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LOS ESPACIOS PÚBLICOS: ¿POR QUÉ SON IMPORTANTES Y CÓMO AYUDAR A SU CUIDADO?

Escribe: Semanario Expresión
Edición N° 1097

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El espacio público es un derecho ciudadano que debe ser garantizado por los niveles de gobierno, pero además cuidado y preservado por los usuarios. El mantenimiento de los mismos es parte de la compleja tarea que las autoridades locales y regionales aún no han podido resolver en Lambayeque, por lo que es necesaria la aplicación de planes y estrategias que involucren a los actores públicos y privados, generando consciencia y el uso responsable.

 

Sobre el tema, Expresión conversó con el director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, Gonzalo Echeandía Vanderghem, quien pone énfasis en la necesidad de articular acciones de recuperación de los espacios públicos en ciudades como Chiclayo, porque esto tiene impacto directo sobre la calidad de vida de la población.

¿Cuál es la importancia de que tanto autoridades como ciudadanos cuiden y tengan conciencia sobre los espacios públicos?

El hecho de que el ciudadano aprenda a cuidar el espacio público es la base sobre la cual se vuelca a hacer uso de este, hablamos de las calles, avenidas, parques, jardines, áreas verdes, áreas deportivas. Si tiene que cuidarlos es porque él los va a usar y porque es necesario que estén en buenas condiciones. En ese sentido, se va a realizar una mejor actividad si está bien cuidado y la autoridad tiene la responsabilidad de que esto suceda, no solamente con normas que regulen el buen uso, sino con actividades preventivas, tales como el mantenimiento.

La importancia radica en dos motivos: porque yo lo voy a usar y, por ende, tengo que cuidarlo, esto desde el rol del ciudadano,  y porque lo van a usar y debo garantizar que el espacio esté en buenas condiciones, esto como tarea de la autoridad.

Pero esto no siempre sucede, ¿por qué?

No sucede por parte del Estado debido a que le es difícil entender la importancia del espacio público y prioriza otras cosas que son mucho más tangibles y visibles que mantener un parque o un espacio en adecuadas condiciones. Tenemos, por ejemplo, al Paseo de las Musas. Si bien no es un ideal de espacio público, la gente lo usa porque lo necesita, pero ¿cuántos meses está sin iluminación?

Tenemos un espacio público en la avenida Salaverry con un hospital y nadie hace nada por recuperarlo. Y si lo han hecho, lo hicieron mal, porque no han conseguido sacar al hospital. Entonces, se dedican a hacer otras cosas y no destinan presupuesto a espacios públicos y estos se empiezan a degradar. Como consecuencia de esto, los jardines se secan, las veredas se rompen, las plataformas deportivas que tuvieron en un primer momento cemento en su base ahora están compuestas de tierra en su totalidad…

La gente igual lo va a usar porque lo necesita, los niños van a jugar en la tierra porque necesitan un espacio, pero lo ideal es que ese espacio esté bien preservado.

¿Podría decirse que el principal problema que tiene la administración pública es que destina presupuesto para construir, por ejemplo, un parque, pero se olvida del mantenimiento o cuando lo hace lejos de mejorar daña? Como ejemplo están la colocación de esmalte blanco sobre las esculturas del Paseo de Las Musas o de barniz sobre la fibra de vidrio en el Paseo Yortuque…

Si el Estado inserta en su presupuesto un monto para el mantenimiento de los espacios públicos, la realidad sería otra. Sin embargo, también sucede que el presupuesto designado para estas labores es muy recortado, que en muchas ocasiones priorizan otras cosas, pero para esto existen los arbitrios y otros ingresos que podrían ayudar.

Lo que se tiene que hacer en este tipo de casos es comprometer a la población, como punto principal. Es imposible diseñar un espacio público dándole la espalda a la población, porque son ellos quienes lo van a usar. Por tal razón, ellos son los más indicados a cuidarlo. Podría plantearse un proyecto, un plan, bien organizado, donde exista intervención de la comunidad o quizá un trabajo en conjunto entre la municipalidad y la comunidad, en el cual una parte proporcione los recursos materiales y la otra la mano de obra y de esta forma un parque se mantenga en excelentes condiciones. Sería una buena estrategia.

La otra solución es que se realice bien un proyecto y que este sea sustentable en el tiempo. Es más difícil, pero se puede. Lo otro es que existan empresas grandes que apadrinen espacios públicos y que estos se mantengan en óptimas condiciones. Incluso podrían reducírseles la tasa de arbitrios por la labor que harían. Esta alternativa sí es viable, pero necesita gestión.

