En la actualidad, la medicina de precisión y la terapia génica se encuentran en un punto de inflexión sin precedentes, abriendo un abismo lleno de posibilidades que podrían transformar el futuro de la salud de forma radical. La terapia génica, engloba la edición genética como una de sus herramientas más poderosas y precisas. Sin embargo, este potencial revolucionario no está exento de consideraciones éticas y de seguridad que requieren una profunda reflexión y análisis. Los expertos se enfrentan a preguntas sin respuesta sobre los riesgos y beneficios de manipular nuestro código genético y cómo afectará esto a las generaciones futuras.
La medicina de precisión, antes conocida como medicina personalizada o individualizada, representa un cambio de paradigma hacia una atención médica más individualizada y efectiva. Este enfoque se basa en la singularidad de cada paciente para prevenir, diagnosticar y tratar enfermedades, impulsado por el análisis de grandes cantidades de datos y una comprensión profunda de los factores que influyen en la salud y la enfermedad.
Un cambio de paradigma
La medicina tradicional, a pesar de su eficacia general para grandes grupos de población, a menudo aplica un enfoque de "talla única" que puede resultar insuficiente para pacientes con condiciones subyacentes complejas, e incluso provocar efectos adversos. La medicina de precisión, por otro lado, adopta una visión individualizada, considerando la variabilidad genética, ambiental y de estilo de vida de cada persona. Al adaptar los tratamientos a subpoblaciones específicas, se busca maximizar la eficacia terapéutica y minimizar los riesgos, ofreciendo una atención más personalizada y efectiva.
Las herramientas clave para lograr una medicina de precisión incluyen el análisis de "Big Data" proveniente de registros médicos electrónicos y biomarcadores, que permite identificar patrones y adaptar tratamientos a subpoblaciones específicas; la Inteligencia Artificial y el Aprendizaje Automático, fundamentales para el análisis complejo de datos y la identificación de patrones sutiles; las ciencias "ómicas" (genómica, epigenómica, proteómica, etc.), que profundizan en los factores moleculares que influyen en la salud y la enfermedad; la farmacogenómica, que adapta los medicamentos a los perfiles genéticos de cada paciente, optimizando la eficacia y reduciendo los efectos secundarios; la consideración de factores ambientales, sociales y de comportamiento; y la integración con la salud pública y preventiva, que promueve la salud y previene enfermedades a nivel poblacional.
Terapias genéticas personalizadas
La medicina de precisión, con su enfoque individualizado, ha dado lugar a las terapias genéticas personalizadas, tratamientos que utilizan información genética y molecular específica de un grupo de pacientes para desarrollar intervenciones más optimizadas. Dentro de este panorama, la edición genética CRISPR ha emergido como una herramienta poderosa, permitiendo modificar el ADN con una precisión sin precedentes. La tecnología CRISPR-Cas9 abre la posibilidad de corregir mutaciones genéticas causantes de enfermedades hereditarias como la fibrosis quística o la enfermedad de Huntington, vislumbrando un futuro de terapias personalizadas que editen el genoma de cada paciente para tratar o prevenir enfermedades específicas.
Aunque estas perspectivas puedan parecer lejanas, la realidad nos muestra que la edición genética en humanos ya es una realidad, aunque con implicaciones éticas y de seguridad significativas. En 2019, el profesor He Jiankui conmocionó al mundo al utilizar la edición genética para alterar el gen CCR5 en dos bebés mellizas, Lulu y Nana, con el objetivo de protegerlas del VIH. Sin embargo, investigaciones posteriores revelaron que esta mutación también está asociada con un aumento en la mortalidad temprana, generando una fuerte condena por parte de la comunidad científica y ética. Posteriormente, un tribunal de Shenzhen declaró a He Jiankui culpable de editar ilegalmente genes de embriones con fines reproductivos. Si bien estas prácticas antiéticas fueron condenables, demostraron la viabilidad de la edición genética en humanos, así como los riesgos potenciales de su aplicación prematura.
En febrero de 2025, un equipo liderado por Ryotaro Hashizume del Departamento de Patología y Biología de la Matriz de la Facultad de Medicina de la Universidad de Mie, Japón, logró un hito importante, la posibilidad de eliminar un cromosoma extra en etapas tempranas del desarrollo embrionario, como durante la fertilización in vitro. Para este fin, los investigadores desarrollaron una variante de CRISPR-Cas9 capaz de identificar y cortar selectivamente uno de los tres cromosomas 21 de una célula con trisomía causante del síndrome de Down. Este estudio subraya el potencial de CRISPR-Cas9 para avanzar en la medicina genética, aunque los investigadores enfatizan la necesidad de superar obstáculos técnicos y éticos significativos antes de su aplicación clínica en humanos.
