensivo y respetuoso. Saber cuándo intervenir y cuándo dejar que sus hijos enfrenten los desafíos por sí mismos, es un arte que se va perfeccionando con el tiempo. Si bien el deseo de proteger a los hijos de las dificultades es natural, es igualmente importante permitirles desarrollar habilidades de resolución de problemas, gestión de tiempo y tomar decisiones conscientes. Los padres pueden seguir siendo una voz de confianza, que, sin interferir directamente en las elecciones académicas o personales, se mantenga disponible para orientar y escuchar cuando sea necesario.
La comunicación
La comunicación es clave en este sentido. Los padres que fomentan un diálogo abierto, sin juicios, permiten que sus hijos se sientan cómodos compartiendo sus inquietudes y logros. Al mismo tiempo, es esencial que los padres se informen sobre las dinámicas y exigencias de la vida universitaria para poder ofrecer consejos prácticos y realistas. Las universidades, por su parte, tienen la responsabilidad de crear espacios y mecanismos para mantener a los padres informados sobre los avances y necesidades de los estudiantes, sin invadir su privacidad, pero asegurándose de que los padres puedan involucrarse de manera constructiva.
Además, el rol de los padres en la vida universitaria de sus hijos no debe limitarse a la relación con los estudios. Es crucial que los padres reconozcan la importancia de la salud mental y el bienestar emocional de sus hijos durante esta etapa. El estrés académico, la adaptación social y las dificultades personales pueden generar presión, y es allí donde la empatía y el apoyo emocional de los padres cobran una relevancia incalculable. Sin duda, una familia que entiende los desafíos emocionales y psicológicos que atraviesa su hijo durante la universidad puede ofrecer un respaldo más sólido que contribuya al bienestar general del estudiante.
Un entorno de bienestar
Las universidades, además de ser instituciones encargadas de la formación académica de los estudiantes, tienen un papel fundamental en la construcción de un entorno que fomente el bienestar integral de ellos. Sin embargo, este compromiso no debe limitarse solo a los estudiantes, sino que debe extenderse a sus familias, particularmente a los padres de familia, quienes siguen siendo una de las fuentes más importantes de apoyo emocional y, en un mundo cada vez más interconectado y demandante, las universidades tienen la responsabilidad de involucrar a los padres en el proceso educativo, reconociendo que su rol es clave no solo en los primeros años de vida de los estudiantes, sino también durante su formación universitaria.
El paso por la universidad puede convertirse no solo en una etapa de crecimiento académico, sino también en un proceso de desarrollo personal enriquecedor para todos.
(*) Psicólogo, coach profesional y coordinador de Artes - Bienestar Universitario de la Universidad Señor de Sipán.
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