También está la otra realidad: Bajo la lógica de que no se disfruta de un buen espacio público, no se pagan los arbitrios y lo otro es que si se encarga a los vecinos el cuidado de un espacio público, estos se apropian del bien e impiden que cualquier otra persona haga uso de este. Esto sucede, por lo general, con las losas deportivas.

El riesgo que se corre es ese. Por eso debe gestionarse, la gestión empieza por poner en papel los compromisos que asumen cada una de las partes, lo que debo hacer y lo que no.  Yo recuerdo que cuando era joven el mantenimiento del parque ubicado en el lugar donde vivía, incluso hasta ahora,  corre por cuenta de los vecinos y no se prohibía el ingreso a nadie porque es un parque al fin y al cabo.

El problema es la gestión, pero parece que es difícil para los gobernantes de turno sentarse a dialogar con la población.

Otro problema serio que tiene Chiclayo es la accesibilidad. De acuerdo a la ley, el 0.05 % del presupuesto debe ser dedicado a generar accesibilidad para personas con discapacidad y lo que se ve en Chiclayo son rampas que lejos de ayudar constituyen un peligro. Lo otro es la señalética, los semáforos no sincronizados, la falta de mobiliario urbano como de tachos de basura, jardineras en mal estado… ¿Cómo poder avanzar hacia la recuperación de toda esta infraestructura que no solo le genera una mejor condición de vida para la gente, sino que también hace a la ciudad más atractiva?

En este caso la solución es que el presupuesto solo se use para la labor destinada, después un equipo técnico que con seriedad trabaje el tema no micro, sino macro. Aparentemente se hacen arreglos para la revisión pero no funcionan. Si se designa a un equipo exclusivamente para ver la accesibilidad de las personas en la ciudad, para trabajar señalética u orientación, este realizará  una propuesta, un presupuesto y ejecutará el plan.  

Desde la universidad nosotros inculcamos que todos los proyectos deben tener accesibilidad de acuerdo a lo que dice el Reglamento Nacional de Edificaciones. Nosotros cumplimos con nuestra parte educando, el CONADIS convocando y orientando, pero quien ejecuta la obra pública no va en sintonía con lo que se quiere.

La contaminación visual también es grave en Chiclayo. ¿Cómo avanzar hacia una estandarización paisajística que no vulnere el derecho del ciudadano a disponer de su propiedad? En el gobierno de Arturo Castillo hubo un programa que ayudaba a los vecinos con pintura para el mantenimiento de fachadas.

Primero debe limpiarse el ruido visual: cables, postes, instalaciones que ensucian la vía pública. Luego, si queremos estandarizar en colores, creo que cada uno de los pobladores debe manifestarse de acuerdo a sus gustos.

La intención del gobierno municipal de Castillo fue buena, debido a que daba una tabla de colores y el poblador elegía el color con el que quería pintar su edificio. La municipalidad proveía la pintura y el vecino la mano de obra. La idea es buena, sobre todo para el centro de la ciudad,  que además tiene la característica de ser zona monumental. Creo que debería retomarse, pero empezar por la reducción del ruido visual.

Por ejemplo, tenemos  un anuncio luminoso, frente a un centro comercial, que se distingue desde  la entrada de Reque. Eso es contaminación visual. Paneles frente a colegios, universidades, anuncios ubicados en el parque principal, publicidad mal puesta. Todo eso debe erradicarse.

¿La informalidad y el desorden en el cuidado de la ciudad resultan ser ganancia para la corrupción?

Claro que sí. Yo pongo la norma bajo el escritorio y permito lo que no debo permitir y de acuerdo a eso empiezan los problemas de corrupción.

¿Como escuela profesional han logrado elaborar una propuesta para recuperar espacios públicos en Chiclayo?

Desde hace dos años venimos trabajando con una organización de Lima que se llama ‘Ocupa tu calle’. Ellos nos dan su experiencia en la recuperación de espacios púbicos. Entonces hay unas asignaturas que se dictan en la escuela en las que los alumnos, en el transcurso del semestre, van haciendo propuestas con los pobladores de la zona y hacen el mejoramiento. Hemos trabajado en las poblaciones aledañas a la universidad y hay buenas propuestas. Este año trabajaremos con seis asignaturas y esperamos seguir contribuyendo de esa manera a la comunidad.

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