Por su parte, la empresa Colossal Biosciences anunció la creación de "ratones lanudos" mediante la edición genética de 10 genes, un paso intermedio en su objetivo de "desextinguir" al mamut lanudo. Este experimento demuestra la capacidad de introducir múltiples modificaciones genéticas complejas en un organismo vivo, aunque aún se requiere superar obstáculos significativos para aplicar esta técnica a elefantes y recrear un mamut funcional, a medida que se superen los obstáculos técnicos y éticos, la terapia génica personalizada tiene el potencial de transformar la medicina y ofrecer nuevas esperanzas para el tratamiento de enfermedades genéticas y adquiridas.
CRISPR-Cas9 y más allá
La terapia génica, en su búsqueda por transformar el tratamiento de enfermedades, ha encontrado en CRISPR-Cas9 una herramienta revolucionaria. Esta tecnología no solo permite la edición precisa de genes, como se investiga en el tratamiento del cáncer mediante la modificación de células inmunitarias para atacar células cancerosas, sino que también ha facilitado la creación de modelos animales y celulares para estudiar enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson y la fibrosis quística. La aprobación de Casgevy en 2023, la primera terapia génica basada en CRISPR para tratar la anemia falciforme y la beta talasemia, marca un hito como el primer tratamiento de edición genética CRISPR-Cas9 aprobado por la FDA.
Sin embargo, CRISPR-Cas9 es solo una de las muchas herramientas disponibles en el arsenal de la terapia génica. Desde su concepción inicial, la terapia génica ha consistido en introducir genes funcionales en las células para reemplazar genes defectuosos o agregar genes que ayuden a combatir una enfermedad. Este enfoque, que generalmente utiliza vectores virales para introducir el nuevo material genético en las células, no modifica directamente el ADN existente, sino que agrega copias funcionales de genes, lo que suele requerir readministración.
En la actualidad, la terapia génica con vectores virales se ha consolidado como una opción popular para tratar diversas enfermedades. Los vectores adenoasociados (AAV), conocidos por su seguridad y eficiencia, son ampliamente utilizados. Luxturna, por ejemplo, utiliza un AAV para tratar la amaurosis congénita de Leber (LCA), una forma hereditaria de ceguera, entregando una copia funcional del gen RPE65 a las células de la retina. Zolgensma emplea un AAV para tratar la atrofia muscular espinal (AME) en niños pequeños, entregando una copia funcional del gen SMN1. Elevidys utiliza un vector viral para tratar la distrofia muscular de Duchenne en niños, entregando una versión acortada del gen de la distrofina. Los vectores lentivirales, que permiten la inserción de genes en el genoma celular para una expresión a largo plazo, son utilizados en Zynteglo para tratar la beta-talasemia.
Las terapias CAR-T, que implican la modificación genética de las células T del paciente para expresar un receptor quimérico de antígeno (CAR), representan otro avance significativo. Kymriah y Yescarta, aprobadas para tratar ciertos tipos de leucemia y linfoma, son ejemplos de terapias CAR-T que no dependen necesariamente de la edición CRISPR. La terapia génica con oligonucleótidos antisentido, que utiliza moléculas cortas de ARN o ADN para bloquear la expresión de genes específicos, se utiliza para tratar enfermedades como la atrofia muscular espinal, esclerosis lateral amiotrófica entre otras.
A pesar del gran potencial de la medicina de precisión y la ingeniería genética, existen desafíos importantes que deben abordarse, como el costo de las terapias genéticas y la secuenciación del genoma, la necesidad de garantizar el acceso equitativo a estas tecnologías, las implicaciones éticas de la edición genética germinal y la protección de los datos genéticos personales.
De este modo, la medicina de precisión y la terapia génica están revolucionando la forma en que entendemos y tratamos las enfermedades. El futuro promete terapias más eficaces, personalizadas y preventivas, pero es fundamental abordar los desafíos éticos y garantizar que estos avances beneficien a toda la humanidad. La medicina de precisión tiene el potencial de transformar la práctica médica, permitiendo diagnósticos más precisos, tratamientos más efectivos y una mayor participación del paciente en su propio cuidado, representando un paso adelante hacia una atención médica más personalizada, predictiva y preventiva.
(*) Decano del Colegio de Biólogos de Lambayeque.
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