LA CORRUPCIÓN, LOS VENCIÓ
Una alegoría oriental presenta como símbolo de la sabiduría la figura de tres monos. Uno de ellos se tapa los oídos para no oír, otro los ojos para no ver, el tercero los labios para no hablar. Cuando se trata de develar la verdad y por intermedio están los intereses de la moral de la patria los tres monos sobran. El Perú necesita conocer la verdad del comportamiento de Alan García.
Es el momento de reflexionar sobre el rol que ha jugado el aprismo en el proceso político peruano, desde su origen hasta el momento actual. En su trayectoria el Partido Aprista (PAP) ha pasado por cuatro etapas. Una primera que va desde su origen hasta la década del 40 del siglo pasado, la cual caracterizamos como la etapa revolucionaria del partido. Esta etapa fue de clandestinidad y dura represión.
Una segunda que va desde los años 40 hasta 1980, caracterizada por pactos con la oligarquía y con los sectores burgueses del país, lo que le permitió dejar la clandestinidad y compartir el poder.
Una tercera etapa que comprende el primer gobierno de Alan García, caracterizado porque la inflación creció, la corrupción se vigorizó dentro del Gobierno, y el nivel de su aprobación descendió sin compasión. Permitió el triunfo de Alberto Fujimori.
Una cuarta en la que asume posiciones opuestas a las que sostuvo a sus enemigos de antes que ahora se han tornado en sus amigos/derecha, y los amigos iniciales/campesino y obreros son ahora enemigos, pues el gobernante no gobierna para ellos. En el aspecto económico su espejo es el derrotado neoliberalismo. A mitad de gestión la economía aparece como inflación y la corrupción es el padre nuestro de sus oraciones al Dios todopoderoso que le dio la oportunidad de gobernar por segunda vez el Perú.
El aprismo es una doctrina política que aparece como la representante de todos los grupos sociales enarbolando una posición de modernidad y de moralización del país.
La evolución doctrinaria del PAP está marcada por una pérdida de radicalidad política, la que sustenta la quiebra entre la primera, segunda, tercera y cuarta etapa, lo que no significa ruptura en términos de representación de clase, el PAP es la expresión de los sectores medios. La ambivalencia del aprismo es clara expresión de la ambigüedad política propia de los sectores medios.
Si el aprismo fue una estéril promesa nunca cumplida, hoy no es otra cosa que un grupo de jerarcas que viven con la ambición de lucro, olvidándose incluso de su origen social de clase media para convertirse en un grupo de amigos que desesperadamente anhelaron llegar nuevamente al poder del Estado para asaltar el fisco. Alan conoce a su entorno de amigos que le ayudan a gobernar y también a coimear.
Los factores subjetivos cumplen un papel fundamental en el PAP. En este sentido la fortaleza del partido se debe a dos factores: La figura de Alan García, líder carismático que sabe atraer y engatusar a las masas y el mensaje ideológico y la mística que transmite que presenta la tarea política del aprismo como una obligación moral a nombre de la libertad, la justicia y la igualdad.
La corrupción para el partido Aprista se ha convertido en la tumba de su popularidad. El APRA ha envejecido porque su carrera es delictuosa y perversa. No sólo sus líderes están en la base cinco y la base seis, sino también desprestigiados como es el caso del ex Ministro de Justicia. El aprismo en conjunto está viejo que no es lo mismo que estar maduro. No maduró sino que envejeció. Puede seguir ofreciendo, pero serán muy pocos los que crean.
Hoy los apristas están nerviosos y preocupados por la posible inhabilitación de postulación de Alan García respecto a las elecciones 2016 y tienen como consigna política confrontar el Poder Judicial con el Congreso, a fin de evitar que se le saque de carrera política a su máximo líder. El Poder Judicial está teñido tradicionalmente por tener un fuerte tufo aprista lo que ya comenzó a evidenciarse. Lo real es que el Poder Legislativo hará prevalecer el Informe de la Megacomisión.
Esta situación nos hace ver que la futura contienda electoral se va definir entre dos candidatas donde una de ellas ya comenzó hacer voceada por Mario Vargas Llosa.
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