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AURELIO, DEJAS UN ENORME VACíÂO DIFíÂCIL DE LLENAR

Escribe: Rosa Amelia Chambergo Montejo
Edición N° 1024

Partió a la eternidad Aurelio “Lolo” Matute Proaño, un hombre honrado, generoso, amable, profesional, autoridad, político, solidario, tolerante, honesto, amigo fiel, padre, esposo y dirigente excepcional, a quien conocí hace 37 años, cuando apenas iniciaba mis labores periodísticas.

 

Nunca se valió de su carnet político de Acción Popular, el partido en el que militó y por el que trabajó para el triunfo y regreso del arquitecto Fernando Belaunde Terry, quien sería por segunda vez presidente del Perú en 1980.

 

“Lolo”, que así lo llamaron sus amigos, nunca quiso aceptar ningún cargo político. Cuentan que cuando triunfó Acción Popular en las elecciones generales de aquella época y el arquitecto Belaunde hacía la relación de ministros ordenó que la cartera de Agricultura sea asumida por Aurelio, él al enterarse dijo que no. Posteriormente se realizarían los nombramientos para los cargos públicos de los departamentos del Perú y se solicitó a los secretarios generales del partido la terna con nombres de los correligionarios que asumirían los posibles cargos. Matute fue dos veces secretario general de AP en Lambayeque.

 

Al recibir el arquitecto Belaunde la terna de nuestro departamento quedó sorprendido al no ver el nombre de Matute Proaño. El presidente Belaunde llamó a “Lolo” a quien le increpó diciéndole: “¿Usted por qué no quiere ayudarme a gobernar?, le ordeno asumir la presidencia de CORDELAM y no se diga más”, a lo que Matute no le quedó ningún pretexto para negarse a  asumir el reto. Esta institución luego se convertiría en el Gobierno Regional de Lambayeque.

 

Varias obras bajo la dirección de Aurelio Matute se hicieron en aquella época, obras que hoy en día nos sirven a los lambayecanos, como la autopista Lambayeque-Chiclayo, la carretera Salas Kerguer, los parques de Motupe, Monsefú y Olmos, se pavimentaron diversas avenidas y calles en las diferentes provincias de Chiclayo, Lambayeque y Ferreñafe, se realizaron innumerables obras de infraestructura para recuperarnos del Fenómeno El Niño de 1983, articulando de manera profesional con los diversos sectores como Vivienda, Cooperación Popular, Agricultura, Salud y Educación.

 

Incorruptible, hombre de hechos, honesto como su líder Fernando Belaunde, Aurelio Matute Proaño no solo fue el hombre inteligente, diligente, caballero, sino también cumplidor de las normas y del gasto público. Siempre pidió ser vigilante del presupuesto estatal y que este se priorizará en beneficio de los más pobres.

 

Aurelio tuvo la cualidad de sentarse en una mesa de mantel fino, rodeado de personajes públicos, empresariales y famosos y, al mismo tiempo, compartir un pan con un humilde obrero o campesino en una casa de adobe, sentado en un banco o en un piso de tierra. Trataba a todos de la misma manera, con respeto, sin distingos, amabilidad y con cariño.

 

La partida de Aurelio me ha servido para recordar una anécdota. Un día un empresario de autos muy conocido en Chiclayo envío a su emisario con una caja del mejor wiski para agradarlo, ante una convocatoria de adquisición de vehículos que había lanzado en ese entonces la CORDELAM. Pretendía que Matute lo favoreciera con la compra, pero al no encontrarlo por repetidas veces en su domicilio este dejó la caja del licor en la guardianía del edificio donde vivía Matute, quien al enterarse de esto no solo se enojó, sino que tuvo que sacar de su bolsillo para pagar el servicio de taxi que llevaría al conserje a devolver el regalo que jamás aceptó. No solo ello, los pavos, patos y más regalos que llegaban de manera amable siempre los devolvió. De ello se pasaron la voz muchas personas y sabían que a él no lo podían “comprar” con nada.

 

“Lolo”, lo dio todo por la política, en el buen entender que la política es servicio y ello lo llevó a descuidar en cierto aspecto sus temas empresariales, pues fue un hombre exitoso en la agricultura. Tuvo terrenos de respetable extensión en Olmos, los mismos que perdió hace algunos años quedando prácticamente en la miseria.

 

Aurelio Matute ha muerto pobre, pero honrado, respetado y admirado no solo por sus correligionarios, a quienes deja una valla muy alta y un ejemplo a seguir, con un gran legado de valores. Deja a su única hija Carolina, para mí una joven promesa de la política, quien se enorgullece de lo que vivió 36 años con su padre, de quien reconoce su elegancia, pulcritud y amor por la buena lectura, la mejor música y las mejores películas que le enseñó a ver y que en muchas de ellas se reflejan la vida de la que un día su padre le supo hablar.

 

Es triste que el hombre que sirvió a su departamento, que un día tuvo el poder político de Lambayeque, haya muerto sin un reconocimiento estatal. Sin embargo, es digno destacar la presencia de su Colegio de Ingenieros, orden profesional a la que perteneció y que le tendió la mano en los momentos difíciles de su salud. También, destacar la presencia de correligionarios como  Mirtha Andonaire, Gianina Mujay, la familia Bartra Grosso, Socorro Ortigas, Arturo Cabrejos Silva y otros que estuvieron al lado de la familia, como Arturo Caballero con quien conversó hasta el final.

 

El año pasado Aurelio celebró sin presagiar su último cumpleaños junto a sus más íntimos amigos. Este 27 de agosto, cumpliría sus 85 años de edad, hoy lo hará en el cielo junto a Fernando Belaunde Terry, Violeta Correa, Valentín Paniagua y otros distinguidos correligionarios que partieron a la eternidad.

 

Dejas un enorme vació difícil de llenar. Descansa en paz querido Aurelio Matute Proaño.

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