Muchas veces no somos conscientes que nos vamos a morir y que debemos orar por nuestros difuntos que pueden estar en el purgatorio, pues la muerte es el paso del ser humano a la eternidad, donde le espera el juicio divino por sus actos acaecidos durante su vida terrena. Si estos han sido de acuerdo a las enseñanzas alcanzará la plenitud humana y divina en el amor y en la participación de Dios, y se irá al Paraíso. Pero si es al contrario, si el hombre no ha llevado su vida de acuerdo a los mandatos divinos, y muere contaminado por el pecado sin haberse arrepentido sincera y profundamente por las faltas por él cometidas, el nuevo estado que adquirirá al abandonar el alma de su cuerpo físico será el del castigo eterno en el infierno. Existe un tercer lugar, a donde va el alma que carece ya de culpa pero que aún no ha eliminado totalmente las huellas dejadas por el pecado, al no haber sido borradas totalmente en esta vida por la confesión, el sincero arrepentimiento y la penitencia, constituyen una pena temporal que debe ser purgada, ya que son el impedimento que hace aún imposible la unión con Dios en el cielo, y por ello la retarda hasta que la purificación del alma sea completa. Dijo el Apóstol Mateo "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios"(Mateo 5,8), y la advertencia en Apocalipsis: "En el cielo no puede entrar nada profano" (Apocalipsis 21,27).
Purgatorio, término que proviene del latín purgare, que significa limpiar o purificar, y es una condición de castigo temporal para aquellos que, aun habiendo dejado esta vida en gracia de Dios, no están completamente libres de faltas veniales, o no han satisfecho completamente sus transgresiones en vida. Es una opción que Dios nos permite por su gracia para qué, en algún momento de la eternidad, seamos dignos de estar en su presencia al haber sido limpiados totalmente de los pecados cometidos durante nuestra vida, de los cuales no nos habíamos arrepentido suficientemente, siempre que dichos pecados no fuesen mortales debido a la gravedad de los mismos.
El purgatorio es un estado transitorio de purificación y de expiación donde, después de la muerte, se purifica el alma de los pecados veniales cometidos en vida, para así poder acceder a la visión beatífica de Dios. Debido a que todo aquel que entra al purgatorio terminará entrando al cielo, el purgatorio no es una especie de infierno de donde ninguna alma es liberada. El purgatorio es la purificación final de los elegidos; la última etapa antes de gozar del Reino celestial. La duración de la estadía de un alma en el purgatorio vendrá dada siempre por la gravedad de sus faltas, y también por las oraciones que desde la t se le dediquen. Por eso se trata de un proceso radicalmente necesario para la transformación del hombre, gracias al cual se hace apto para recibir a Cristo, apto para entrar en la comunión de los santos.
Tenemos que orar por nuestros difuntos y luego ellos orarán por nosotros.
#yosoylaprincesadelrey