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EL SELLO DE SEGUNDO CARRASCO: MAESTRO PROMOTOR DE LA CULTURA

Escribe: Semanario Expresión
Edición N° 951

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La dedicación puesta por el educador Segundo Carrasco Morales a la difusión cultural lo llevó hace algunos años a emprender la formación de “Chiclayo Canta y Baila”, una agrupación de excepcional composición, cuyas representaciones arrancaron – estoy seguro – más de una lágrima de emoción a sus espectadores. Detrás de cada estampa, de cada alegoría, siempre está su sello.

 

Conocí a Segundo Carrasco en el 2008, cuando con su agitado hablar coordinaba todo para una presentación de “Chiclayo Canta y Baila” en una de las ceremonias organizadas por Expresión para premiar a los mejores del año. “Destaca nuestra vestimenta”, me decía en cada ocasión, invitándome a observar los elementos con los que se lucían los danzantes de la agrupación. Así noté, por ejemplo, que las bailarinas de tondero llevaban por aretes una representación del ave mítica en picada, iconografía propia de Lambayeque que se remonta a los mochicas. Esos detalles, siempre han sido propios de él.

 

DE VENA CULTURAL

“Chiclayo Canta y Baila” había nacido en febrero del 2004, justo en el día de la amistad, y parece que la fecha fue propicia para el desarrollo que con el tiempo logró el equipo humano que lo conforman. Amistad han desbordado en sus interpretaciones, amistad han cultivado dentro y fuera del país, con amistad nos invitaron a conocer más allá de la danza.

 

Sin embargo, para cuando Segundo Carrasco fundó su agrupación este ya tenía un largo camino en la movida cultural. Su participación se remonta incluso a los orígenes de Llampallec de los esposos Llancari Olivera, y al trabajo que realizado a diario con sus alumnos del colegio 10119 de Íllimo, donde se ha desempeñado como educador.

 

Segundo siempre ha destacado lo que quizá es el más grande aporte de “Chiclayo Canta y Baila” a la identidad lambayecana: la investigación. Y es que el trabajo desarrollado a través de la asociación trasciende los límites de la presentación de estampas, va más allá y se ocupaba del estudio y rescate de las tradiciones festivas de los pueblos para ponerlos sobre el escenario y darlos a conocer. Así, recuerdo muy bien, que en el 2012, con ocasión de la premiación de los Mejores del Año de Expresión, maravilló a todos con la presentación de “Los Negritos de Jayanca”, una danza recuperada que se exhibía en el distrito para las fiestas navideñas y la bajada de reyes. Lo mismo sucedería después con Los Margaros de Mochumí, los Tintiles de Eten y las Pastoras de Íllimo.

 

En suma, con su asociación, logró registrar más de 40 danzas propias de Lambayeque, tanto costeras como altoandinas, porque también centró su atención en el huayno de Cañaris. El maestro es también uno de los mayores difusores del Golpe Tierra, baile previo a la aparición del tondero.

 

MAESTRO AQUÍ Y ALLÁ

Más de 30 años en la actividad cultural tuvieron para Segundo Carrasco su momento cumbre cuando fue invitado a dictar cursos por el Centro Universitario de Folklore de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

 

Con emoción compartió con nuestro medio, en la edición 849, que la decana de América le abría sus puertas a las danzas y costumbres de Lambayeque. La experiencia le resultó inolvidable, más porque después de 22 años la primera casa de estudios recibía a un lambayecano para exhibir su arte.

 

La noche de clausura del período de cursos fue apoteósica, y ahí brilló él con “Los Negritos de Jayanca”.

 

Ha paseado su arte dentro y fuera del país, ha acompañado con su electo a Fabiola de la Cuba, ha logrado campeones de marinera tradicional y tondero, ha sido reconocido por el Ministerio de Cultura, por municipios, organizaciones y, lógicamente, por Expresión como el gestor cultural que siempre ha sido.

 

Docente de escuela, maestro de universidades, formador de nuevos formadores, incansable, Segundo Carrasco hizo de las limitaciones del mundo artístico su principal soporte. Siempre ha cuestionado la falta de apoyo a la cultura tanto del sector público como privado, pero aun así no perdió el ánimo y siguió en su propósito. La pasión depositada en el arte lo llevó a convertirse en maestro gratuito de otros profesores de danzas de la región, a quienes no solo ha inculcado la importancia de la revaloración identitaria, sino también la disciplina con la que deben ejecutarse las danzas de Lambayeque, porque son muestras tangibles de la herencia de este pueblo milenario y cautivante.

 

“El progreso no se da si no se educa y culturiza a la población. Sin cultura dejamos a nuestros coterráneos sumergidos en la ignorancia y el desconocimiento y eso dificulta su desarrollo personal. No se debe olvidar que toda persona tiene derecho a la educación, sobre todo porque los jóvenes serán los impulsores de este país rico en variedades culturales”, ha dicho Segundo Carrasco.

 

Su trabajo, admirable en todo sentido, no solo le ha dado a Lambayeque mayores insumos para sentir orgullo de su cultura viva, sino que ha permitido a decenas de jóvenes especializarse en el folklore y con ello agenciarse de posibilidades para progresar. Con Segundo Carrasco se han formado muchachos de barrio, de escuela pública, de economía precaria; muchachos que hoy son profesionales y que, por encima de todo, aprendieron a amar a su tierra a través de la danza.

Que por su entrega y dedicación, sea entonces eternamente bendecido. 

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